En la mayoría de los casos, la causa no es un problema grave, pero los adultos deben estar atentos para evitar cualquier complicación.
Marcela sentía su cabeza como un globo al que le encienden una candente llama en su centro y que flota entre las nubes. Tenía 6 años, pero su mamá le dijo que a los niños no les duele la cabeza, porque ese es un problema de adultos. La pequeña no tuvo más que recostarse en su cama, porque cada paso que daba la hacía sentir como si fuera a elevarse por encima del suelo.
Generalmente los adultos tienen la sensación de que los dolores de cabeza no afectan a los niños, pero a los 7 años, más o menos, el 30 por ciento señala haberlo padecido, dice la neuropediatra Luisa Márquez, del Hospital Universitario de Pereira.
“A los niños les da dolores de cabeza, inclusive antes de que puedan manifestarlo. A los bebés les puede dar migraña, vómito, no pueden levantarse y la mamá no sabe qué les pasa. La frecuencia aumenta con la edad: a los que más les duele es a los adolescentes; aproximadamente el 30 por ciento lo sufre entre los 13 y los 14 años”, dice la experta.
Las razones no son para alarmarse, si se trata de un evento aislado, pero si está acompañado de otros síntomas y se presenta de manera recurrente, es tiempo de consultar.
¿Por qué le duele la cabeza?
La principal razón está asociada a la migraña y en este caso, “cuando hay herencia de esta enfermedad en la familia se debe investigar y tratar en los niños después de los 5 años”, señala el pediatra Gonzalo Franco.
El experto también explica que otras de las razones tienen “origen en el sistema nervioso central, o secundario a un proceso inflamatorio en los oídos o en los dientes. Además, forma parte de un dolor después de un trauma craneal, un periodo de incubación de una enfermedad infecciosa como dengue, paludismo, infecciones de garganta, o casos más graves como meningitis o lesiones del sistema nervioso central”.
Las deficiencias visuales pueden estar también entre de las causas y por eso se recomienda que el pequeño sea llevado a un oftalmólogo de manera periódica; a esto se le suma otitis o sinusitis. Las tensiones escolares de algunos suelen también originar esta dolencia.
Lo más importante que los padres deben detectar y consultar con el médico es si la molestia va acompañada de fiebre, vómito o de convulsiones, pérdida de conciencia o si hay antecedentes de trauma; también debe hacerlo si existe solo el dolor, pero se prolonga en el tiempo. Si es una molestia pasajera, no hay necesidad de acudir a urgencias, contrario a si aparecen las otras señales, que indicarían una hemorragia cerebral.
Uno de los temores más frecuentes de los padres ha pasado a convertirse en un mito: si a los niños les duele la cabeza, es porque tienen un tumor. “La verdad es que a quienes tienen tumores les ha dolido la cabeza, pero a muy pocos niños que les duele la cabeza les aparecen tumores. A todos los que se les ha diagnosticado tuvieron algún otra síntoma, como por ejemplo, se les tuerce un ojo, no son capaces de caminar bien, les empieza a ir mal en el colegio, no duermen bien, vomitan mucho, hay alteraciones en la sensibilidad o en el movimiento de alguna parte del cuerpo o de la conciencia; estos son síntomas que el médico y los padres deben detectar”, concluye la neuropediatra Luisa Márquez.
Contra el dolor
Cuando los pequeños tienen una molestia asociada a la migraña, sufren síntomas similares a los que se presentan en los adultos: molestia a la luz, al ruido y a determinados olores.
Cuando se trata de un dolor asociado a un cuadro viral o a un golpe sin complicaciones, un analgésico puede ayudarle a aliviarlos, aunque algunos padres prefieren no dárselo a los niños. Al respecto, la neuropediatra Luisa Márquez asegura que “se debe pensar en que si uno tiene un dolor, no quisiera soportarlo y en ocasiones puede ser muy intenso. En caso de que se presente, es preferible asesorarse de un experto antes de dar algún medicamento. Generalmente con acetaminofén disminuye o desaparece”. Los niños que llegan a consulta médica lo hacen porque usualmente presentan molestias recurrentes. El 5 por ciento de las visitas a urgencias aducen la misma razón.
Pero si el dolor es tan fuerte que despierta a un niño en las noches, se presentan cambios en su conducta y además se acompaña de los síntomas ya nombrados, requiere pruebas diagnósticas como TAC, resonancia magnética, entre otros.
Precauciones para evitar el dolor
Los niños que pasan mucho tiempo bajo el sol pueden verlo reflejado en un dolor de cabeza, más adelante. No comer adecuadamente y, por ejemplo, saltarse comidas u horas de sueño también lo causa. Si el dolor se presenta con frecuencia, los padres deben pedirle al menor que describa las sensaciones, para explicar al pediatra, y que el experto tenga mayores herramientas para diagnosticar y tratar.Cuando se presente, permítale al pequeño recostarse y descansar en un sitio tranquilo, alejado de ruidos. Además sugiérale que respire con calma.Por Juliana Rojas H.
Redactora ABC del bebé.