Cuando un bebé nace hay dos cosas fundamentales: el o piel a piel con su madre, que creará un vínculo afectivo para toda la vida, y la leche materna o, como la llaman los expertos, “la primera vacuna natural”, la única herramienta que tu hijo necesita en sus primeros años para enfrentarse al mundo.
No por nada, la Unicef advierte que dar leche materna a un bebé durante su primera hora de vida, podría prevenir una de cada cinco muertes innecesarias, y salvar a más de medio millón de niños en el mundo, cada año.
Además, se ha encontrado que iniciar este proceso inmediatamente después del parto, favorece la producción de leche en la madre, ya que está bajará solo si el niño succiona la glándula mamaria, por lo que se estimula su producción. De hecho, ese primer líquido amarillento que se conoce como calostro, le aporta al niño un alto contenido de inmunoglobulinas, que lo protegerá contra enfermedades, desde ese mismo instante.
El problema para las autoridades de la salud es que, con el paso de los años, amamantar se está convirtiendo en una práctica cada vez más escasa, pues muchas mujeres dejan de alimentar a sus hijos por prevenciones estéticas o mitos. Por ello, es necesario insistir en los beneficios únicos e irremplazables que este poderoso alimento aporta al desarrollo tu niño.
Inteligente regalo de la naturaleza
Otra cosa que debes saber es que se trata de un alimento tan perfecto, que varía a lo largo del día y mes a mes, ajustándose así, a las necesidades de tu pequeño en cada etapa de la vida, como lo sostiene Yvan Vandenplas, presidente y profesor de pediatría del Hospital Infantil de la Universidad de Bélgica.
Pero la leche materna no es igual en todas las mujeres: por un lado, consta de un componente genético propio de cada mamá y, por otro, parte de sus componentes se ven influenciados por el tipo de la alimentación que ella reciba.
Por ejemplo, si una madre come pescado, en su leche estarán ácidos grasos y omega 3, en una proporción mayor comparada con la de una mamá, en cuya dieta estos alimentos no van.
Así que en general, una madre debe seguir una dieta balanceada y rica en vitaminas y minerales, para que produzca una leche sin igual para su bebé. Un dato curioso es que, el bebé no recibe lo que ella comió ayer, sino que su leche es el resultado de lo que su organismo ha recibido a lo largo de la vida.
Los beneficios también son para mamá
Ahora bien, cuando las mujeres lactan no solo le están entregando a su pequeño, el mejor alimento del mundo, sino que al mismo tiempo, ellas reciben grandes beneficios. Diversos estudios han demostrado que el inicio temprano de la lactancia favorece la involución del útero (retorno a sus condiciones normales tras dar a luz), y disminuye el riesgo de hemorragias posparto.
También se ha encontrado que las madres que amamantan en forma exclusiva, durante los primeros seis meses de vida del bebé, pierden peso con mayor facilidad, puesto que la lactancia ayuda a quemar alrededor de 500 calorías adicionales al día y a su vez, esta práctica mejora la tolerancia a la glucosa y el metabolismo del colesterol. Otras investigaciones han encontrado que reduce el riesgo de padecer artritis reumatoide y de desarrollar cáncer de seno y de ovarios.
Fuente de defensas
Lo primero que debes saber, entonces, es que en cada toma de leche que recibe un recién nacido durante el tiempo que es amamantado, hay infinidad de nutrientes, vitaminas, minerales, enzimas, lípidos y otras sustancias potenciales para el desarrollo de sus funciones vitales y el equilibrado desempeño de su organismo.
Pero además, este líquido cuenta con una alta concentración de prebióticos, “sustancias benéficas entre las que se encuentran los oligosacáridos, que ayudan en la prevención de enfermedades, y son esenciales para la formación de tejidos”, como lo explica el biólogo y PH. D. Bernd Stahl, del Centro de Investigación de la Leche Materna de Danone Nutricia, ubicado en Utrecht (Holanda).
Todos estos componentes son los que hacen que la leche materna influya altamente en el sistema inmunológico de tu hijo, porque le aporta anticuerpos que le ayudan a combatir infecciones gastrointestinales y respiratorias así como otras enfermedades.
Incluso, varias investigaciones han sugerido quesus compuestos intervienen en el desarrollo cerebral y cardiovascular, y en la formación de la flora gastrointestinal o microbiota, como la comunidad médica le llama actualmente, lo que hace de ella una pieza clave en la nutrición de los niños, el funcionamiento de su metabolismo y el control, a largo plazo, de la obesidad.
¿Cómo amamantar? ¿Hay horarios?
Aunque algunos pediatras recomiendan que la lactancia sea a libre demanda durante el primer mes de vida, es muy importante asegurar que el bebé reciba alimento cada 2 o 3 horas, durante veinte minutos en cada toma. “Si el bebé pasa más tiempo sin ingerir alimento, puede presentar una descompensación metabólica peligrosa”, advierte Dianna Ramírez Prada, nutricionista dietista del Hospital Infantil Los Ángeles de Pasto.
Al respecto, muchas madres se preguntan si deben despertar a sus pequeños para amamantarlos, dado que se sabe, por estudios, que en los primeros meses de vida el sueño sirve también para el desarrollo del pequeño.
El experto añade que en el primer mes de vida se debería alimentar entre 8 y 12 veces por día, sin embargo, esto varía en función de las necesidades de cada bebé. Por esto es importante que aprendas a conocer a tu niño, identificando sus señales de hambre y saciedad, pues cada uno tiene un ritmo particular. Igualmente, resulta importante que mantengas una buena producción de leche en ambos pechos, para que no se congestionen, y la lactancia se vuelva dolorosa. La clave está en que desde el principio, alternes la alimentación por periodos parecidos en cada mama.
Al día
Luego de 130 años de investigación, la comunidad científica ha coincidido en que la leche materna es “el alimento más completo”, que puedes ofrecer a tu pequeño desde que nace y durante sus primeros meses de vida, tiempo en el que ni siquiera requieres darle agua para suplir sus necesidades nutricionales y de hidratación. Todo, absolutamente todo, lo que un bebé necesita en términos de alimentación, está contenido en el pecho de su madre y lo mejor de todo:
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