Muchos padres de familia se preocupan porque sus hijos, "no están haciendo nada". En un mundo tan competido y complicado, se piensa que la mejor alternativa para preparar a tus niños para el futuro es inscribirlos a clases indiscriminadas en deportes, arte, danza, o clubes académicos de matemáticas, idiomas etc., lo que puede no ser siempre lo más indicado.
Igualmente, algunos padres que deben dejar a sus hijos al cuidado de terceros, se angustian porque saben que sus pequeños utilizan todo su tiempo libre en ver televisión o jugar en el computador. Desde cualquiera de ambos ángulos, el ocio se está convirtiendo en un ‘pecado’, inclusive para los más pequeños, lo cual no puede ser visto así.
Los padres deben saber que el ocio es tan importante, que la Convención de los Derechos de la Niñez, de la Organización de Naciones Unidas incluyó, en el artículo 31, el derecho de niños y niñas a la recreación y el tiempo libre.
Según este organismo multilateral, los beneficios del juego son innegables: estimula la imaginación y la creatividad, desarrolla la inteligencia, enseña, facilita la socialización, y ayuda a los niños a manejar sus emociones.
Por eso, en lugar de diseñar unas agendas apretadísimas de actividades para cuando los niños lleguen del jardín, los padres deben aprender a dejarles tiempo libre para que jueguen, ya sea en la casa o en el parque, sin delimitaciones ni exigencias, solo libertad.
Carmenza Botero, pedagoga y directora de Malaquita Proyecto Musical, es una convencida de
los beneficios de darles tiempo libre a los niños, pero aconseja que
los adultos diseñen ese ocio. Esa “intervención” va desde poner juguetes, libros, papel y pinturas a su alcance, hasta estar pendientes para alentarlos a superar las actividades que se les dificultan, y animarlos a que no solo escojan los juegos que se les facilitan más.
“Los adultos deben ofrecerles alternativas para que haya un equilibrio entre las actividades que estimulan cada uno de los sentidos”, señala. Los ratos de libertad son importantes para que los pequeños descubran sus pasiones, sus fortalezas, en qué se desenvuelvan mejor.
“En esos ratos el niño va encontrándose a sí mismo y forjando su identidad, porque sabe qué le gusta, qué no, para qué es bueno”, explica Botero. Inclusive, se puede dejar a los niños ver televisión o jugar en el computador, lo importante es que haya límites para el tiempo que le van a dedicar a esta actividad, y que el adulto asegure que los programas o juegos son adecuados para el menor.
Darle al tiempo libre la importancia que se merece no solo es beneficioso para los niños, sino que puede convertirse en un punto de unión para la familia, al incorporar dentro de las rutinas diarias un tiempo para que adultos y niños jueguen.
También, es un motivo de reflexión sobre el ejemplo que se está dando a los hijos, ya que si los padres solo se dedican a trabajar y a ver televisión en sus ratos de descanso, no pueden exigirles a sus hijos que utilicen su tiempo de otra manera más creativa.