El viejo concepto de que el hombre ‘ayudaba a su pareja a cuidar al niño’ está revaluado. Hoy la ciencia ha demostrado que los hombres también ejercen su paternidad de una forma integral y la inician, al igual que tú, desde el embarazo.
En su libro El Cerebro Masculino, la neuropsiquiatra Louann Brizendine, profesora e investigadora de la Universidad de California, estudia a fondo los cambios fisiológicos y emocionales por los que pasan los hombres cuando se enteran de que van a ser padres y cómo, a su manera, van viviendo el embarazo de forma paralela a la de su pareja.
Brizendine afirma en su libro que los miedos del hombre alcanzan su pico más alto entre las cuatro y seis semanas después de enterarse de su próxima paternidad y que rara vez te los expresará, pues prefiere acudir a otros medios (como la investigación y la lectura) para superarlos, aunque no siempre lo logre.
Así mismo, asegura que los científicos saben hoy, que el cerebro del hombre cambia durante el tiempo que el bebé crece en el útero de su pareja.
Investigaciones de la Universidad de Harvard, según Brizendine, explican que los padres pasan por cambios hormonales como la disminución de la testosterona y el aumento de la prolactina. Hasta el momento, los científicos asumen que el cambio se da debido a los químicos, como las feromonas, que se transmiten por el aire, producto de las glándulas sudoríparas y de la piel de la embarazada. Estos químicos provocan en el hombre la conducta paternal para asumir el embarazo de su pareja y la crianza cuando ya nace el bebé.
Estudios hechos en hombres, durante el último trimestre de embarazo de su pareja, muestran que durante esta etapa la prolactina puede aumentar hasta en un 20 por ciento, y la testosterona puede disminuir hasta en un 33 por ciento, incluso esta última baja aún más durante las primeras semanas posteriores al parto, haciendo que responda al llanto del bebé mejor que quienes no han sido padres.
En algunos hombres estas alteraciones producen el síndrome de Couvade o embarazo empático; es decir, pasan por los mismos cambios de la embarazada, como los antojos, el aumento de peso, los trastornos emocionales y se exacerba en ellos la necesidad de preparar el ‘nido’ (pintan la casa, prepararan la habitación, etc.).
Lo curioso del asunto es que el hombre empieza a segregar feromonas que llegan hasta su pareja y afectan positivamente el embarazo, es decir, cada padre cambia el cerebro del otro mientras se preparan mutuamente para el parto.
Estos niveles de testosterona y prolactina suelen reajustarse cuando el bebé llega a su sexta semana de vida y vuelven a la normalidad cuando el niño empieza a caminar, afirma en su libro la neuropsiquiatra Brizendine. En definitiva, los científicos sugieren hoy que el cerebro humano, sin importar si se trata de un hombre o una mujer, tiene pre configurado el instinto protector.
Ahora bien, en la parte emocional, su presencia también juega un papel fundamental a lo largo del embarazo. “En los últimos años se ha empezado a estudiar cada vez más el rol del hombre en todo este proceso, es por esto que la preconcepción se realiza en pareja, pues implica una preparación para la mujer, para el hombre y una preparación como pareja, explica Laura Torres, psicóloga clínica de la institución Konrad Lorenz.
Asegura que en el caso del hombre es importante examinar qué habilidades tiene para enfrentar los diversos cambios que implica la paternidad, evaluar si las habilidades para comunicarse, expresar emociones y solucionar problemas son las aptas para enseñarlas a su hijo con amor y dedicación en el futuro. Así como la mujer debe pensar en que se vendrá un cambio en su identidad (ya no solo será esposa, sino también madre), el padre debe hacer esto también.
“Esto implica mantener un rol activo en todas las actividades que involucra el cuidado de un bebé. La clave está en la educación y en la comunicación con la pareja”, explica Laura Torres, Psicóloga Clínica de la fundación universitaria Konrad Lorenz.
En la primera es importante leer, preguntar e informarse acerca de las actividades que puede ejercer durante el embarazo y la crianza que, como se mencionó, son todas.
En cuanto a la comunicación con la pareja, la experta explica que es importante que en la preconcepción, durante el embarazo y crianza del bebé se haga una retroalimentación mutua de los papeles que se ejercen, resaltando aspectos positivos que deban mantenerse y describiendo aquellos que se pueden mejorar.
Ambos se llenan de dudas. “Estas pueden variar de acuerdo con el compromiso que adquiere cada hombre al decidir ser padre. Uno de los temores más comunes es si será un buen padre y podrá cubrir las necesidades de su futuro hijo" afirma la psicóloga Bibiana Castillo.
En su libro, Brizendine afirma que también se sienten abrumados por ser los principales proveedores de recursos familiares y por el deseo de participar de la misma forma que la madre en el cuidado del bebé. En estos casos la experta sugiere hablar con amigos, familia, compañeros que ya tengan hijos y conocer cómo han sorteado esas dudas al enfrentarse a la paternidad. Así mismo, pueden asistir a talleres teóricoprácticos donde les den herramientas para asumir esta responsabilidad.
“Es importante que el hombre tenga presente que la decisión de tener un hijo es de la pareja, por lo tanto, desde ese momento la responsabilidad es mutua durante el embarazo y la crianza del bebé”, puntualiza la psicóloga Castillo.