Actividades como el juego, la música, la lectura y la correcta estimulación en la edad temprana favorecerán el ejercicio articulatorio del niño.
El momento en el que el bebé emite sus primeros sonidos es inolvidable para los padres. Puede resultar divertido y muchas veces confuso. Lo cierto es que desde que este momento ocurra, empezarán a presentarse una serie de oportunidades para reforzar el habla de su hijo.
Será una tarea fácil, pues es un trabajo casi intuitivo. “El bebé envía señales todo el tiempo y lo que más necesita es un buen interlocutor. El padre debe ser receptivo a las pistas que está mandando, para reforzárselas y enriquecérselas. El pequeño puede imitar en la medida en que el papá goce con esa imitación”, señala la fonoaudióloga Olga Arango, especialista en el desarrollo del lenguaje.
¿Cómo favorecer la buena pronunciación?1. Procesos motores de la alimentación. Acciones como morder, deglutir, masticar y succionar son indispensables para que el pequeño pronuncie sus primeras palabras. Este punto es el principal prerrequisito en la producción de sonidos, pues la ejercitación muscular implicada en estas acciones ayuda a que su hijo desarrolle el habla y aprenda los primeros fonemas. La utilización de los diferentes instrumentos para alimentarlo, a medida que el bebé va creciendo, también ayuda. Por ejemplo, el niño debe estar expuesto a tomar con pitillo, a comer con cuchara y a manejar diferentes texturas de alimentos. “El problema es que los padres se queden en la dieta blanda porque no se ejercitan los órganos”, dice la fonoaudióloga Adriana Guzmán, experta en tratamiento con niños. Succión. Esta acción implica un adosamiento labial y el movimiento de alimentación se puede relacionar con la pronunciación de las letras ‘m’ y ‘p’, por ejemplo.Deglución. Al pasar el alimento, se favorecen los sonidos guturales, que son sonidos parecidos a la ‘g’. Según Arango, “por eso los bebés aprenden ese sonido rápidamente porque la deglución es innata y el menor empieza a ejercitarse con los movimientos de la lengua y del paladar que van a dar paso a la aparición de fonemas parecidos a la ‘g’”.
2. Nada de media 'lengua'. Los padres deben hablar claramente, sin dejar de consentir al pequeño. Es decir, la ‘media lengua’ puede ser pronunciada por el niño, debido a su proceso normal de desarrollo, pero no debe ser reforzada por el adulto. “Como modelos lingüísticos, se debe ofrecer claridad en lo que se habla con él; no utilizar habla ‘inmadura’ en los primeros años de vida porque está recibiendo toda la información del medio y no sabe qué está bien ni qué está mal; esto va quedando grabado como patrones, de los cuales más adelante depende la aparición de los desórdenes articulatorios”, explica Guzmán,“El lenguaje debe ser exacto, claro, fluido y sencillo. Se debe hablar pronunciando correctamente las palabras y en un tono suave. De esta manera se favorece la comprensión y la pronunciación de las mismas”, agrega.
3. Corrección sin agresión. No se debe obligar al pequeño a que pronuncie una palabra exacta, pues es normal que tengan problemas de pronunciación, a menos de que estos se conviertan en hábitos o tengan razones físicas que los ocasionen.Hay que hablarle con cariño y paciencia. No le diga ‘así no se dice’; simplemente, muéstrele cómo se pronuncia.
Errores- No se deben repetir palabras incorrectas.- No hay que actuar frente al señalamiento que le hacen los niños a las cosas. El adulto debe favorecer la producción oral del pequeño. Olga Arango enfatiza en que “el papá debe procurar que el niño produzca alguna vocalización relacionada con el objeto que señala. No debe actuar solo ante el señalamiento. Debe reforzar cualquier vocalización, así el sonido no se parezca a la palabra”.- No hay que fijar metas cronológicas. Una determinada edad no indica cuánto y cómo debe estar hablando el niño. Esto depende de su desarrollo. Es importante revisar que hacia el año diga algunas palabras; hacia los dos años, ya pueda hacer frases simples; y que después de los cuatro años vayan desapareciendo los errores de pronunciación. Para Adriana Guzmán, “la prevención de estos errores de articulación será más fácil si la familia ofrece un ambiente rico en experiencias, si actividades como el juego, la música, la lectura y la correcta estimulación se hacen desde edades tempranas respetando siempre el desarrollo normal del niño y sin adelantar ningún proceso”.
El complemento de las palabrasTenga en cuenta las siguientes recomendaciones que da la fonoaudióloga Adriana Guzmán, a la hora de comunicarse con su hijo.- La musicalidad y el tono de voz que los adultos utilizan al comunicarse es fundamental; en la medida que los tonos sean agradables, el pequeño se esforzará por imitarlos e intrínsecamente aprenderán las reglas de la entonación.- Otro aspecto importante es la estimulación paralingüística asociada al lenguaje. La palabra de los adultos no debe ser ‘plana’; es decir, sus interacciones frente a los bebés deben ser ricas en lenguaje corporal y en gestos.- Todo el lenguaje oral debe estar combinado con múltiples experiencias sensoriales; tocarlo y ofrecerle diferentes texturas, siempre hablando y explicándole lo que está sucediendo, favorece el aumento de conversaciones en casa.- Los adultos deben enseñar a los pequeños los roles de la comunicación en los papeles de hablante y de oyente. Pueden esperar a que el niño dé su respuesta ayudándole con claves como miradas y gestos cuando sea su turno. Igualmente, no se deben limitar las respuestas a un ‘sí o un ‘no’ porque eso corta las conversaciones y reanudar el tema será complicado.
¡Es hora de jugar!Pronunciar correctamente una palabra es una habilidad que se adquiere a medida que los bebés crecen y los padres pueden ser facilitadotes de esta tarea. Las actividades lúdicas son un gran ejemplo para lograr este objetivo.l Acciones como leer cuentos y emitir sonidos de personajes como animales y objetos que vayan apareciendo en la historia son una buena opción. - Asimismo, relacionar sonidos con las imágenes de los libros. Aunque los niños no produzcan inmediatamente los sonidos, estos les pueden llamar la atención y, en algún momento, pueden tratar de imitarlos. Olga Arango dice que “esa gesticulación asociada a la lectura del cuento es una de las actividades más enriquecedoras que se puede hacer para un bebé que ni siquiera hable, porque obviamente para poder hablar, primero hay que llenar ‘el disco duro’ de significados. Es como cuando uno aprende otro idioma. El bebé comprende mucho más de lo que puede expresar. Es como si su maleta de palabras con significados tuviera que llenarse para después poder usar su contenido”.- Cada sonido puede ser asociado a un instante de comunicación con los padres y, de acuerdo con el gusto del menor, él ira pronunciando los fonemas con sus órganos según una secuencia de aparición relativamente preestablecida.- Los sonidos que emiten los animales siempre serán divertidos para los más pequeños, pues disfrutan imitándolos. Cuando los escuchan, van a querer hacerlo igual y es normal que involucren todos sus órganos para lograrlo.
- También funciona la acción contraria. Si el pequeño hace un movimiento que llame la atención, como mandar un beso, el padre puede reforzarlo haciéndolo sentir que está bien y animándolo a repetirlo.
Por Karen Johana Sánchez
Redactora ABC del bebé