¿Sabía que sus vecinos no pueden 'prohibir' los ladridos de sus perros?

Explica que los cuidadores no deben estar pendientes del momento o intensidad de los ladridos.

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Los ladridos de los perros pueden ser molestos para los vecinos, estos pueden llevar a discusiones y quejas sobre su permanencia en su vivienda.
Sin embargo, según la sentencia T-119 de la Corte Constitucional de 1998, protege a los animales, argumentando que los dueños de los perros "no pueden controlar los ladridos de sus perros, ni atenuar el volumen de los mismos".

¿Qué dice la sentencia?

De acuerdo con la sentencia T-119/98, la Corte Constitucional falló a favor de un hombre que había sido requerido para adecuar el lugar donde sus perros permanecían en su finca, con el fin de evitar molestar a sus vecinos. A pesar de que el hombre cumplió, posteriormente se le exigió que sacara a los perros de su propiedad.
Sin embargo, en esta acción de tutela en contra de la Inspección Municipal de Policía de Tabio, Cundinamarca, se reconoció que no se pueden modular los ladridos de un perro, ni su intensidad.
Para la Corte, aunque es necesario controlar el sonido de dispositivos electrónicos y no perturbar la paz de los vecinos, los ladridos de las mascotas son un acto natural, por lo que no se les puede impedir que lo hagan. La sentencia establece que:
"Propio de la naturaleza de los perros es ladrar y no es razonable exigirle a sus dueños que lo impidan, que estén pendientes del momento en que lo hacen o de regular la intensidad de los ladridos", explicó.

es una raza con una inmerecida fama de violenta y agresiva. Debido a sus orígenes (fue utilizado como perro de pelea) y al actual mal uso que le dan algunos, no es de extrañar que protagonice un sinfín de leyendas urbanas en las que es pintado como un monstruo. Contrariamente a esta creencia popular, los dueños afirman que es un perro cariñoso y divertido. Es entusiasta, fiel, divertido, vital, protector y de ideas muy fijas Foto:

En cuanto a sacar a los perros de la propiedad, el alto tribunal dijo que esa no debe ser la solución, sino que se debe buscar un común acuerdo para la coexistencia en paz.
Expuso también que en un entorno rural son frecuentes los ladridos de los perros, pero que estos son propios de situaciones de convivencia social y que deben ser toleradas en beneficio de una sana y pacífica coexistencia.
Así mismo, explican que: “El incumplimiento a lo aquí estipulado acarreará el prescindir de los perros, procediendo a movilizarlos del lugar donde se encuentran actualmente a uno donde no se perturbe la tranquilidad a ningún ciudadano”.
Igualmente, al ciudadano se le pidió mantener sus perros “en un lugar adecuado” dentro de su finca, “donde tengan espacio suficiente, en el cual puedan moverse (sic) libremente”.
Esto recuerda que la responsabilidad no llama solo a los vecinos a conciliar o tolerar estos actos que parten de la naturaleza de un animal, sino también que recaen en el dueño, pues este debe propiciar un espacio adecuado para sus mascotas.
SOPHIA SALAMANCA GÓMEZ
REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL
EL TIEMPO

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