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Riesgos y desarrollo de los bebés prematuros

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Los bebés prematuros son los que nacen antes de la semana 37 de gestación y, debido a la inmadurez de sus órganos, deben luchar constantemente para sobrevivir.
En el mundo, el límite de viabilidad de un bebé es la semana 23; es decir, antes de este periodo el feto no podrá sobrevivir y, si muere, se considera un aborto, señala Juan Gabriel Piñeros, pediatra neonatólogo, jefe del Departamento de Neonatología y de Pediatría de la Fundación Santa Fe de Bogotá.
Los niños pretérmino pueden nacer por parto vaginal, siempre y cuando no existan patologías de riesgo y puedan tolerar el trabajo de parto. Según la pediatra Luz Ángela Rozo, neonatóloga y coordinadora de la unidad de recién nacidos de la Clínica Reina Sofía, la cesárea se practica por decisión del médico, en caso de que exista una enfermedad riesgosa o complicación de la madre, un embarazo gemelar o si el niño no aguanta el procedimiento.
Estos bebés también se clasifican por rangos de peso. En general, el bebé pretérmino pesa menos de 2.500 gramos. Los que tienen muy bajo peso están entre 1.500 y 2.000 gramos; y, en caso extremo, menos de mil gramos. Asimismo, es su posibilidad de sobrevivir. El doctor Piñeros indica que “en los niños, entre los mil y 1.500 gramos, la sobrevida puede estar alrededor del 85 por ciento. Entre 750 y mil, está alrededor del 50 al 60 por ciento. Y, entre los 500 y 750, puede estar entre el 40 y 60 por ciento”.
Igualmente, entre más prematuro sea el niño hay más inmadurez, mayores riesgos de mortalidad y morbilidad. Y el nivel de sus complicaciones van a variar y a disminuir a medida que pasa el tiempo. Estas también dependen del órgano afectado, la edad gestacional del bebé y de la severidad de la patología, explican los especialistas.  “Los riesgos van desde mortalidad elevada en los prematuros de muy bajo peso al nacer hasta morbilidad propia de la inmadurez de diferentes órganos (pulmón, cerebro, corazón y gastrointestinal) que exigen una atención oportuna y adecuada para disminuir el riesgo de secuelas y complicaciones adicionales”, señala Clara Esperanza Galvis, subdirectora médica del Departamento de Pediatría y Neonatología del Hospital Militar Central y presidenta de la Asociación Colombiana de Neonatología.
Según la edad gestacional y el peso van a requerir permanecer en una incubadora. Generalmente, los menores de 2 mil gramos necesitan de este recurso porque están bajos de peso y se les dificulta regular la temperatura; su permanencia allí dependerá de la estabilidad hemodinámica. Es decir, “que los signos vitales (frecuencia cardiaca, tensión arterial, respiración y temperatura) estén estables o dentro de rangos normales –explica la doctora Clara Galvis–. En la
incubadora también se les puede suplir oxígeno en concentraciones bajas”.
La mayoría de los  bebés que pesan más de dos kilos no necesitan este tipo de recurso.
Camino a casa…
Entre más pequeño nazca un bebé, más tiempo debe estar en la clínica. Para que pueda ser dado de alta, en general, debe “regular la temperatura (más de 36 °C) solo o en ‘plan canguro’ (con ayuda de su madre); succionar adecuadamente la totalidad de la leche que necesita, sea del seno o de un biberón; no tener anemia severa y mantener buena ganancia de peso. Regular la respiración y no presentar disminuciones de la frecuencia cardiaca”, afirma Piñeros.
En casa, los padres deben estar muy atentos al desarrollo y crecimiento de sus pequeños, pues es bastante diferente al de un niño que nació a término.
Para empezar, con los bebés prematuros se debe hablar de una edad corregida y de una edad cronológica. Es decir, si el bebé nació de 30 semanas y han pasado cuatro semanas más, tienen un mes de edad cronológica y, hasta ahora, 34 semanas corregidas de edad gestacional. Este niño no puede ser comparado con otro que nació a término, que tendría 44 semanas de edad gestacional y más madurez.
Para compararlos, entonces, es necesario tener en cuenta la edad corregida durante el primer año de vida; incluso, casi hasta los dos, según el área a evaluar.
El retraso del bebé será proporcional a los meses que nació antes de tiempo. Entre más prematuro sea, afirma la doctora Rozo, por ejemplo de 28 semanas, su año de desarrollo se equilibrará más adelante, cuando cumpla los 15 meses. Por ejemplo, agrega, si el bebé “nació dos meses antes, su desarrollo estará demorado uno o dos meses, al principio, y podrá considerarse normal durante el primer año. Igual, si nació un mes antes, puede tener una demora de 15 a 20 días, al comienzo. Pero, gracias a la estimulación de la madre orientada por los programas ‘canguro’, estos bebés se desarrollan mejor y mucho más rápido y, generalmente antes del año, están casi igual o, en algunos casos, sobrepasan la habilidad de un recién nacido a término que no ha sido estimulado”.
La doctora Galvis afirma que si no hubo daño neurológico, al corregir la edad, el bebé logrará los objetivos y las etapas: “Se habla de edad corregida hasta los 18 meses. A partir de ahí, se evalúa como un niño a término. Los que tengan lesión neurológica se tardarán más y algunos no alcanzarán estos logros, pero no se puede generalizar”.
Crecimiento y desarrollo
Para Piñeros, “el niño prematuro que nació dos meses antes no sostiene la cabeza al tercer mes sino, en promedio, al quinto. No se sienta al sexto sino al octavo. No gatea al noveno mes sino a los 11 meses. No camina a los 12 sino a los 14, o un poco más. Ya después de que caminan, generalmente, se deja de corregir la edad porque ya ocurrieron los mayores eventos del desarrollo psicomotor. Ya se equilibra un poco más con los bebés a término”.
En cuanto a crecimiento, entre más extremo sea el prematuro, más tiempo se demorará en alcanzar los percentiles de peso, talla y perímetro cefálico que los niños de su edad que nacieron a término, explica la doctora Clara Galvis. La estatura se afecta mucho menos, añade Rozo, “a no ser de que haya sido un prematuro muy pequeño en edad gestacional, de 26 o 27 semanas, con retraso de crecimiento intrauterino. Pero, con un buen aporte calórico, la curva irá progresando poco a poco”.
En este sentido, la talla y peso es variable y dependerá de qué tan prematuros nacieron y qué déficit de peso y talla tuvieron. “Los que más tardan en alcanzar los valores de crecimiento adecuado son los menores de 1.000 gramos. El 90 por ciento los alcanzan en los dos primeros años de vida, y el resto van a necesitar un seguimiento nutricional más prolongado y, en algunos casos, en los que existe déficit de hormona de crecimiento, se necesita suplencia de la hormona para alcanzar una talla final adecuada”, dice la pediatra Galvis, presidenta de la Asociación Colombiana de Neonatología.
Lo importante en este aspecto es la ganancia del bebé, cada mes, y el progreso de su propia curva, añade Rozo.
Salud y nutrición
La leche materna es fundamental y debe ser istrada de acuerdo con el peso del niño. En algunos casos debe ser fortificada o es posible que el bebé requiera de suplementos y complementos, pues solo el líquido no será suficiente para sus requerimientos.
Ahora, la alimentación complementaria se realiza con la edad corregida. Es decir, “no se empieza al cuarto o quinto mes, sino al sexto o séptimo mes de edad cronológica”, afirma el médico.
En materia de salud, los prematuros en general son más propensos a presentar cuadros infecciosos, entre estos los respiratorios, como broncoespasmo recurrente o alergia respiratoria. También pueden tener secuelas neurológicas a largo plazo y padecer de reflujo gastroesofágico.
Incluso, tienden a presentar retardo del lenguaje, dice el pediatra: “Si el desarrollo de un bebé normal es a los 2 años, es aceptable que un prematuro extremo lo haga a los dos años y medio, aunque no es una generalidad”.
Cómo ayudarlos
Cuando los niños prematuros salen del hospital necesitan un programa especial (o ‘plan canguro’), y un manejo integral que les brinde atención y tratamiento durante el primer año, que incluye seguimiento por parte del neurólogo, terapeuta, oftalmólogo, neumólogo y nutricionista (expertos en este tipo de bebés).
La estimulación, en caso de un bebé pretérmino, es mucho más importante en un niño a término porque este último no tiene riesgo neurológico. “El prematuro nació cuando su cerebro estaba inmaduro, recibió muchos medicamentos, oxígeno, estuvo en situaciones vulnerables para su cerebro, entonces tiene riesgo de sufrir secuelas neurológicas de diferente tipo. Necesita una terapia de estimulación, temprana e intensiva, a nivel físico, del lenguaje y ocupacional dirigida a prematuros. Y con la terapia se garantiza que el cerebro se desarrolle al máximo”, enfatiza el pediatra Juan Gabriel Piñeros.
El trabajo es diferente con un bebé a término, pues como dice Luz Ángela Rozo, “el pretérmino se cansa fácil, su tono muscular es bajo, la succión es lenta, su coordinación todavía es inadecuada y su fragilidad acentuada. Su tiempo de alertas es menor que el de un niño a término y se mantiene más tiempo en descanso o dormitando”. Aspectos que se van aprendiendo a manejar, según expertos.
Dentro de los cuidados del prematuro también se incluye evitar infecciones respiratorias, aplicar las vacunas y brindar la alimentación adecuada. No se deben promover las visitas, en general, hasta después del tercer mes, cuando adquiera más peso y defensas.
Finalmente, se debe asistir al control y mantener un seguimiento del niño para conocer aspectos que se están o no desarrollando adecuadamente y solicitar a tiempo exámenes o terapias necesarias.
Necesidades nutricionales
Según Clara Esperanza Galvis, presidenta de la Asociación Colombiana de Neonatología, es importante que, a nivel nutricional y de crecimiento, se tengan en cuenta los siguientes aspectos para cuidar al prematuro:
• La leche materna es la ideal. Cuando pesan menos de 1.500 gr al nacer, se recomienda fortificar la leche o suplementarla con fórmula para prematuros. Si pesan más y tienen buena ganancia de peso (20 g/kg/día, por 3 días consecutivos), se recomienda la istración exclusiva de leche materna. Si no se alcanza la meta, se aconseja fortificarla o suplementarla.
• Si hay disminución en la densidad mineral ósea, se recomienda suplementar la leche con calcio y fósforo hasta los 6 meses de edad.
• Algunos necesitarán de vitamina D.
• No usar el chupo como técnica para la alimentación antes de haber instaurado la lactancia materna.
• Para el niño que no pudo ser alimentado con leche materna y requirió fórmula (parcial o total), se recomienda una que tenga los aportes protéicos, de ácidos grasos, vitaminas y otros elementos recomendados. En general, estas no requieren suplementación adicional de hierro o vitaminas.
• Es elemental el uso de hierro desde el primer mes de vida, y después de un mes de la última transfusión hasta el año de edad corregida.

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