El mes pasado, el Invima, la máxima entidad del país encargada de proteger y promover la salud, se manifestó por el alto número de denuncias relacionadas con la publicidad engañosa en torno a los suplementos dietarios para adultos.
En una comunicación oficial, la entidad informó que cuatro de cada 10 campañas del 2013 contenían información errónea, advirtiendo que los suplementos no poseen ‘propiedades terapéuticas ni milagrosas’, y que no curan enfermedades.
Esto, en el caso de marcas y productos para adultos. En lo que tiene que ver con suplementos para niños, sin embargo, el comunicado no fue específico.
En tal sentido, los expertos consultados dicen que sí existen casos en los que, única y exclusivamente bajo prescripción médica, se deben suministrar suplementos para recuperar falencias de vitaminas y minerales, claves para el desarrollo de los recién nacidos, para los pequeños con bajo peso y talla como los prematuros o para los niños que en sus primeros años de vida tienen deficiencias.
Entonces, ¿qué efecto tienen los suplementos en los niños que no poseen este tipo de condiciones? ¿Sirven los suplementos que muchas familias emplean para abrir el apetito, subir de peso o, simplemente, darles más vitaminas, minerales y nutrientes?
Los especialistas anotan que, en el caso de niños saludables con buenas condiciones de peso, talla y desarrollo cognitivo, normales para la edad, no son necesarios, y por el contrario, “suministrar una mayor cantidad de un mineral o sobrepasar la concentración de carbohidratos puede resultar de forma negativa para la salud del niño”, indica Martha Cristina Espinosa Pedraza, nutricionista de la Universidad Javeriana.
Por su parte, Adriana Amaya Camargo, nutricionista y dietista, presidenta de la Asociación Colombiana de Nutrición Clínica (ACNC), dice que “los suplementos nutricionales deben ser prescritos cuando exista una deficiencia de macro y micronutrientes, donde la ingesta alimentaria es pobre, haya falla en el crecimiento o carencias específicas”.
Al respecto, los médicos son muy claros: hay casos especiales en los que se requiere de apoyos nutricionales, pero esto lo decide única y exclusivamente el pediatra y el nutricionista para atender a niños inapetentes que no reciben su alimentación como deberían, o que por falta de recursos económicos se les omiten comidas o grupos de alimentos, en cuyos casos se puede iniciar la ingesta de un complemento.
A lo anterior, la doctora Espinosa Pedraza añade que en los niños pequeños, si la alimentación no es suficiente en cantidad y calidad, o si se habla de niños inapetentes o con hábitos alimenticios irregulares, “puede pensarse en ciertos complementos para estimular el apetito, pero ojo, esto debe ser controlado por el profesional y suministrarse por corto tiempo”.
Por su parte, Jaime A. Ramírez Mayans, jefe del departamento de Gastroenterología y Nutrición del Instituto Nacional de Pediatría, en México D.F., explica que la utilización de suplementos puede darse en los casos referidos hasta los seis meses, “pero a partir de los dos años de edad, si los niños son sanos, solo necesitan una buena alimentación, completa y equilibrada”.
Antes de decidir suministrar sin control suplementos nutricionales para que sus hijos suban de peso, coman más, tengan mayor energía o se desarrollen rápidamente, consulte con el pediatra, que es quien determinará si lo requiere.
Gordos y flacos
Si, por el contrario, se quiere dar suplementos porque el niño está flaco y se considera que por ello está enfermo, los especialistas son los únicos que pueden determinar este requerimiento, pues algunos pequeños pueden ser muy delgados pero no necesariamente su estado de salud es anormal.
“Existe una alteración del estado nutricional cuando confluyen los extremos de desnutrición y bajo peso y, por el otro lado, sobrepeso y obesidad. Ambos suelen cursar con carencias de vitaminas y minerales, como hierro, zinc, yodo, vitaminas A y D, que pueden afectar el metabolismo y funcionamiento normal del organismo”, explica la nutricionista Silvana Dadán, magíster en nutrición clínica, y coordinadora de la Unidad de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica Gastronutriped, en Bogotá.
En la desnutrición, añade, estas carencias se asocian con la ausencia casi total de la ingesta de alimentos, mientras que el exceso de peso puede deberse a dietas desequilibradas con alimentos altos en calorías y sin nutrientes, paralelo a la ausencia de aquellos ricos en vitaminas y minerales.
Igual, en cualquiera de los casos, son solo los especialistas quienes pueden determinar cuándo es indispensable un suplemento.
¿Cuándo utilizar leches enriquecidas?
Este tipo de leches se prescriben cuando se carece de la leche materna, o en niños que requieren mejorar su condición. Es entonces, “cuando se pueden utilizar las fórmulas para prematuros. En el momento que estos pequeños van a casa, deben continuar con fórmulas ‘postalta’, que tienen una densidad energética mayor que las estándar. En cualquier caso, debe ser el pediatra, neonatólogo o la nutricionista quienes evalúen dichos requerimientos”, explica la nutricionista y dietista Adriana Amaya.
Hay que recalcar que antes de los seis meses no se debe reemplazar la leche materna por ningún suplemento. “Se puede istrar hierro cuando exista déficit de él, o anemia. Después del primer año, los suplementos se indican si existe deterioro del estado nutricional con compromiso del crecimiento”, añade la experta.