Carolina Gaitán cantará en los Premios Óscar. Entrevista de BOCAS

La actriz y cantante colombiana interpretará No se habla de Bruno. Entrevista de BOCAS.

Carolina Gaitán interpretó a Pepa Madrigal en Encanto, la película animada inspirada en Colombia Foto: Andrés Oyuela

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Hoy se supo la gran noticia: Carolina Gaitán, al igual que Sebastián Yatra, cantará en la ceremonia de los Premios Óscar. Carolina es la voz principal de No se habla de Bruno, la canción de Encanto que llegó al numero 1 por cinco semanas en la lista Billboard. En esta entrevista de BOCAS habla de su vida y su carrera y, por supuesto, de Encanto. 
Nadie, comenzando por la actriz y cantante Carolina Gaitán, había soñado con el desbordado éxito que consiguió la canción We Don't Talk About Bruno, pieza fundamental de Encanto, la película animada número 60 de Disney.

La edición 115 de la Revista BOCAS estará en circulación desde el domingo 27 de marzo de 2022 Foto:Revista Bocas

Escrita por el reconocido compositor neoyorquino Lin-Manuel Miranda, esta melodía alcanzó lo que ninguna otra canción de la famosa casa animada había logrado. Únicamente A Whole New World, de la película Aladdin (1993), había llegado a encabezar por una semana la Billboard Hot 100, la principal lista musical de Estados Unidos. Sin embargo, No se habla de Bruno (en español), interpretada por la colombiana (y con participación de Mauro Castillo y otras voces secundarias), la superó y, a principios de marzo, llegó a las cinco semanas consecutivas en el primer puesto.
De hecho, nunca una voz colombiana había llegado tan lejos en este listado. Tan solo Shakira y J. Balvin habían alcanzado, cada uno, dos semanas en el primer lugar. Fue Carolina Gaitán con su interpretación quien los superó con cinco semanas en línea. No sobra decir que esta melodía, favorita entre la gente de los 46 países en los que fue traducida la película, superó a legendarios éxitos de Disney como Can You Feel the Love Tonight, de Elton John, en El rey león (1994); Colors of the Wind, de Vanessa Williams, en Pocahontas (1995); y Let It Go, interpretada por Idina Menzel en Frozen (2014). Eso no es poco.
Pero, ¿cómo llegó una voz colombiana a semejante pedestal? Desde muy pequeña, Carolina se paraba frente al televisor de su casa en Niza Norte (Bogotá) e interpretaba junto a su hermano los papeles de las películas de Disney, entre ellas La Bella y la Bestia (1991). Todavía recuerda los diálogos enteros con nostalgia –y cierto dolor–, debido a que su hermano Germán falleció en un trágico accidente aéreo en el 2010, a punto de cumplir 21 años. Dice que él es su ángel.

Ella es la voz principal de No se habla de Bruno, la única canción en la historia de Disney que ha sido número 1 en las listas Billboard Hot 100 a lo largo de cinco semanas. Foto:Andrés Oyuela

Carolina Gaitán nació en Villavicencio (1984) y es la menor de cinco hermanos, todos amantes de los Llanos Orientales: Adriana, Alexandra, Ángela y Germán, el menor (q. e. p. d.). Ellos siempre la llamaron Campanita o Tinker Bell, por su naturaleza hiperactiva. Sus padres, Jairo Gaitán y Martha Lucía Lozano, son pilotos y, en su infancia, los siete integrantes de la familia vivían subidos en aviones que iban del Meta al Arauca, Vaupés y Amazonas, llevando comida y suministros a otros pueblos y ciudades.
En 1991, su familia se trasladó a Bogotá. Desde su adolescencia, Carolina del Pilar Gaitán Lozano hizo pequeños papeles en la televisión, algunos pinos en el teatro y varias incursiones en la música. Todo cambió a sus 17 años, cuando se convirtió en una de las ganadoras del primer reality show que hubo en el país: Popstars. Gracias a ello, y durante dos años, hizo parte de la icónica banda juvenil Escarcha, hasta que renunció. Entonces empezó a estudiar Comunicación Social, pero la dejó para dedicarse a la actuación. Un par de años después se fue a formarse como actriz en Nueva York, en el prestigioso Instituto de Teatro y Cine Lee Strasberg.
Volvió al país y comenzó una importante carrera actoral, sostenida en papeles sencillamente memorables: Gabriela en Gabriela, giros del destino (2009); Lola Calvo en Celia (2015); Nelly Calle en Las hermanitas Calle (2015) y Catalina Marín Santana en Sin senos sí hay paraíso (2016). Carolina acaba de protagonizar la producción de Netflix Juanpis González: la serie, junto a Alejandro Riaño, tendencia número uno en el país a principios de este año.
No tengo la menor duda de que el día más feliz de mi carrera fue la premier de Encanto
Ha recibido múltiples galardones y nominaciones en los Premios TV y Novelas e India Catalina. También ha conquistado dos premios Tu Mundo. Fue la única colombiana entre 20 personas del mundo elegidas para participar en el video promocional de la película The Greatest Showman, con la canción This Is Me, en Abbey Road Studios.
Estuvo casada con el empresario Nicolás Moreno desde el 2015, pero recientemente se separó. En su carrera musical, Carolina lanzó su proyecto llamado La Gaita (2017). Lleva trabajando en un disco desde el confinamiento que, dice, lanzará este año. También tiene una puntual trayectoria en el teatro: el año pasado presentó en el Teatro Colón su monólogo musical Vida, porque solo hay una, escrito y dirigido por Johan Velandia.
Entonces llegó la revolución con la película Encanto, estrenada el 25 de noviembre del 2021, hoy con tres nominaciones a los Premios Óscar: Mejor película animada, Mejor banda sonora y Mejor canción original (Dos oruguitas, Sebastián Yatra). La premier tuvo lugar en el Teatro El Capitán, en Los Ángeles. Aquella noche, Carolina, profundamente emocionada, recordó a su hermano, a quien le decían el Capitán, y reconoció que todo en esta producción había sido mágico, empezando por la contraseña “magic” que le dieron para entrar a su segunda audición con los directores de la película, Jared Bush y Byron Howard. Y en efecto la magia se hizo.

En Colombia la recuerdan por haber ganado el primer reality del país, Popstars. Luego vino una larga lista de papeles icónicos en la televisión: Celia (2015), Las Hermanitas Calle (2015), Sin senos sí hay paraíso (2016) Foto:Andrés Oyuela

El 6 de marzo del 2020 usted llegó a los estudios de Disney Animation en Burbank, California, a su primera audición en Disney. ¿Usted sabía de qué se trataba el proyecto?
Yo sabía que iba a audicionar para una película de Disney sobre un país de Latinoamérica, pero no sabía que era sobre Colombia. Llegué dos horas antes. Me dieron una tarjetica que tenía un dibujo de Mickey divino, y me acuerdo que dije “la voy a guardar para siempre”. Me alcancé hasta a hacer amiga de la recepcionista de todo el tiempo que esperé, porque me acuerdo que ponían música latina afuera. La recepcionista era una morena, era afroamericana y le gustaba la música latina. Estaba sonando Despacito y le pregunté “¿te gusta el reguetón?” Ella me dijo que le encantaba. La vieja era superquerida y ahí nos hicimos amigas.
¿Qué más recuerda de ese día?
Entrar y ver el sombrerito así de Disney, y los estudios tan divinos. Son chiquitos, no son como uno se imagina, así gigantes. Fui al baño, me lavé los dientes, me arreglaba otra vez, 27 veces, y luego empezaron a llegar las niñas que iban antes o después de mí. Mujeres cero latinas, muy americanas, aun cuando, en teoría, uno de los requisitos era que tuvieras al menos algún tipo de consanguinidad latina. Y eran preciosas, tres metros, pelo supercrespo espectacular, ojos verdes. Unas mezclas tan brutales y uno como: “¡Noooo, marica!”. Yo tenía un vestidito cortito, y decidí irme supercolorida. Me acuerdo que me puse unos zapatos amarillos, y la directora del casting me dijo: “OMG, your shoes. I love your shoes”, y hablamos un resto de tiempo sobre los zapatos. Yo le decía: “Son de una diseñadora colombiana, porque yo soy muy colombiana, en verdad sí soy colombiana (no como ellas)” [risas]. Sentí que hubo muy buen feeling con la directora del casting.
¿Y cómo fue la audición?
Fue muy loco. Yo iba a cantar Don't Rain On My Parade, de Barbra Streisand, que es una canción muy divertida, y la directora del casting me dijo: “¿Estás segura que vas a cantar eso?”, y yo como: “No, ya no” [risas]. Ella insiste: “Esa canción es dificilísima, Caro”, y luego me dice que se va a tapar los ojos para escucharme. Pero yo tenía un performance para que ella me viera porque la canción es de teatro musical. Yo me iba a mover y ella no podría verme. Pero empecé a cantar y de pronto, como ella se estaba cubriendo la cara con sus manos, abrió los dedos para verme a pesar de lo que me había dicho y me sorprendió mucho. Al final aplaudió. Me fui muy feliz de allá, pero son tantos los “No” que uno recibe en la vida que me dije: “No me puedo ilusionar. Aunque quiero, no puedo”. Hasta que, un año después, recibí una llamada para el callback con los directores de Encanto. “¿Estás sentada? Eres Pepa”, me dijeron al otro lado del teléfono.
Allá me gritaban ‘pop star!’, y yo les decía ‘fuck!
No se habla de Bruno llegó a cinco semanas en el primer puesto de la lista Billboard. ¿Dónde fue la primera vez que escuchó la canción y cómo le pareció?
Yo estaba en Bogotá haciendo Juanpis. Me gustó desde el inicio. Además, me sorprendió mucho que, justo mi canción, la que le tocaba a mi personaje, era una salsa. Eso me encantó. Lin-Manuel Miranda es un tipo que en verdad ha generado una nueva ola muy interesante en cuanto al género y en cuanto a la interpretación.
¿Dónde la grabó?
En Bogotá, en los estudios de Fox Telecolombia, en febrero del 2021. Todo era un secreto de Estado. Yo cuadraba las fechas en secreto, y les decía “puedo tal día”, y ellos me recogían en un carrazo. Acá en Colombia a uno nunca lo recogen en esos carros. Recuerdo que llegaba un señor con un ultratraje que se bajaba de un Mercedes-Benz gigante, haciéndome una venia en plena calle bogotana. Yo pensaba: “¡Disney llegó a mi casa, en carruaje, como la Cenicienta!” [risas]. Entonces eran dos llamadas al mes y dos escapadas a los estudios de Fox. Hice algunas grabaciones, las voces de Pepa, cuando pasó todo lo de las protestas, desde mi casa. Mi compu, interfaz, dos micrófonos y unos muy buenos audífonos. Con eso tú ya grabas voces para Disney [risas].
Usted conoció a Lin-Manuel Miranda tres años antes en un avión. ¿Cómo fue eso?
Yo fui a ver Hamilton (2015, musical escrito por Miranda). Viajé solamente a eso a Nueva York. Y de repente escucho “Lin-Manuel Miranda es solicitado”, y sentí que ya estaba desvariando, pero el tipo pasó enfrente. Y mientras esperábamos las maletas, lo vi ahí, ¡al lado mío!, así que le pedí una foto: “Lin, mira, yo vine acá a verte a ti, a ver Hamilton”. Él venía muy cansado de su viaje y yo fui un poco invasiva. Me dio la foto, pero en verdad estaba muy cansado. Y me acuerdo que acto seguido llegaron unas niñas gritando: “¡Catalina Marín Santana! ¿Me regalas una foto?, no lo podemos creer”. Me tomé 18 fotos con ellas, y yo me acuerdo que él me miraba como “¿Quién será esa loca?”. Pasaron tres años y me cuentan los directores en el callback que mientras estaban haciendo trabajo de campo en Colombia, Lin se había ido para Nueva York en tales fechas. Yo les dije: “En ese vuelo lo conocí”. Cuando le mostré la foto a Lin me decía, “no, esto es muy meant to be, demasiado. Tenía que ser así, ¡qué belleza!”. Lin-Manuel dice que sí se acuerda de ese momento, pero yo creo que no se acordaba ni una gota. Pero después tuve la oportunidad no solo de grabar, sino de ir a tomar un café en Nueva York con él y hablar como dos personas que están trabajando juntas, comparten proyectos. Entonces ya fue como una posición muy bonita, de conocerlo un poco más profundo y no solamente como productor.
Alguna vez respondió que los días más felices de su carrera han sido en Celia y en su participación en The Greatest Showman. ¿Hoy deberíamos sumar Encanto?
No tengo la menor duda de que el día más feliz de mi carrera fue la premier de Encanto. Es que entramos al teatro y dicen: “Es la sesentava película de Disney”, un número tan cerrado. Es tan icónico este momento en la historia de Disney, y ponen a Mickey con el rollo, y el primer telón se abre y es el castillo de Disney, y suena solamente un sonido supermágico, y se abre el segundo telón y empiezan a mandar todos los cortos de todas las 60 películas que se han hecho, y de verdad era como estar en otra dimensión. Luego empieza Carlos Vives a cantar y todo un teatro de Los Ángeles de pie cantando Colombia te quiero tanto, gringos bailando, todo muy especial. Luego arranca la película y sale cada personaje. Todo el teatro aplaudía cada vez que salía un nuevo personaje; no podía parar de llorar, era imposible.

Carolina Gaitán encarnará a 'Pepa'. Foto:Disney / Instagram: @lagaita

Catalina Marín quería reivindicar la imagen de la mujer colombiana y pereirana y decir que sí había paraíso sin necesidad de buscar parecerse a nadie
¿Desde niña soñaba con bailar y cantar o había algo más?
Yo solamente quería cantar y actuar, lo tenía clarísimo; era eso. Mis hermanas y mis papás dicen que yo soy una cajita de música hasta el sol de hoy y que de chiquita me la pasaba, más que hablando, era cantando todo el tiempo.
Hay una canción que cantaba muy a menudo, Perfidia. ¿La recuerda?
[Canta un pedazo]. Sí, porque se la cantaba a mi mamá. Además, fue la primera que aprendí en guitarra, entonces sí es una canción importante. Ahora ella [mi mamá] no me deja en paz si yo no le canto La gloria eres tú en todas las reuniones familiares, y con esa me gané la audición más importante en Popstars, entonces mi mamá siempre me dice “Por La gloria eres tú fue que ganaste”.
Aunque su familia viviera en el mundo de la aviación, ¿nunca le interesó?
No porque yo quemaba el sueño de ser piloto montada en las piernas de mi papá. Ese era mi juguete favorito, el avión pequeño en el que mi papá volaba a la selva junto con mi mamá, en donde íbamos a veces a la Isla de los Micos (Leticia). Nos montábamos en el avión y nos íbamos papá, mamá, los dos aviadores, y yo en las piernas haciendo así [hace que maneja de lado a lado un avión], y mis hermanas me gritaban “¡no mááás!”, y yo “¡síii!”. Era una delicia [risas]. Pero yo no, nunca tuve esa ilusión o ganas.
Usted tiene un cariño especial por el teatro. ¿Cómo fue llegar a hacer su monólogo?
Hace poco tuve la dicha de tener a Vida, porque solo hay una, mi monólogo musical, en el Teatro Colón y montarme en ese escenario, ensayar ahí y, juepucha, ese fue... ese es uno de mis sueños hecho realidad. Me acuerdo que vi La violación de Lucrecia en el Festival Iberoamericano interpretado por una mujer de 84 años; es un monólogo. Ese día dije: “Quiero esto cuando sea viejita”... Me acuerdo que lo escribí en Facebook, era el 2017. Esa publicación existe. Puse: “Cuando sea viejita voy a tener un monólogo como el de Nuria Espert en el Teatro Colón. La carrera del actor es de tiro largo; esto hasta ahora está empezando”.
¿Cómo recuerda esa primera presentación en el teatro?
Mira que yo no me había tirado en paracaídas y me tiré hace muy poco... Me dije que si era capaz de salir a un escenario de 750 personas, era capaz de lanzarme al vacío en un avión en movimiento. Así me lancé al vacío y así me lancé al escenario del Colón. Fue muy emocionante ver ese lugar lleno de personas para oír la historia de Vida. Demasiado espectacular [se le aguan los ojos]. Y después Claudia [la directora del Teatro] me dice: “El teatro Colón necesitaba vida, y tú se la trajiste”. Fue un día muy especial.
Hablemos de Popstars. ¿Cómo fue ese día que su tío Gilberto, el cartagenero, tuvo que ir a despertarla para ir a la audición?
“Qué tal la cantante”, me dijo, y tiró la puerta. Eso fue un punto de giro importantísimo porque me retó, y yo creo que soy una persona que asume retos y desafíos. Pues fue muy loco porque yo no tenía ni idea a qué estaba yendo. Al casting de Disney sabía después de 20 años de carrera, pero la audición de Popstars, no.
Usted fue la primera de Escarcha que renunció. ¿Por qué no le gustó?
Me daba mucho miedo. Era muy niña todavía, y me generaba miedo la sobreexposición; un poco de pavor en ese momento. Me puse muy rebelde y renuncié, pero ya después de dos años.
¿Usted se coló en la fila de la audición de Popstars?
No me colé, Juliana, mi amiga, me estaba guardando el puesto [risas]. Yo tenía el número 1387 y ella tenía el número cuatrocientos algo. Ella me dijo, “ven, métete acá”.
¿Y cómo se dieron cuenta?
El número decía Popstars por detrás, así que me lo puse de ese lado. Y me preguntan por mi número así que me toca girarlo. “Tú vas mucho más atrás”, y yo les dije que Juli, mi amiga, me estaba guardando el puesto. “Canta”, me dijeron y canté A fuego lento, de Rosana. Se quedaron pensando y luego me dijeron: “Pasa” [risas].
Todos los televidentes fueron testigos cuando le cortaron el cabello en el programa. Su hermana cuenta que fue un momento muy duro para usted.
Horrible. Yo creo que ahí empezó mi trauma por ser famosa, porque fue como que no podía ser yo. Me cambiaron, y creo que hubo una contraposición entre mi ser y lo que querían que yo fuera. Y además me ponían un estereotipo de ‘la fresa’ y ahí me di cuenta de lo crudo que puede ser la sobreexposición. Pero debo decirte que es aún más fuerte en nuestro país. El tema del juzgamiento y el bullying en redes es muy fuerte entre nosotros como colombianos. O puede generar cosas como crear canciones en contra de eso como Qué no se dice de mí. En verdad yo la hice en vista de lo que me estaba pasando, no en Popstars, sino cuando en Sin senos me dieron palo.

Carolina Gaitán vive en Los Ángeles y desde allí viaja al lugar donde están sus personajes. Foto:Archivo particular

Yo quería ser alternativa, yo no quería ser fresa pop star
¿Qué le decían?
Me decían que era anoréxica, que qué le pasa, que esa vieja por qué está haciendo de Catalina. Mil cosas.
¿Y esa fama de Popstars la persiguió mucho tiempo?
Sí, tanto así que me corté el pelo más, me fui a Citytv a presentar, luego hacía radio, estaba en la Tadeo, pero allá me gritaban “pop star!”, y yo les decía “fuck!”.
¿En qué momento se rindió ante la Carolina pop star?
Me daba pena porque yo quería ser alternativa, yo no quería ser fresa pop star [risas]. Cuando maduré un poquito más me puse a pensar haciendo terapias que había sido un momento muy importante en mi vida. Hasta el sol de hoy, hay gente que todavía se quiere burlar de eso, “ay, la pop star”, y a mucha honra. Total. Fue hermoso, gané un concurso donde hubo miles de personas, mi número era el 1387, y eso era solo Bogotá y quedaban más atrás. Entonces después dije “fue algo muy bonito”.
Después de Popstars, y otros papeles más juveniles, llegó a Sin senos sí hay paraíso. ¿Catalina fue un personaje distinto al tipo de papeles que le gusta hacer?
Catalina Marín quería reivindicar la imagen de la mujer colombiana y pereirana y decir que sí había paraíso sin necesidad de buscar parecerse a nadie. Al final, Catalina Marín Santana hace parte de ese movimiento de personajes que a mí me interesa interpretar. Ella lo único que quiere es estudiar en medio de un mundo absolutamente convulsionado y narcotraficante.
Dicen que el papel fue difícil para sus padres por las escenas explícitas.
Mi mamá nunca quiso que yo fuera actriz justamente por esas escenas, y hasta el sol de hoy, le parte el corazón entender... Mi mamá no entiende. En Juanpis, por ejemplo, le digo “ma, ¿qué te pareció Juanpis?”, “no, pues, bien; unas escenas que no me gustan, Carolina, no me gustan”. Y ella sufre. Yo he sido muy pudorosa por mi papá. Él me dice “hay escenas donde prefiero pararme por un vaso con agua, y ya luego la sigo viendo muy contento” [risas].
Hago un ritual en donde prendo velitas, les hablo y les digo “quiero pedirte permiso para poder visitar tu vida, tu historia y ponerme en tus zapatos para poder contarlo a la gente
Pero ahora ya deben estar más habituados que las primeras veces en Sin senos.
Sobre todo por Celia. Lola [el papel de Carolina] es una mujer santera, drogadicta, absolutamente extrovertida, loca, maniática, espectacular. Es el tipo de locura que es un frenesí. A mí me apasionan este tipo de personajes, y que son muy profundos y van mucho más allá de contar una historia para entretener. Entonces es ahí cuando yo creo que ya se empieza a ver, no sé si la gente lo veía, pero mi padre sí, un trabajo muy a consciencia, disciplinado y muy profundo con ese propósito.
¿Cómo es eso de que usted habla con los muertos antes de interpretarlos?
Yo siempre he sido muy espiritual y muy mística en muchas cosas, pero con la muerte de mi hermano más, porque generé un lazo de otra dimensión por eso. Entonces yo a mi hermano lo siento, ¿sabes?, tengo mucha fe en eso. Cuando me dicen que tengo que interpretar a Nelly o a Lola inspirada en La Lupe me parece muy delicado. Hago un ritual en donde prendo velitas, les hablo y les digo “quiero pedirte permiso para poder visitar tu vida, tu historia y ponerme en tus zapatos para poder contarlo a la gente”, y eso es lo que hacía. Por ejemplo, con Lola pude volarme e irme a Cuba, y de verdad que sí viví cosas fuertes. Digamos que de todo el tema de la santería y de estas energías muy fuertes y poderosas en Cuba sentí mucho pavor y respeto.
¿Me puede contar alguna de esas experiencias?
Imagínate que hay un barrio particular donde se practica la santería específicamente. Yo iba a ir, pero tenía susto. Es como meterse en un lugar fuerte, y yo me fui sola a Cuba porque no quería que pareciera que me había ido de vacaciones. Me iba a sentar en los parques a hablar con cubanos y al tercer día tenía que hacerme pasar por cubana, y si no me creían, no estaba haciendo nada. Entonces me fui y al tercer día lo había logrado, me hacía pasar por cubana, me creían en la calle, y me preguntaban “¿de dónde eres, mi vida?, ¿de Pinar del Río? ¿de dónde llegaste, mi amor? Porque de La Habana no eres”, y yo, “de Pinar del Río” [risas].

Estrenó hace poco un sencillo I am Bolero y este año espera lanzar álbum. Carolina es una iradora de Juan Luis Guerra, con quien siempre ha soñado cantar. Foto:Andrés Oyuela

¿Y cómo llegó a la santería?
Pues me llegó el día de irme a esta zona de La Habana. No había llamadas, en ese momento tú no podías llamar ni te podían llamar, absolutamente incomunicada. Y en la noche tuve un sueño muy loco. Es muy frito. Yo me acuesto a dormir, y en ese hotel había muchas fotos de los que fueron los dueños de esa casa hotel, en todas partes, y me acuerdo que yo con susto puse la llave en la habitación y cerré. La cosa es que yo me acuesto a dormir... no sé si tú conoces la parálisis del sueño... y yo comienzo a sentir que me está pasando. En esta oportunidad no fue solamente que no me podía mover, sino que me paro de mi cuerpo, veo mi cuerpo ahí en la cama, voy a la puerta, cojo la llave, la abro, abro la puerta y veo una fiesta de los años 40. Esa gente con vestidos y con unas copitas, yo abro la puerta, una señora se voltea, me mira de arriba abajo y me dice “qué mal vestida estás”. Y yo cierro la puerta, saco la llave, me acuesto y vuelvo al cuerpo con una angustia horrible, y hago como ¡ya!... y me despierto y tengo la llave en la mano.
¿Qué?
Me desperté muy asustada, bajé donde el portero y le dije “oye, me puedo quedar acá contigo toda la noche” [risas]. Eran por ahí las 3 a. m. Y al día siguiente era el día que iba a ir a lo de la santería y dije “no voy ni por el putas”. Entonces había una casa de una cubana famosa que se llama ‘Juana la cubana’…
¿La de la canción?
Cuando llego a donde ella, me siento y ella me dice “prende el tabaco”. Yo prendo el tabaco y ella me dice “tú no llegaste sola, tú no estás sola”. “Sí, yo estoy sola”, le dije. “No, mi amor, tú no estás sola, tú estás con un hombre de 21 años, está contigo todo el tiempo. Míralo, ahí está, al lado tuyo, de pelo negro, tan bello”... Y, ¿esto es en serio, marica? Entonces me dije que no era necesario ir a meterme a ese barrio porque ya había experimentado mucho la santería, y es muy poderosa.
¿Es cierto que este año lanza un nuevo álbum?
Sí, la idea es terminarlo para este año. Estamos sacando de a sencillos, y I Am Bolero está en su etapa de lanzamiento y le ha ido increíble. Creo que las cosas tal vez han cambiado desde Bruno. Realmente no hacía música pensando en agradar, sino en comunicar un mensaje y expresar algo de mí; ahora está pasando con I Am Bolero, que está sonando en La Mega, lo invitan a uno a festivales, se vienen conciertos.
Usted ha dicho que ha tenido experiencias desagradables en su carrera por su origen. ¿Cómo es ser una artista latina en el exterior?
Estar en Los Ángeles y ser colombiana es muy complejo porque entre nosotros mismos decimos “no va a pasar”. A mí, mis compañeros me decían “tú la vas a tener muy difícil porque tú no eres morena, tú no tienes facciones bruscas, aparte tienes acento y, pues, no”. Todo el sueño se hace muy complejo por el acento, porque tal vez no eres el estereotipo latino y porque no eres la mujer voluptuosa gigante como Sofía, que la reventó. Entonces, ¿quién más la va a reventar si no es así de voluptuosa y de grandotota como ella? Entonces es muy bonito poder inspirar a otros y decir: “¡No, no se necesita ser de una manera determinada para ser absolutamente latino y poder lograrlo!”
Gracias por leernos.
La próxima edición de BOCAS (#115) empezará a circular a partir del domingo 27 de marzo. Si no ha terminado de leer la edición pasada, le recomendamos otra de nuestras entrevistas: Las batallas de la ganadora del Premio International Women of Courage: Josefina Klinger en BOCAS
Por Gabriela Herrera
Periodista Revista BOCAS
Fotos: Andrés Oyuela
Edición 115 Marzo- Abril 2022
Revista BOCAS
IG y TWITTER @revistabocas

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