Exclusivo suscriptores

El creciente fenómeno de la venta de vivienda de descanso en la región

Entre enero y noviembre la oferta en los municipios fue de más de 3.000. 

Uno de los lugares es en el condominio campestre El Peñón. Foto: Fincolombia

Periodista de BogotáActualizado:
La construcción y venta de vivienda en los municipios de la región con temperaturas cálidas ha tenido un crecimiento sostenido en los últimos años; no obstante, en lugares como Fusagasugá, Girardot, Villeta, Ricaurte y El Peñón las casas de descanso son cada vez más llamativas para los bogotanos y personas de todo el país. Estos inmuebles no son adquiridos tanto para habitarlas, sino para hacerlas parte de un negocio.
De acuerdo con La Galería Inmobiliaria, una empresa dedicada a la investigación y análisis del sector constructor e inmobiliario, entre enero y noviembre pasados las ventas de vivienda no VIS –de descanso– en la zona ascendieron a los 712.600 millones pesos, creciendo un 7,8 por ciento frente a 2021, cuando las transacciones sumaron 660.800 millones de pesos.
Las viviendas de descanso no necesariamente son infraestructuras lujosas, sino lugares tranquilos que cuentan con la posibilidad de tener piscina o de poder hacerla, con buenas zonas comunes, canchas múltiples, ciclorrutas, parques infantiles, jacuzzis, guarderías, entre otras.
Cabe mencionar que las zonas más demandadas en Cundinamarca por los compradores de vivienda para fines de inversión, descanso o retiro son Girardot, El Peñón y Ricaurte, incluso Fusagasugá, aunque en este momento lo que muestran las cifras es que hay más oferta que demanda.
El estudio también reveló que las personas que compran este tipo de inmuebles en el departamento están entre los 23 y 35 años (26 por ciento), la mayoría son solteros y sin hijos. Los adultos entre los 40 y 44 años, casados y con familias conformadas por cuatro o cinco personas representan el 18 por ciento.
Las cifras de la empresa de investigación y análisis del sector constructor e inmobiliario revelan que los municipios en los que más cuesta el metro cuadrado son La Mesa y Anapoima, donde supera los 4 millones de pesos, y el menos costoso en El Espinal (Tolima), en la zona urbana, donde cuesta 1’838.944.
La oferta de vivienda de descanso para este año en subzonas como La Mesa-Anapoima, Chinauta-Silvania, Apulo-Tocaima, Girardot urbano, Girardot rural-El Peñón-Ricaurte, Flandes urbano, Espinal urbano, Villeta-La Vega, Fusagasugá urbano y Melgar-Carmen de Apicalá fue de 3.887, y las ventas superaron las 2.000 unidades.
Según Alejandro Forero, consultor de La Galería Inmobiliaria, tanto apartamentos como casas hacen parte de esta categoría, teniendo en cuenta que son infraestructuras con espacios amplios y acogedores.
En cuanto a precios, el experto resalta que el promedio está en 514 millones de pesos en casas con un área de alrededor 149 m² y los apartamentos se pueden conseguir desde los 317 millones de pesos, con área promedio de 80 m².
No obstante, los precios varían dependiendo del municipio y las características, pues hay casas que pueden costar hasta 1.000 millones de pesos o incluso 2.100, como en Anapoima, donde se encuentra la vivienda de descanso más costosa en el momento en la región.
“El 63 por ciento de los apartamentos que se venden son de tres alcobas, el 28 por ciento de dos, y ya de una o cuatro alcobas son en menor proporción”, indicó Forero.
Adicional, el consultor manifestó que el 2023 puede ser bastante complicado para las ventas de vivienda en general debido a las altas tasas de interés. “Con los escenarios de tasas de interés que estamos teniendo, digamos que los negocios se han venido afectando de manera importante y en 2023 se van a afectar un poco más; entonces, no somos muy optimistas frente al próximo año”, señaló.
Sin embargo, confía en que como hay dos grandes apuestas de vivienda en esa zona que llamarían a gente de la clase media a Girardot, para quienes les gusta el calor extremo, y a Fusagasugá, para los que buscan un sitio más fresco y reposado.

Pros y contras

Luis Fernando Reina, consultor inmobiliario y economista de la Universidad Manuela Beltrán, algunas de las razones del auge en la venta de finca raíz en municipios de la región tiene que ver con la temperatura, el precio –porque es más económico comparado en ciudades grandes de clima cálido– y porque la gente le huye a la congestión de Bogotá.
No obstante, este auge tiene consecuencias. Reina plantea que más adelante puede ser que se aumenten los precios, incluso para las personas que sí son de allá, pero, además, puede haber una mayor demanda de servicios públicos, infraestructura vial y encarecimiento de la vida, ya que esto exige para los municipios mayor inversión, mayores costos y afecta económicamente las istraciones.
De acuerdo con Juan Guillermo Yunda, doctor en Planeación Regional y de Ciudades, la construcción y venta de segundas viviendas en municipios con temperatura cálida cercanos a Bogotá es un fenómeno que, en principio, es positivo para la economía de estos municipios, siempre y cuando se realice en terrenos idóneos, con la disponibilidad de servicios públicos, con adecuados estándares de densidad e integrados con las áreas ya urbanizadas.
Por el contrario, si se hacen en áreas alejadas sin disponibilidad de servicios públicos ni accesibilidad adecuada, y densidades muy altas para la infraestructura municipal y el entorno paisajístico existente, se convertirá muy pronto en fuente de nuevos problemas y gastos para las istraciones locales.
“Desafortunadamente, en algunos casos estos desarrollos de segundas viviendas se realizan con una implantación inadecuada, con estrechas vías de o sin pavimentar, en predios sin disponibilidad de alcantarillado, y con una pobre arquitectura, con densidades inadecuadas para estos sitios. Esto, en vez de aportar al paisaje natural de los municipios, termina destruyéndolos. Y para terminar, frecuentemente estas viviendas son adquiridas por familias de ingresos medios y altos que se benefician de recursos públicos que deberían ir a las familias de menos ingresos”, explicó.
El experto en planeación dijo que, por lo general, las familias buscan pasar tiempo en lugares más cercanos a la naturaleza a través de las segundas viviendas, pero si estas son desarrolladas sin planificación, las familias citadinas terminan llevando los problemas de las ciudades a las comunidades de los municipios pequeños, sin que ellas puedan hacer mucho para impedirlo.
Adicionalmente, Juan Guillermo Yunda explicó que las segundas viviendas no deberían ser beneficiarias de subsidios para VIS (viviendas de interés social), que fueron diseñados para la población más vulnerable, lo que parece estar sucediendo en la región.
LOREN VALBUENA
REDACCIÓN BOGOTÁ
Escríbanos a lorval@eltiempo.com

Sigue toda la información de Bogotá en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.

Conforme a los criterios de

Saber más
Mis portales

¡Notamos que te gusta estar bien informado!

¡Notamos que te gusta

estar bien informado!

Para continuar leyendo, si ya eres suscriptor:

En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información aquí