81. Para este momento, el niño está totalmente inmerso en la vida escolar y debe tener sus rutinas y responsabilidades relacionadas muy claras.
82. La alimentación debe continuar siendo sana y balanceada, con muchas frutas, lácteos y verduras y evitando la comida procesada, paquetes, gaseosas y jugos de cajita. El niño es de buen apetito, se arriesga a comer las cosas que antes no le gustaban y maneja medianamente bien los cubiertos.
83. Mantiene el desarrollo de mayor fuerza muscular y mejores habilidades motoras, lo que le permite la realización de movimientos más complejos, como jugar fútbol, montar en bicicleta, tocar instrumentos musicales o dibujar. Los intereses personales, sumados a las habilidades innatas y al entrenamiento, permiten comenzar el desarrollo de expertos en cada área. Favorecer la práctica de actividades deportivas hará que el niño se mantenga sano y disminuya el riesgo de obesidad.
84. Se presenta el desarrollo en los procesos de aprendizaje de lectoescritura y operaciones matemáticas, herramientas que son fundamentales para seguir progresando en la adquisición de las capacidades de concentración y comprensión, que se convierten en funciones clave para responder con éxito las nuevas demandas educativas.
85. A los 6 años el niño salta alternadamente, hace carreras con más velocidad, ataja una pelota desde 1 metro de distancia, se muestra inquieto en casa, está en constante actividad; es inquieto también cuando está en una silla y muerde el lápiz. A los 7 años es menos inquieto, insiste en un juego o habilidad para perfeccionarla, le gusta escribir boca abajo y mejora la uniformidad de la letra. Dentro de su motricidad fina, mejora la percepción visoespacial y pule el mecanismo de soltar. Su reflejo ojo - mano funciona con mayor rapidez, la prensión del lápiz es menos torpe. A los 8 años se interesa por mejorar el tamaño de la letra y el uso de mayúsculas; además, ya ata muy bien sus zapatos.
86. En cuanto a la atención, a los 6 años se distrae con estímulos del ambiente. A los 7, agudiza su concentración, ya puede leer la hora en un reloj, y logra mayor atención, siempre y cuando no decaiga su interés. Los pequeños de 3 a 4 años pueden jugar a un mismo tema durante 30 o 50 minutos; a los 5 o 6 años la duración del juego aumenta hasta hora y media.
89. La pronunciación de todos los sonidos de nuestra lengua es igual a la de un adulto, conocen todas las letras y los números, lo que les permite, con tiempo, hacer una lectura fluida. De 6 a 7 años conoce palabras más difíciles, pronuncia todos los fonemas adecuadamente, incluyendo la “rr” y dice todas las palabras completas; logra mejor estructura de la oración, fluidez y ritmo.
90. Los controles médicos son anuales, pero deben incluir examen visual, auditivo y odontológico. Luego de los 5 años, la siguiente vacuna es a los 10 años. Es importante hacer una evaluación de la expresión del desarrollo psicomotor en 5 capacidades, como son: interrelación del niño con el medio, motricidad, manipulación, visión y audición, y lenguaje. Evaluar la velocidad de crecimiento que llega a su punto más lento antes de comenzar con el “estirón puberal”: crece a razón de 5 a 6 centímetros en promedio y aumenta alrededor de 3 kilos en un año, el perímetro craneano solo crece 2 a 3 centímetros en todo el período.
91. En cuanto a los sistemas, el nervioso está completando la mielinización, y con esta su crecimiento. El sistema genital sigue en latencia, con escaso desarrollo, pero el sistema linfático está en plena actividad, mostrando gran desarrollo de sus órganos, como las amígdalas y los nódulos linfáticos.
92. Permita a los hijos ser partícipes activos de las actividades en el hogar, esto será clave en el fortalecimiento de su imagen, amor propio, identidad, seguridad y pertenencia a un grupo de personas significativas que creen en sus capacidades. Se deben fomentar dinámicas como poner la mesa, elegir un lugar para comer, llevar un paquete del mercado.
93. El pensamiento mágico y egocéntrico del preescolar es reemplazado por otro más racional, con capacidad de observar el mundo que lo rodea de forma más objetiva, lo que significa una fuente inagotable de conocimientos. Es capaz de separar la fantasía de lo real, de elaborar un pensamiento más lógico y de aplicar reglas basadas en conclusiones de fenómenos observables.
95. El niño comienza a tener mayor control sobre su conducta, y junto a la conciencia la capacidad de autocontrol, pueden aparecer actos compulsivos o movimientos motores repetitivos, o tics, como signos de tensión, ya que está sometido a un variado ámbito de preocupaciones, las cuales si no son sobrellevadas en forma adecuada, determinan ansiedad y síntomas asociados.
96. Ayúdele a comprender conceptos sociales como la amistad, valores, normas, civismo, empatía y asertividad. Los niños en estas edades tienden a presentar conflictos con sus amigos y, en ocasiones, manifiestan celos o dependencias. Asimismo, su círculo de amigos aumenta y empieza a aprender a resolver conflictos sin la intervención de un adulto.
97. En las noches dedique un tiempo para hablar con su hijo y hacer un breve resumen del día, allí hágale saber que se siente orgulloso de él, con ejemplos claros donde se refuercen los comportamientos positivos. También muéstrele las cosas en la que se falló (recuerde enfocarse en el problema y no en la persona) y ayúdelo a encontrar soluciones. Todo esto acompañado de una frase final donde le haga saber que usted se siente feliz de ser su padre o madre, y feliz de ayudarlo cada día a ser mejor persona.
98. Permítale o vincule al niño a cuidar de alguien o algo aunque no sea un experto, guíelo en la manera de hacerlo, por ejemplo, cómo llevarle un vaso de agua a su papá o abuela enferma. Esto estimula su autoconcepto, seguridad y sentido de pertenencia y se fortalecen los vínculos afectivos con sus familiares.
99. Supervise y asigne actividades como comprar en la tienda, solicitar una servilleta. Modele la manera como puede hacerlo, explíquele cuánto es el dinero que lleva en sus manos, recuérdele el uso de normas de cortesía, observe cómo lo hace, sin interrumpir; a su regreso reconozca las cosas buenas.
100. Para este periodo de desarrollo, la autonomía e independencia continúa en ascenso. Que los niños cuenten con su propia habitación, o separada de los adultos, les proporciona mayor seguridad y aumenta su responsabilidad.