La mujer actual, comparada con la de hace 30 años, tiende a preocuparse más por su aspecto físico tras la llegada de un bebé. Los estereotipos (idea colectiva) de belleza la vislumbran como un ser físicamente atractivo y delgado, lo que de alguna manera la obliga a querer verse como las demás mujeres que aparecen en televisión, Internet, avisos publicitarios, etc. Según el doctor Mauricio Linares, “la sociedad empuja a la paciente a buscarle solución al ‘problema’, que no es más que la insatisfacción con su cuerpo. Esto, sumado al hecho de que la mujer realiza más trabajos fuera de casa y existen tratamientos posoperatorios que acortan los tiempos de recuperación de las cirugías”.
Lo primero que deben saber las mujeres es que una vez dan a luz, no pueden acceder a ninguna cirugía. Las modelos o actrices que dan a luz y a los ocho días están con el cuerpo que tenían antes del embarazo, no es producto del azar. Según el doctor Linares, “es el resultado de un embarazo planeado y un cuerpo preparado, es decir, con músculos abdominales resistentes y un peso adecuado, que favorecen la pronta recuperación de la paciente”.
El doctor Freddy Sanabria, cirujano plástico, afirma que las cirugías para corregir el abdomen se deben realizar, mínimo, cuatro o cinco meses después del parto, ya que muchos cambios producto del embarazo mejorarán únicamente con el paso del tiempo, y hasta ese momento se podrán evaluar los cambios. Teniendo en cuenta que la forma y volumen de los senos también se ven alterados después del embarazo, lo ideal es que para practicar cirugías en esta área se cumplan por lo menos dos meses después de que la madre ha dejado de lactar, tiempo prudente para que se seque la leche y no existan riesgos de mastitis.
En estos casos, es determinante que la mujer consulte a un cirujano plástico, aprobado por la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica Estética y Reconstructiva u otra sociedad legalmente reconocida.
Las cirugías más consultadas
Según el doctor Sanabria, los cambios que se presentan durante el embarazo afectan principalmente el abdomen, este pierde tonicidad por la distensión de los músculos, la piel disminuye su elasticidad, aparece la flacidez y, en algunos casos, las estrías. En la cola tiende a acumularse la mayoría de los kilos de más que se ganan durante el embarazo, con la consecuente pérdida de silueta. Adicionalmente, los senos sufren un aumento de tamaño como respuesta a los cambios hormonales que permiten la lactancia materna, y este mayor volumen se acompaña de la caída de los senos por distensión de la piel.
Luego, cuando se suspende la lactancia viene la atrofia de la glándula mamaria con la reabsorción y pérdida de tamaño a volúmenes incluso menores a los que la mujer estaba acostumbrada antes del embarazo. El pezón y la areola no son ajenos a este proceso con cambios de color, posición y tamaño.
Por último, pueden venir las cicatrices si el bebé nace por cesárea, horizontales o verticales, por debajo del ombligo, que serán más difíciles de esconder. Sin embargo, la cirugía plástica ha evolucionado al punto que muchos de estos cambios se pueden corregir. Esto le da la razón a Nicolás Ferrer, cirujano plástico, cuando afirma que las cirugías más consultadas por las mujeres durante el posparto son las que mejoran la apariencia de los senos y de las estrías en busto y abdomen. En consulta se les advierte sobre todos los requerimientos médicos (exámenes de sangre y prueba de embarazo) antes de practicarla y sobre los resultados y los riesgos de la cirugía. En el caso de las estrías, se les explica que no desaparecerán por completo si se encuentran ubicadas en la parte superior del abdomen; en la parte inferior, permanece la esperanza.
Dieta saludable
Recuperar la figura está íntimamente relacionado con sostener una dieta de alimentación saludable durante el embarazo, es decir, en el día consumir de dos a tres porciones de lácteos, tres de proteínas (carne, pollo, pescado o huevo), cuatro de fruta y dos de verdura (una en el almuerzo y la otra en la cena), cinco porciones de cereales, tubérculos o plátanos; grasas y azúcares, de manera moderada.
Esto, combinado con la práctica de ejercicio frecuente. Según Álex Peña, entrenador personal, una mujer que no lo ha practicado durante toda su vida debe esperar hasta el primer trimestre de gestación para tener actividad física. Algunos ejercicios para hacer en casa:
• Sentadillas con las piernas abiertas a la medida de los hombros. Hacer descensos que no generen molestia.
• Con ayuda de una media velada (que reemplaza la banda), abrir y cerrar las piernas; servirá para fortalecer la zona pélvica.
• Caminar la mayor cantidad de tiempo posible, con descansos de 45 segundos.