Muchos padres desconocen lo que pueden hacer para prevenir complicaciones que ponen en riesgo las funciones de estas zonas. He aquí los consejos de los expertos.
El peligro de la otitis
Según Frida Chaar de Sanabria, otorrinolaringóloga, las infecciones más comunes a esta edad son las de oído (otitis media).
“Sus síntomas son llanto sin motivo aparente y fiebre. Los niños se tocan el oído y están irritables. Cuando se complica, hay supuración o salida de líquido por el oído. En algunos casos la otitis se agrava a tal punto que produce convulsiones o abscesos detrás del oído, el cuello, el cerebro o meninges. También puede provocar parálisis facial”.
¿Qué hacer? por el riesgo que supone una infección es mejor consultar al médico en vez de intentar darle un manejo casero.
A cuidar la garganta
La amigdalitis es la afección más frecuente en esta parte del cuerpo. Se manifiesta con dolor de garganta, dificultad para alimentarse y fiebre. Por lo general, son infecciones virales, sin placas en las amígdalas, pero con gran congestión. Su tratamiento es solo con analgésicos, pero se puede complicar con infecciones de las adenoides, que son las glándulas que quedan donde termina la nariz y empieza la garganta. Estas aumentan de tamaño y producen obstrucción o taponamiento de la nariz, fiebre, tos y secreción en la garganta.
La nariz necesita atención
En la nariz se pueden producir infecciones virales o bacterianas por gripas, bronquiolitis, piscinas o aun por reflujo, con obstrucción nasal, que les impide respirar.
Los pequeños presentan secreción blanca o verde por la nariz, lo que empeora la obstrucción nasal. Se les dificulta conciliar el sueño y permanecen irritados. Requieren irrigaciones salinas, aseo nasal, y, si hay infección, antibióticos.
Los ojos
A menos que se presente una conjuntivitis, como complicación de una gripa, las infecciones en los ojos del bebé son poco frecuentes.
En estos órganos es importante practicar un examen para verificar si la agudeza visual del bebé está teniendo el desarrollo adecuado.
Según la oftalmóloga Monserrat Carulla, es preferible hacerlo durante los seis primeros meses. Más aún si hay antecedentes como: parto complicado, si hubo falta de oxígeno por demora en la salida del bebé o si es prematuro.
El ombligo preocupa
Es el punto que más preocupa a las mamás. Durante los primeros días, el ombligo debe protegerse contra las infecciones, aplicando un antiséptico en la base hasta que se caiga. Esto sucede entre la primera y la cuarta semana. Si después de la caída sangra, se debe proteger con una cura. Si el ombligo se infecta por las bacterias cercanas de la piel, sus manifestaciones son: fiebre, color rojo e inflamación. La hernia del ombligo es frecuente y se manifiesta por un aumento del tamaño en la región del ombligo. No se debe operar antes de los dos años, cuando esta existe no se deben poner fajeros, porque desaparece durante el primer año.
Formas de prevenir infecciones
El pediatra u otorrino es el único que debe decidir el tratamiento que se debe seguir con el menor. Las infecciones se previenen istrando el biberón al niño en posición de sentado, nunca acostado, pero es preferible la alimentación materna, porque protege de las enfermedades. También se debe evitar el o de la nariz con las piscinas, la istración de irrigaciones en la nariz a chorro y no movilizarlo mucho después de alimentarlo. Si hay otitis media aguda y muestra signos de complicación, hay que practicar cirugía de forma inmediata.Las amígdalas nunca se operan a temprana edad, salvo que presenten un gran aumento de tamaño, así como las adenoides, que solo se resecan si hay signos severos de obstrucción nasal e inflamación. La cirugía de senos paranasales solo se practica si hay un absceso en la órbita, que no cede al tratamiento antibiótico en casa u hospitalizado si hay complicaciones visuales.
Mónica Toro
Especial para ABC del bebé