Existe una estrecha relación entre el desarrollo deficiente de la microbiota intestinal de los niños, (bacterias benéficas que favorecen la digestión y la absorción de nutrientes), y la aparición de problemas de desnutrición. Así lo acaba de concluir un reciente estudio desarrollado por científicos de la Universidad de Washington, en St. Louis, Estados Unidos, y publicado en la prestigiosa revista Science.
Para los expertos, la interrupción del desarrollo normal de la comunidad intestinal de bacterias se debe a deficiencias en la alimentación de los niños que no son alimentados con lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses, como lo recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS), o cuya alimentación complementaria, a partir de esa edad, no cumple con los requerimientos nutricionales que favorecen la adecuada maduración de esa microbiota.
Durante el estudio, los expertos caracterizaron tanto comunidades microbianas de niños entre 6 y 18 meses de edad con retraso del crecimiento como de niños sanos, de Bangladesh. Luego, estas fueron trasplantadas en grupos de ratones sin gérmenes recientemente destetados y alimentados con una dieta representativa de la consumida por la población de donantes humanos.
Los resultados revelaron que, en comparación con los ratones colonizados con microbiota de maduración normal de los niños sanos, los animales a los que se les implantó la microbiota inmadura de los niños con retraso en el crecimiento mostraron tasas reducidas de ganancia de masa corporal magra, alteraciones en el crecimiento óseo y anomalías metabólicas.
Por lo tanto, los investigadores se dieron a la tarea de definir cómo los alimentos afectan la biología del desarrollo de la microbiota intestinal de los niños durante el proceso de destete y si hay ciertos alimentos o combinaciones de comidas que tienen la capacidad de aumentar o disminuir la calidad de la microbiota.
Para ellos, los científicos prepararon diversas dietas con ingredientes que se les ofrecen comúnmente a los niños como alimentos complementarios en Bangladesh (arroz, lentejas rojas, papa, calabaza, espinaca, harina de trigo, harina de soya, leche en polvo, garbanzos, bananos y tilapia, entre otros) para ver qué grupos de comidas estimulaban favorablemente el desarrollo de la microbiota.
Durante 8 semanas de variaciones en la dieta de los ratones y de hacer seguimiento a los ratones a los que se les implantó la microbiota inmadura, los investigadores identificaron que, la dieta que contenía bananos, tilapia y garbanzos, resultaba ser la más beneficiosa para tratar las deficiencias.
Acto seguido esa combinación de alimentos fue probada durante un mes con 68 niños bangladesíes de entre los 12 y los 18 meses como base de sus dietas lo que favoreció el desarrollo de los microbios de sus intestinos vinculados al crecimiento de los huesos, el desarrollo del cerebro y al sistema inmunológico.
"Esta fue la fórmula que funcionó mejor en humanos y animales, ya que produjo una mayor reparación de la microbiota", afirmó Jeffrey Gordon, profesor de la Universidad de Washington y autor principal de estudio. “En cambio, otras dietas con abundante arroz o lentejas no funcionaron tan bien y, en algunos casos, produjeron aún más daños en la flora intestinal”, señaló el científico.
Por su parte, Jeanette L. Gehrig, otra de las investigadoras, sostuvo que este es un primer paso "para ayudar a los padres a identificar los mejores alimentos para alimentar a sus hijos y para apoyar el desarrollo de su microbiota intestinal, con lo cual podríamos prevenir la desnutrición".