Durante estos doce meses, los padres pueden ver cómo su hijo crece y se desarrolla a pasos agigantados, cómo cada día, cada mes, esta persona que ha llegado a sus vidas tiene algo nuevo que mostrar, y comienza a caminar, levantar la cabeza, coger un objeto con sus dedos, probar con la boca o señalar, entre muchas otras cosas.
Para que todos estos procesos de crecimiento y desarrollo naturales lleven un buen curso y sea posible detectar a tiempo si algo está fallando, es vital que los padres lleven a su bebé a los controles con el pediatra. Este control médico debe empezar desde que el bebé está en el vientre de la madre. Ya es común que las mujeres embarazadas asistan a una
primera consulta con el pediatra. Y una vez nace, el bebé debe tener su primer control pediátrico durante la primera semana de vida, ojalá en los tres primeros días, explica el pediatra Oswaldo Mercado Hoyos.
De allí en adelante, el bebé debe tener controles cada mes durante el primer año de vida, y cada tres meses durante el segundo año.
Estos controles mensuales del primer año son inaplazables, porque “cualquier cosa que se detecte que no vaya dentro del curso normal del desarrollo debe ser corregida a tiempo para que no se encuentre una secuela en el futuro. Es decir, el pediatra contemporáneo no cura, previene. Y en lo posible debe tratar de corregir
a tiempo cualquier defecto en el crecimiento y en el desarrollo del niño”, explica el doctor Mercado Hoyos.
Los padres deben entender que estos no se realizan porque el niño esté enfermo; todo lo contrario, son necesarios para garantizar el buen desarrollo y evitar complicaciones.
Cuatro aspectos importantes
1. En el área motora gruesa, que básicamente se refiere a las actividades que tiene que desarrollar como sostener la cabeza a los tres meses, sentarse a los seis, caminar alrededor del año, subir escaleras entre año y medio y dos años.
2. El área motora fina, que es la habilidad que le da el cerebro al niño para manejar sus manos y realizar movimientos finos, como hacer pinza con sus dedos, coger un objeto o pasárselo de una mano a la otra.
3. El área personal social, cómo interactúa el niño con su madre y con su medio ambiente.
4. La evolución del lenguaje, que empieza a controlarse desde edades muy tempranas, con los sonidos guturales, luego los monosílabos, los bisílabos, hasta que pronuncia palabras, frases, etc.
Cada mes se le mide al bebé
su desarrollo físico, es decir, el peso, la talla, el tamaño del cerebro, y
estas medidas se grafican en unas curvas en las cuales hay unos carriles en los que debe permanecer el niño para así evaluar si está creciendo bien. Cualquier cambio que se presente durante el primer año de vida en todas las áreas de desarrollo del bebé puede ser atendido a tiempo cuando se realizan estos controles y, además, cuando se es madre primeriza, las citas con el pediatra pueden ser un gran momento para resolver las dudas y hablar de temores y fascinaciones en el proceso de crianza. Lo ideal es que los padres conviertan a su pediatra en un gran aliado y qué mejor que empezar por cumplir con los controles mensuales durante el primer año de vida.