Recuperar la movilidad de sus piernas y tener autonomía es el sueño que cultiva día a día Luisa Fernanda Villegas, una joven nadadora antioqueña que el pasado 1 de abril sufrió un grave accidente de tránsito que le dejó, entre otras heridas, una lesión en la columna vertebral.
Sucedió cuando viajaba en un vehículo particular por el municipio de Mutatá, en el Urabá antioqueño, acompañada de una de sus mejores amigas, un amigo de su madre y su mamá. Los cuatro tenían como destino el municipio de Necoclí, pero desafortunadamente su progenitora perdió la vida tras el fuerte impacto del vehículo.
“A mí me volvieron casi a la vida, o sea, le dieron 48 horas a mi familia para que yo respondiera porque yo estaba muy grave. Tuve una hemorragia interna, entonces tuvieron que hacerme una laparotomía. También se dieron cuenta que yo tenía una lesión en la médula espinal como consecuencia y quedaba parapléjica”, contó la joven quien pasó dos meses en la Clínica Panamerica de Apartadó.
Luisa Fernanda Villegas antes del accidente. Foto:Cortesía
A mí me volvieron casi a la vida, o sea, le dieron 48 horas a mi familia para que yo respondiera porque yo estaba muy grave.
Relata Villegas que su vida antes del accidente estaba dedicada a las clases de natación a niños, adultos y personas con discapacidad. Algunas de ellas las daba en el país, mientras que otras las dictaba en Chile, país al que viajaba en el verano para trabajar y poder hacer dinero.
Allí durante sus estadía llegó a hacer parte de varios equipos de natación, mientras que en Medellín formó parte del club Makos bajo la modalidad rugby subacuático.
El amor por la natación, rememora, fue algo que su mamá le inculcó. Empezó como cualquier niña, dando brazadas de aquí para allá, pero con el pasar de los años le cogió más gusto que se animó a practicar waterpolo y después al rugby subacuático donde se quedó.
Aunque Villegas ha comenzado un proceso de rehabilitación a través de fisioterapias, con la que ha recuperado parte de su fuerza y movilidad en la parte superior del cuerpo, la joven lanzó una Vaki para recaudar fondos y viajar a Bogotá donde encontró un lugar llamado Centro de Rehabilitación Integral Mobility Group que cuenta con programas de rehabilitación enfocados a su condición.
“Ellos allá después de que me hacen una evaluación, con varios expertos, un grupo interdisciplinario como psiquiatra, psicólogo, neurocirujano, varias personas, dicen las posibilidades que tiene la persona con la terapia. La terapia es de alta tecnología porque utilizan como varias cosas: fisioterapia, electroestimulación, hidroterapia y una máquina en la que lo incorporan a uno y lo hacen a uno caminar”, dice con esperanza.
Aunque estas terapias no garantizan que la joven nadadora vuelva a caminar, porque el pronóstico de su lesión es reservado por lo reciente del accidente, “lo mejor es empezar a hacer la rehabilitación desde un inicio porque eso mejora mis condiciones”, concluyó.
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