Las grandes obras de infraestructura de Bogotá siempre han sido el punto de quiebre entre el gobierno del presidente Petro y la istración de Claudia López. Pareciera que las visiones de ciudad de ambos mandatarios estuvieran en constante contravía.
Esta semana la tensión entre los dos aumentó por cuenta de la ampliación de la avenida Boyacá, desde la calle 171 hasta la calle 223, que implica sustraer 20,87 hectáreas de la reserva Thomas van der Hammen.
La ministra de Ambiente, Susana Muhamad, le solicitó a la CAR una audiencia pública para escuchar a todas las partes antes de decidir si le otorga al operador Lagos de Torca la licencia ambiental para avanzar con el proyecto.
Hay que recordar que la junta directiva de la CAR, desde abril, autorizó la sustracción de los las hectáreas, no obstante, la ministra Muhamad dijo en medio de la audiencia que esta autorización solo quedaría ratificada en caso de una eventual aprobación de la licencia ambiental, “por eso es muy importante que se hagan estudios a fondo”, señaló.
Aunque la ministra fue enfática en que no era interés del ministerio atravesarse en el proyecto, sí dijo que era clave que la CAR analizara más opciones. “En caso de que esta sea la única opción de trazado viable, que no creemos que sea así, entonces revisemos opciones en la forma de la construcción y veamos pasos elevados o incluso soterrados que nos permitan mantener la conexión ecológica entre los cerros y el río Bogotá”.
Esta declaración se da después de que la secretaria de Hábitat, Nadya Rangel, explicó la importancia de la extensión y que el trazado propuesto para ese tramo norte de la Boyacá era el único posible tras los análisis de expertos, y ese permitía afectar mínimamente el área de la reserva Thomas van der Hammen, que compensarían con tres hectáreas por cada una de las sustraídas. Además, no afectaba el campo sagrado de los cementerios de la zona.
Está declaración en particular generó dos reacciones en contra. Por un lado, el ministro de Transporte, William Camargo, dijo que “no era cierto” que esa ampliación de la Boyacá fuera la única opción para la movilidad porque había toda una oferta de vías que no habían sido intervenidas ni por el Distrito ni por la Nación y que podrían ayudar a mejorar la entrada y la salida de la ciudad.
Con la ampliación de la avenida Boyacá se busca impulsar el proyecto urbanístico Lagos de Torca. Foto:César Melgarejo. EL TIEMPO
“La Nación y el Distrito tienen un paquete de obras que se está construyendo y otro que no se ha construido”, dijo Camargo, quien agregó que la oferta vial del norte está compuesta por las avenidas Novena, Santa Bárbara, Villas, la autopista Norte, la carrera séptima, que no han sido construidas desde las calle 170 y las 183 hacia el norte.
La otra reacción fue la de la hija del geólogo, botánico y arqueólogo colombo-neerlandés Thomas van der Hammen, Sabina Rodríguez van der Hammen, quien pertenece a la veeduría de protección de la reserva y señaló que era imposible que se hubieran modificado los trazados para no intervenir los cementerios, pero que para analizar la afectación de la reserva ni siquiera se hizo un diagnóstico de alternativas.
Hay que recordar que fue la CAR la que decidió que para la confección de este proyecto y la emisión de la licencia ambiental no era necesario surtir el diagnóstico ambiental de alternativas.
Finalmente, tanto la ministra de Ambiente como el de Transporte y la veeduría de protección a la reserva le solicitaron a la CAR, que antes de aprobar el licenciamiento revisara las alternativas de trazado y de técnica de construcción para mitigar el impacto al ecosistema de toda la región en el futuro cercano.
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