Además, de una buena nutrición y el seguimiento de un equipo de especialistas que se retroalimenten entre sí.
Cuando un bebé nace antes de la semana 37 de gestación se le considera prematuro. Dado que su llegada ocurre antes de tiempo (un embarazo a término, por lo general, dura entre 37 y 40 semanas), su condición casi siempre es delicada. Es por eso que la madre, junto con la familia, y un equipo de especialistas se deben dedicar de manera exclusiva al neonato para garantizar su supervivencia y brindarle una mejor calidad de vida. Los cuidados varían de acuerdo con el estado de salud del recién nacido y con su edad gestacional. “Muchas personas se guían por el peso del bebé, pero lo más importante es la edad gestacional, pues esta determina el grado de desarrollo en que se encuentra el paciente”, explica Irma Morales, neonatóloga pediatra y salubrista ambiental.
Si bien es cierto que todos los prematuros requieren un seguimiento especial, independientemente del momento en que hayan nacido, aquellos que arriban antes de la semana 28 son los más vulnerables. Estos niños pueden permanecer hospitalizados entre uno y tres meses, en la unidad de neonatos, hasta que alcancen un peso mínimo establecido y superen todas las complicaciones de salud para poder ser dados de alta.
“Se debe acompañar al paciente física, mental y socialmente y no puede salir del hospital sin haber sido evaluado primero por un oftalmólogo, un otorrino, un neurólogo y por todo un equipo interdisciplinario de especialistas que se comunican entre sí”, afirma la doctora Morales. No obstante, los prematuros que arriban después de la semana 28, cuyo peso promedio es de 1.000 gramos, también necesitan un monitoreo constante, aunque, debido a que tienen un peso superior a otros niños, presentan menos dificultades. Aun así, un equipo de médicos deberá evaluar su desarrollo neurológico, aspecto que se valora en todos los recién nacidos, su capacidad de succión, su crecimiento y desarrollo.
Educación para los progenitores
El manejo de los neonatos que llegan en un parto pretérmino no es fácil debido a que, muchas veces, estos pequeños nacen con pocas posibilidades de sobrevivir y tienen un alto riesgo de padecer problemas de salud. Por eso, los padres y la familia necesitan contar con apoyo y asesoría para entender el estado de salud de sus hijos y ayudarlos a recuperarse más rápidamente. Con el ánimo de dar un soporte permanente a las madres de bebés prematuros y a sus familias, nació en 1978 el Programa Madre Canguro. “En ese momento, el Hospital Materno Infantil, de Bogotá, atendía 50 partos diarios y no alcanzaban las incubadoras para recibir a todos los niños”, explica Lida Pinzón, pediatra neonatóloga y coordinadora del Programa Canguro.
Es por eso que el doctor Édgar Rey Sanabria, del Instituto Materno Infantil, desarrolló el método canguro en beneficio de los bebés que no culminan todo su proceso de gestación para reducir la mortalidad de esta población. Al programa ingresan aquellos que nacen antes de la semana 37 y pesan menos de 2.500 gramos.
El especialista estudió la naturaleza de los marsupiales, especie que cuenta con una bolsa en el vientre denominada marsupio, la cual recubre las glándulas mamarias y funciona como una cámara incubadora. Las crías de estos animales, entre los que se encuentra el canguro, nacen con muy pocas semanas de gestación. Tras el alumbramiento, suben a la bolsa, se pegan a las mamas de la madre y terminan de formarse con el calor y la leche materna hasta cumplir las 40 semanas. Esta técnica de imitación, ajustada en bebés humanos, ha probado ser exitosa en la atención del neonato prematuro.
El programa los acompaña desde el nacimiento y los pacientes no pueden ser dados de alta hasta que alcancen mínimo 1.800 gramos de peso. La iniciativa contempla una fase intrahospitalaria, en la cual la madre es instruida sobre la posición canguro y los cuidados del bebé. “Los pacientes salen del hospital cuando ya pueden succionar. Posteriormente, la mamá y alguien más de la familia reciben instrucciones sobre el manejo de ese niño en el hogar y deben asistir a controles médicos con el neurólogo, el fisiatra y el neumólogo, entre otros especialistas, así como acudir a una serie de charlas informativas durante un año”, añade la especialista.
o piel a piel
La segunda etapa del programa, denominada extrahospitalaria, comienza cuando el niño se integra a su núcleo familiar. Tanto en esta parte del proceso, como en el transcurso de la hospitalización, la madre mantiene a su bebé en posición canguro las 24 horas del día.
Es así como ella se ubica en posición vertical mientras sostiene al menor entre sus senos y debajo de la ropa. El pequeño no podrá abandonar esta postura hasta que pese, por lo menos, 2.700 gramos idealmente.
El propósito de que madre e hijo estén en o permanente es lograr que la mujer mantenga al bebé en una temperatura adecuada y lo estimule por medio del amor y el calor materno, convirtiéndose en una incubadora humana. El niño es alimentado, incluso, mientras se encuentra en su regazo.
Según Germán Vasallo, enfermero jefe del Plan Canguro, los menores prematuros gastan energía en diversas actividades, como al calentar la ropa que tienen puesta y, en consecuencia, bajan de peso con facilidad. La posición canguro ayuda a que el ambiente no les robe calor.
Dado que estar constantemente con el menor puede llegar a ser una labor extenuante para ella, el objetivo del programa es que el padre, los abuelos, los tíos y otros de la familia también participen y hagan las veces de canguro. Algunas investigaciones han demostrado que el papá, por su fisiología, irradia más calor y puede contribuir de manera significativa en la ganancia de peso de su hijo.
Una nutrición adecuada
El principal obstáculo que enfrentan algunos prematuros es que su incapacidad para succionar impide que puedan ser puestos al seno durante las primeras horas de vida. “La lactancia se inicia cuando el niño puede comer directamente de la madre, pues primero debe desarrollar su sistema de succión, carencia que tienen principalmente los prematuros extremos. Mientras aprende a nutrirse del seno, el pequeño es alimentado a través de una sonda. Posteriormente, si no pierde peso succionando podrá recibir leche con una frecuencia determinada”, explica la doctora Pinzón.
Germán Vasallo sugiere que se alimente al pequeño durante 20 minutos por un solo seno. “Si queda con hambre, se le puede dar leche con cucharita para que el peso que gane al comer no lo pierda succionando”, dice.
Si alcanza un peso de 1.800 gramos, el niño puede ser alimentado cada dos horas. Es muy importante seguir esta recomendación, puesto que los prematuros no interrumpen su sueño para pedir el alimento por medio del llanto, sino que pueden quedarse dormidos y se les baja el azúcar en la sangre pasadas las dos horas.
Otros cuidados
• Si en la casa conviven niños escolares, procure aislar al prematuro dado que el pequeño es más propenso a padecer bronquiolitis o infecciones respiratorias por el o con otros menores.
• Cuando cambie a su hijo, primero ponga el pañal en la superficie, luego alce al bebé y por último ubíquelo encima del pañal. “No levante sus piernas, método que se utiliza con los nacidos a término, porque el alimento se puede ir por el esófago y llegar a las vías respiratorias”, recomienda la doctora Pinzón.
• Si el niño ha abandonado la posición canguro, debe estar semisentado. Acostado, podría broncoaspirar. Si lo acuesta siempre del mismo lado, la retina no se estimula de la mejor manera. Recuéstelo un día con la cabeza hacia la derecha y al otro día asegúrese de que su mirada esté enfocada hacia la izquierda.
• Esté atento a signos de alarma como pérdida de peso, aumento de la temperatura corporal a 38 grados, la cual puede ser controlada colocando paños de agua tibia en cabeza y axilas; vómito, dificultad respiratoria o uñas de color morado.
• Recuerde que la limpieza del bebé debe realizarse con una toalla humedecida en agua tibia. Séquelo inmediatamente después para que no pierda calor. El baño con agua y jabón solo se recomienda en prematuros que pesen 2.700 gramos.
• Póngalo a la luz del día durante 15 minutos para que elimine bilirrubina, pues la elevación de esta puede causarle un daño neurológico. Asoléelo entre las 8 y 10 de la mañana y entre las 3 y 5 de la tarde. No lo exponga a la luz directa, sino a través de una ventana.
Hechos y datos
• El niño que se nutre exclusivamente con leche materna sube de peso más fácilmente. La madre debe extraerse el líquido con frecuencia para estimular la producción de la misma.
• Lo ideal es hacerle un seguimiento al menor hasta que cumpla los dos años de edad porque el prematuro tiene un alto riesgo en su desarrollo. “No queremos centrarnos únicamente en entregarles a los padres un menor vivo sino propiciarle mejor calidad de vida”, asegura la doctora Pinzón.
• Bogotá tiene la tasa más baja de muerte infantil en menores de 1 año del país. Las muertes bajaron de 1.600 en el 2007 a 1.339 en 2009.
• Pregunte en su EPS o ARS por este programa para que pueda ser remitido a alguno de los hospitales que apoyan la iniciativa.
Por Diana Bello Aristizábal
Redactora ABC del bebé