La ingeniera industrial Tatiana Held está en camino a Arabia Saudita, donde presentará el libro que editó ella misma y que, a pocos días de cumplir un año de su salida al mercado, compite por tres premios en los Gourmand Cookbook Awards, los galardones a lo mejor de la industria editorial centrada en la gastronomía.
En su agenda está no solo esperar la ceremonia en la que sabrá si trae alguno de los trofeos a casa -el libro compite en las categorías de fotografía, diseño y mejor libro autopublicado–, también tendrá la oportunidad de exponer su trabajo.
Contará lo que ha sido gestar Cocina de casa, con las recetas que empezó a compartir en pandemia, cuando la única conexión con los vecinos y familiares, que a veces se cansaban de comer lo mismo, era proponerles elaboraciones fáciles.
Antes de pandemia, Tatiana, con experiencia en mercadeo, hacía eventos gigantes, en instancias como la Cumbre de las Américas. Allí descubrió el poder de las experiencias gastronómicas para conectar a las personas. Y vivió ese poder de otra forma, en la cuarentena: primero, al ayudar a que otros pudieran variar su menú, a través de su Instagram, y después, al hacer pequeñas reuniones en su casa campestre de Chía, con vecinos y familia, en cuanto fue posible reunirse.
No pocos le pidieron un libro, para tener a mano recetas que eran difíciles de encontrar en la sobrecarga de información de las redes, y ella les hizo caso.
Conformó un equipo de personas con experiencia en el tema. Así llegó a Laura Posada, a la diseñadora Rosita Fajardo y al fotógrafo Jorge González.
“El foodstyling lo monté con mi prima, Carolina Otero, con la idea de proyectar lo que somos, con comida cercana, fácil de hacer, bien puesta –relata–. Toqué puertas para que me prestaran vajillas los vecinos, la familia y también marcas como Ambiente Gourmet y Typso. Fue una locura: tres semanas de producción. Mi sala era un campo de telas, cubiertos, vajillas, vasos, copas. Jorge se instaló en mi terraza, con su computador y sus luces. En la pared del comedor pegábamos las fotos, revisábamos colores o estilo, definíamos qué repetir”.
Taquitos Larb Moo, una de las recetas incluidas en Coina de casa, de Tatiana Held. Foto:Jorge González
El libro salió en diciembre del 2022, con mil ejemplares (la segunda edición está a la venta). Pero el trabajo no terminó ahí. Held se encargó de empacar, despachar, ar librerías, además de tiendas gourmet y casas de regalos.
Las recetas tenían que ser multiculturales, explica. Porque tuvo una abuela alemana y otra colombiana y parte de su familia vive en Tailandia. Además, en cada viaje que hace trae de souvenir un libro de cocina. No solo por probar nuevas combinaciones de sabor, sino para entender cómo se vive la cocina en otros lugares.
“Amo el eneldo –dice sobre las recetas más significativas para ella–. Me transporta a la infancia con mi abuela alemana. Ella hacía una ensalada de lechuga con eneldo. Eso lo transmito en un bowl de salmón y eneldo a la Mía, que era mi abuela. Le hago honor a esa vinagreta suya. El salmón era su pescado favorito”.
De la abuela colombiana trajo el recuerdo del postre de limón de Tita, una versión casera del pie de limón. Y de particularidades familiares, quedó la ensalada crujiente de brócoli con semillas de girasol y arándanos que Tatiana probó por primera vez en una visita a la familia en Tailandia. “Mi mamá empezó a hacerla en los diciembres, y se volvió la ensalada de los 24 –cuenta–. Es controversial porque la gente dice: ‘¿Brócoli crudo?’. Parece loco, pero la hacemos porque es deliciosa”.
Otra fortaleza del libro es el uso del BBQ que aparece en diferentes momentos, básicamente porque al vivir en un entorno campestre, para Tatiana, “el BBQ es un fogón más de la cocina”, y le “permite cocinar para mucha gente”, afirma.
El libro se divide en momentos: hay uno de antojos, para entradas y tentempiés, o para el fin de semana o para el alma, en la que incluyó recetas que “son íntimas” para ella, entre la que está la ensalada de brócoli o una caldereta de mariscos y un chili con carne. Además está el capítulo de sabores de otras tierras o el de recetas de diario (con una ensalada de pepino cohombro que hacía la mamá) y los postres familiares, en los que participaron sus hijas.
La receta más compleja quizás sean los pinchos de tika masala, por la cantidad de ingredientes, explica, pero no por tiempo. Porque a partir de tenerlos listos y picados, el mise en place, cada preparación puede tardarse no más de una hora.
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