Entre 1993 y 2010, el eje de rotación terrestre se inclinó casi 80 centímetros hacia el este. Así lo reveló un estudio publicado en la revista científica ‘Geophysical Research Letters’.
La desviación se encuentra principalmente asociada con el desplazamiento y la masiva extracción de agua subterránea. Solo durante ese periodo de tiempo, de 17 años, fueron sacadas 2.150 gigatoneladas de líquido debajo de la superficie terrestre.
“Nuestro estudio mientras que, entre las causas relacionadas con el clima, la redistribución de las aguas subterráneas en realidad tiene el mayor impacto en la deriva del polo de rotación”, señaló Ki-Weon Seo, profesor de Ciencias de la Tierra en la Universidad Nacional de Seúl y autor principal del estudio, a ‘BBC’.
El desplazamiento de agua subterránea está, a su vez, relacionado con el aumento del nivel medio del mar, en tanto el líquido bombeado puede terminar en las fuentes hidrográficas a causa de las precipitaciones o las descargas.
La Tierra está formada por diferentes capas. Foto:iStock
Para establecer los resultados, los investigadores tuvieron que considerar las capas de hielo y los glaciares, al igual que otras posibilidades de redistribución del agua subterránea, explicó ‘National Geographic’. De esta manera, hallaron que los mayores puntos de desplazamiento fueron América del Norte y el noroeste de la India.
Aunque el eje de la Tierra puede tener un impacto en los sistemas de navegación por satélite, no ha logrado inclinarse lo suficiente como para afectar las estaciones, las cuales dependen directamente de este factor.
“El eje de rotación de la Tierra normalmente cambia unos varios metros en un año. Por ello, una variación de cerca de un metro durante unas dos décadas no afectaría el clima”, puntualizó Seo para el medio citado anteriormente.
Esta capacidad del agua subterránea para cambiar el eje de rotación fue descubierta recién en 2016. Sin embargo, poco o nada se sabía de su contribución específica en la inclinación del planeta Tierra.
Clark R. Wilson, geofísico de la Universidad de Texas y otro autor del estudio, sostuvo en diálogo con ‘The New York Times’ que, además del bombeo de agua subterránea, podrían existir otras causas que contribuyen a que la Tierra se mueva en una nueva dirección.
“Por ejemplo, es posible que haya algo en el núcleo externo de la Tierra que también esté contribuyendo”, afirmó para el periódico estadounidense.
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