Aunque la alimentación se ha convertido en un debate constante en la comunidad científica, hay ciertas recomendaciones básicas que puedes seguir para mantener a tu pequeño sano y bien alimentado durante su
segundo año de vida.
“En términos generales, después de los doce meses, lo más importante es que el niño alcance una nutrición
muy similar a la de la familia. Esta alimentación debe ser balanceada e incluir todos los grupos de alimentos, pues así el pequeño obtendrá la cantidad de
macronutrientes y micronutrientes (proteínas, carbohidratos, grasas y vitaminas) que necesitará para su desarrollo integral”, asegura el doctor Neil D. Velosa Moreno, médico pediatra de la Universidad del Bosque y coordinador de Pediatría de Compensar, sede 1 de mayo.
Según el experto,
el niño adquiere la flora intestinal durante sus primeros 1.000 días de vida y los últimos 365 días de esa etapa dependen de que tenga una dieta balanceada y capacidad de adaptación a la alimentación familiar.
Por su parte, Jorge Higuera, médico
pediatra, afirma que lo esencial son los nutrientes que requiere el pequeño para el desarrollo de su sistema nervioso, que tiene que ver con los ácidos grasos Omega 3 y el DHA.
“El colombiano, en general, consume poco pescado, rico en DHA y esencial para los niños que están en crecimiento desde el punto de vista cerebral. Por ello, en su dieta hay que incluir, por lo menos, dos o tres veces por semana, pescado de río como salmón, trucha y sardina”, asegura Higuera.
De acuerdo con el doctor,
el pollo también debe estar en el menú semanal por lo menos dos días y las carnes rojas, una vez. Por otro lado, está la fibra, que se obtiene a través de
frutas y verduras, que tienen antioxidantes y cuyo consumo también es bajo en el país.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS),
debemos consumir cinco raciones de frutas y verduras de diferentes colores al día. “Si es posible, tres porciones de verduras y dos de frutas. Estas ingestas ayudan a desarrollar la microbiota intestinal; un niño que la forme bien, es decir, que tenga todas las bacterias sanas del tubo digestivo, se asocia a menos enfermedades, alergias,
obesidad y problemas cardiopulmonares a futuro. Con una alimentación balanceada, son muchas las enfermedades que se pueden prevenir”, dice el pediatra.
Buenos hábitos para un buen comer
“Para que la alimentación sea satisfactoria, deben existir en la familia hábitos esenciales. Así, los niños deben mantener horarios de comidas para que, más o menos, se alimenten cada tres horas. Esto constituye tres platos principales (desayuno, almuerzo y comida) y dos meriendas (medias nueves u onces)”, afirma el doctor Neil D. Velosa.
Según el especialista, ellos deben tener hábitos que los vinculen a un rol social, lo que implica sentarse en la mesa a comer en familia y compartir el espacio social con padres y hermanos. Para ello, a la hora de comer, debe evitarse el uso del televisor o de dispositivos móviles, porque no generan buenos hábitos en los niños, sino que se convierten en una distracción.
Además, deben existir tiempos en los que el niño se siente a comer y en los que él sepa que la nutrición es la de toda su familia y que no se deben cambiar platos de comida por cosas que están por fuera de ese menú. “Pasa que cuando el niño no quiere comer la carne y prefiere un paquete de galletas, los padres se lo dan. Ahí se empiezan a perder hábitos y el pequeño busca que los padres le den otro tipo de alimentos. Así empiezan conductas como la inapetencia”, agrega Velosa.
Durante el primer año de vida, el niño está comiendo mucho porque está en una etapa de gran crecimiento. En esta, casi que dobla su estatura y puede triplicar su peso. Mientras tanto, entre el primero y el segundo año, solo gana una cuarta parte de ese peso, entonces, empieza a modificar el apetito.
Es en este punto donde comienzan a aparecer problemas de inapetencia, la mayoría desarrollados porque el niño no tiene buenos hábitos en la mesa y, a veces, los papás tienden a preocuparse mucho porque coma y le enseñan conductas inadecuadas. También, cuando hay bajo consumo de agua, el chico tiende a presentar estreñimiento y muchos se sienten inapetentes.
“Para el caso de Colombia, hay hábitos dentro de nuestra sociedad como el alto consumo de jugos que desestimulan el apetito de los niños, esto hace que se interesen menos por la comida, pues se llenan y quedan sin espacio para otros alimentos. Lo recomendable es bajarles un poco a los jugos y darles más sólidos”, menciona el doctor Velosa Moreno.
Un artículo del año 2012 de la Sociedad Americana de Pediatría sugiere que el consumo ideal de jugo para un niño menor de seis años es de 6 onzas al día. “Por nuestra cultura, damos a los pequeños casi que un jugo por comida y, si consume más, mucho mejor. Sin embargo, esto puede producir problemas de pérdida de peso y desnutrición”, añade Velosa.
“Las mamitas deben saber que si queremos un adecuado crecimiento y desarrollo, no todo depende de la nutrición, sino que debe complementarse con hábitos tanto higiénicos como físicos, esto es que el niño haga ejercicio dos horas al día”, afirma el doctor Jorge Higuera.
Higuera agrega que además se deben dejar de lado los juegos electrónicos y lavarse bien las manos. También es indispensable la limpieza de los alimentos y que toda la familia participe en las actividades que ayudan a fomentar los buenos hábitos.
Aumentar el consumo de agua
Un aspecto importante para mejorar durante esta etapa de tu pequeño es el consumo de agua, que según expertos va a servir para consolidar una microbiota intestinal favorable y a evitar problemas como el estreñimiento, el síndrome de colon irritable y enfermedades derivadas.
“La cantidad que se debe dar durante el segundo año de vida del pequeño se basa en el peso de cada uno, aunque en términos generales debería estar entre 1 litro y 1,4 litros entre todo el aporte de los alimentos que consume a diario. Bebidas como la leche tienen un porcentaje de agua”, afirma el pediatra Velosa.
¿Qué alimentos no debo darle a mi hijo?
En los últimos años se han posicionado muchos puntos de vista y se han dado incluso discusiones sobre lo que hay o no que darles a los niños. “La clave está en no darles alimentos poco seguros para ellos, por ejemplo, los frutos secos con los que podrían atragantarse. También se dice que se debe evitar el consumo de chocolates y en algunas personas, los frutos del mar, pero todo es muy controvertido. Lo importante es que no coma todo lo que pueda ser potencialmente peligroso, en especial por el tamaño”, agrega Velosa.
Aun así, diversos estudios señalan que la inclusión temprana de este tipo de alimentos hace que el niño los tolere mejor. Es lo que sucede en zonas costeras, en las cuales, los niños consumen a temprana edad mariscos. “Hay factores a tener en cuenta, como los antecedentes familiares de alergias, para mirar qué alimentos podrían causar malestar en el bebé. Sin embargo, todo esto evaluará el pediatra y el nutricionista de tu hijo”, finaliza el galeno Velosa.
Jorge Higuera, recomienda bajarle a la cantidad de grasas que no son saludables; esos alimentos fritos en aceite que se ha usado varias veces son un problema porque la grasa se satura. Entonces, hay que disminuir la grasa mala y aumentar la grasa buena, así como “aumentar el consumo de vitamina D, que también está en el pescado”.