¿Qué padre no goza escuchando las carcajadas de sus hijos? Pero estas no siempre son de alegría y plenitud; por eso, hay que poner especial atención a comportamientos asociados para identificar si el menor es realmente feliz.
A los 3 meses de edad —señalan los expertos— el bebé sonríe cuando ve a sus padres; entre los 4 y 6 meses, expresa alegría con la voz. Sin embargo, es difícil identificar si ríe porque es realmente feliz o si es porque atraviesa por un momento de diversión. Y si para un adulto es difícil definir la felicidad o identificar lo que la produce, para un niño es aún más complicado, ya que no tiene el criterio suficiente para determinar lo que de verdad le produce más que gozo o diversión momentánea.
“Generalmente, los parámetros de felicidad de los niños están ligados a las expectativas de los papás. Para que el niño identifique lo que le produce felicidad y sepa definirla, él debe cumplir sus expectativas y no las de sus padres”, explica la psicóloga experta en niños María Isabel Guerrero.
Más que posesiones materiales
De acuerdo con la experta, la felicidad aparece cuando el niño tiene satisfechas sus necesidades básicas: alimentación, salud, vestido y educación; “pero los padres creen que la felicidad de sus hijos es proporcional al número de regalos materiales; y no es así”, agrega Guerrero.
Al hablar de posesión de objetos se desvirtúa el sentido de la felicidad, pues lo que se produce en el menor es alegría momentánea en tanto logra un capricho material que cambia y se olvida cuando sale un nuevo juguete al mercado.
“Entonces, cuando no reciben lo que quieren, los niños dejan de ser felices y sus padres pasan a ser los malos. De ahí la necesidad de entender que el amor y la felicidad no se compran”, explica el pediatra Germán Soto. Por su parte, “para el niño más pequeño —de acuerdo con Guerrero—, la felicidad está representada en las figuras paterna y materna. Se siente pleno si ellos están cerca, pues lo acompañan lo llenan de seguridad”.
¿Y los niños más pequeños?
“Hay bebés de 2 o 3 meses que incluso desarrollan cuadros depresivos visibles en sus actitudes. Por ejemplo, ante estímulos como sonidos o música no participan sino que se irritan”, dice la psicóloga clínica experta en niños Beatriz Parra.
En estos casos, hay que respetar las horas de sueño del bebé sin anular los ruidos cotidianos, pues se desconectaría del entorno del hogar. En este caso, es importante también conocer los
trastornos de sueño en el bebé.Y si no participa ante un estímulo fuerte, pero sus sentidos funcionan normalmente, es señal de que pasa algo más allá de lo físico. “Es vital el o piel a piel con el menor y hay que vigilar que él se alegre o al menos voltee a ver si escucha la voz de alguien querido como sus papás”, explica Parra.
No obstante, no hay que excederse. Hay quienes creen que su bebé solo se alegra si lo alzan; en parte, esto es cierto pues el o le enseña a socializar. “Pero en la cuna también sonríe; allí, boca arriba, mueve e identifica sus bracitos y piernas y desarrolla su motricidad”, agrega Parra.
Tenga en cuenta
1. Ver que las expectativas y necesidades básicas del niño estén totalmente cubiertas.
2. El hogar debe ser un espacio cálido y lleno de amor. Si los padres se respetan y tienen constantes muestras de cariño entre ellos, el niño sentirá alegría de contar con los dos.
3. Cambie la rutina familiar. “El niño se aburre al tener todos los días las mismas actividades.Si cambian algunas rutinas, sin caer en desorden ni ausencia de reglas, se garantiza más adaptabilidad y autonomía del menor para afrontar diversas situaciones", enfatiza la psicóloga experta en niños María Isabel Guerrero.
4. El niño debe crecer en un ambiente de seguridad y tranquilidad, para que sienta confianza hacia sus padres y no desarrolle grandes temores.
5. Jueue con el pequeño, pero lo que a él le gusta y no, según sus intereses.
No piense que la diversión es una pérdida de tiempo; lo divierte y le da seguridad.
¿Cómo se comporta un niño feliz?
El llanto no es una muestra de tristeza; es un medio de comunicación. “Los papás lo asocian con la amargura que significa para ellos. No tienen en cuenta lo que significa para su hijo”, agrega la sicóloga infantil María Isabel Guerrero.
La experta en crianza y desarrollo infantil Annie de Acevedo sugiere cómo identificar a un niño feliz:
• Se adapta fácilmente en un sitio e interactúa.
• Duerme y come bien.
• Es buena compañía para padres y otros niños.
• No suele hacer pataletas.
• Se compromete con el juego y si recibe un juguete de regalo, interactúa con él por largo tiempo, lo que indica que no es caprichoso ni materialista.
Por Pilar Bolívar Carreño
Redactora ABC del bebé