Un estudio realizado por las investigadoras, Pilar Prieto y con la participación de Nuria Esteve Gisbert, del Grupo de Estudios de Prosodia del Departamento de Traducción y Ciencias del Lenguaje de Barcelona (España), realizaron dos experimentos en los cuales participaron 48 niños de un año de edad y en colaboración con Ulf Liszkowski, investigador de la Universidad de Hamburgo (Alemania), han estudiado cuándo y cómo los niños aprenden a interpretar las intenciones de los demás.
Los creadores de la investigación, han planteado si a esa edad, los niños saben interpretar qué intención se esconde detrás de los actos comunicativos de los demás desde la información gestual y de la melodía del habla (la prosodia) que les proporcionan las personas que lo rodean. Pilar Prieto, coordinadora del trabajo, afirma que "en la comunicación humana, para entendernos los unos con los otros, no sólo es importante qué decimos sino cómo lo decimos".
(Puedes leer: La importancia de hablarle al recién nacido)Los investigadores sabían que entre los 12 y 18 meses los niños aprenden a entender qué quieren decir los otros, porque prestan atención al contexto en que se realiza el acto comunicativo, pero aún no se sabía si también son sensibles al habla y los gestos de los demás para identificar las intenciones comunicativas.
Para responder a estos interrogantes, las autoras del trabajo diseñaron tres juegos diferentes. Cada juego estaba ideado para hacer que el adulto se comunicara con el niño por un motivo diferente: en el primero, los padres tenían que pedir un objeto a sus hijos; en el segundo, tenían que convencer a los pequeños de lo bonito e interesante que era un objeto; en el tercero, los padres tenían que hacer saber a sus hijos que el objeto tenía un rasgo distintivo escondido.
Con estos tres juegos se hicieron dos experimentos: en el primer experimento participaron 18 niños de 12 meses de edad, y los padres podían usar las palabras que querían para transmitir sus intenciones comunicativas. Por ejemplo, estaba permitido decir "dame eso" o "mira qué bonito que es".
En cambio, en el segundo experimento, en el que participaron 30 niños de 12 meses, las palabras que se podían utilizar eran mucho más restringidas y no daban pistas sobre la intención comunicativa.
Los resultados demostraron que los adultos usaban la melodía del habla y la gestualidad para transmitir cada intención comunicativa, y que con sólo 12 meses los niños ya sabían utilizar exclusivamente estas pistas para entender qué quería decir el adulto.
Según Prieto, "aunque con 12 meses los niños apenas saben decir alguna palabra como 'papá' o 'mamá', este estudio ha demostrado que ya pueden entender las intenciones que se esconden detrás de los actos comunicativos, y que para hacerlo se fijan en la melodía del habla de los adultos y en cómo son los gestos que acompañan el habla para descubrir lo que les dicen y lo que sus interlocutores desean de ellos".