Inicia el sexto mes de vida de tu hijo y, poco a poco, aparece la necesidad de introducir la alimentación complementaria. Llegan nuevos alimentos, sabores y texturas para tu bebé. Sin embargo, es posible que te preguntes cuál es la preparación más indicada ¿Nutre lo mismo una papilla comercial que una hecha en casa? ¿Las compotas de frutas envasadas son tan buenas como macerar la fruta por tu propia cuenta?
Un equipo liderado por investigadores del Departamento de Nutrición y Estudios de Alimentos de la Universidad George Mason (Estados Unidos) y de la Escuela de Dietética y Nutrición Humana en conjunto con el departamento de pediatría de McGill University (Canadá), se dedicó a investigar si el tipo de comida, (casera o comercial) verdaderamente influía en la variedad de la dieta que aceptaban los niños, así como en su crecimiento y su peso.
Para ello, realizó seguimiento a 65 bebés 6, 9, 12 y 36 meses de edad a quienes agruparon en tres categorías de métodos de preparación de alimentos: los que consumían fruta, carne y/o verduras hechas en casa, los que consumían productos alimenticios disponibles en el mercado y los que consumían ambos tipos de alimentos. Luego, rastrearon durante 9 meses las variaciones en la ingesta de calorías y nutrientes entre uno y otro grupo.
Las conclusiones del estudio, que fue recientemente publicado en la revista International Journal of Obesity, revelan que si bien no se encontraron diferencias significativas en el crecimiento, los bebés que son alimentados exclusivamente con comida casera acumularon menos grasa corporal en comparación con aquellos que fueron alimentados con productos comerciales.
A su vez, los investigadores descubrieron que los bebés a los que se les da comida preparada en casa, aprenden a aceptar una mayor diversidad de alimentos ya que desarrollan un paladar más adaptado a distintos sabores y texturas lo que facilita la creación de hábitos de alimentación saludable desde la primera infancia.
"Los resultados podrían influir en la prevención de la obesidad y las enfermedades crónicas asociadas con las malas elecciones alimentarias", dijo la autora principal, doctora Elise Mok, del Instituto de Investigación del Centro de Salud de la Universidad McGill y el Hospital de Niños de Montreal.
Nutricionistas infantiles y pediatras de la clínica de la Universidad de La Sabana, responden algunas dudas frecuentes de los padres que desean dar alimentos caseros a sus bebés.
No hay ninguna restricción en cuanto al suministro de verduras en los bebés, pero si es importante no suministrar verduras crudas antes del primer año de edad y ejercer buenas prácticas de higiene y manejo de los alimentos. Se recomienda dar las verduras en forma de cremas o puré. Para ello, se pueden utilizar algunas como la zanahoria, la acelga, la habichuela, entre otras. Estas pueden cocerse el mínimo de tiempo necesario para alcanzar la consistencia que se requiere. Lo ideal es dar una verdura verde y una amarilla diariamente.
La consistencia de los alimentos se debe ir aumentando gradualmente conforme crece el niño, lo que permite fomentar el desarrollo de la coordinación mano – boca, la masticación y el desarrollo del lenguaje. El bebé puede comer papillas, purés y alimentos semisólidos a partir de los 6 meses de edad. A los 8 meses, la mayoría de niños también pueden consumir alimentos que se pueden comer con los dedos. A los 12 meses, la mayoría de los niños puede consumir los alimentos familiares de consistencia sólida.
Deben evitarse los alimentos que puedan causar que los niños se atoren o atraganten (es decir, alimentos cuya forma y/o consistencia implica el riesgo de que pudieran bloquear la tráquea, por ejemplo nueces, uvas, zanahorias crudas, palomitas de maíz, etc.).
Hacia los 7 meses se pueden empezar a ofrecer las carnes en forma de puré, ya que este grupo de alimentos son fuente de proteínas, hierro, vitaminas del complejo B y vitamina A. De otro lado, hay que tener en cuenta que si existen antecedente de alergias en la familia al comer pescado, se recomienda seguir las indicaciones nutricionales dadas por el pediatra o por el nutricionista.
Es muy importante proveer dietas con un contenido adecuado de grasa. Se deben evitar preparaciones con alto contenido de grasa y buscar siempre dar una alimentación natural, baja en sal y en condimentos.
Se puede iniciar desde el sexto mes con frutas como mango, papaya o granadilla, luego utilizar frutas carnosas como banano, pera, durazno, manzana. Es conveniente darlas crudas, bien lavadas y simplemente licuadas o maceradas, para evitar la pérdida de vitaminas con la cocción. Se recomienda retirar las semillas de las frutas especialmente en el primer año de vida.