El emblemático
Volkswagen Beetle, conocido cariñosamente como
"Vocho" en México, ha sido siempre un vehículo que capta la atención y el cariño del público. Desde su introducción en muchos países, se convirtió en un ícono de la industria automotriz y un referente popular.
La historia de este vehículo en México comienza el 15 de enero de 1964, cuando Volkswagen llegó al país, y un año después inició la construcción de su armadora en Puebla.
Aquí, en octubre de 1967, se fabricó el primer Vocho mexicano, marcando el comienzo de una era en la que se producirían alrededor de un millón 691 mil 542 unidades de este modelo, hasta que cesó su fabricación el 31 de julio de 2003.
Recientemente, este vehículo ha vuelto a ser el centro de atención debido a un descubrimiento peculiar: la existencia de una cama oculta diseñada para los niños. Este detalle, desconocido para muchos, salió a la luz gracias a una supuesta fotografía antigua del manual de del Vocho, que se viralizó en redes sociales.
La imagen muestra cómo la parte trasera del auto se podía transformar en una cama, ideal para que los niños tomaran una siesta.
A raíz de esta revelación, un conocido como @icariito preguntó en las redes sociales, específicamente a través de X, "@Volkswagen_MX tengo una duda: ¿qué me pueden decir de esta imagen?". La respuesta del fabricante no se hizo esperar, confirmando la autenticidad del "truco" con las palabras: "¡Vochito siempre se adapta ante cualquier situación, Diego".
Este hallazgo ha generado un gran revuelo entre los aficionados y antiguos conductores del Vocho, revolucionando su percepción sobre un vehículo que ya consideraban familiar.
Aunque en su momento, la cama oculta del Vocho fue una innovación revolucionaria, hoy en día, las normas de seguridad vial han cambiado considerablemente, y viajar recostado en un automóvil se considera peligroso, especialmente en caso de choques o accidentes viales.
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de El Universal, y contó con la revisión de un periodista y un editor.