'Desde hace más de un año he venido recibiendo amenazas': Giovani Yule, tras atentado a su casa en Caloto, Cauca

El mayor Giovani Yule, quien ejerce como director de la Unidad de Restitución de Tierras (URT), se levantó el pasado domingo con la noticia de que un voraz incendio había consumido su casa. Por el nivel de riesgo que tiene, lo atribuyó a un atentado, tesis que respaldaron las autoridades. La Fiscalía ya adelanta las investigaciones para dar con los responsables de este hecho que puso en riesgo la vida del hijo del mayor, quien se encontraba al interior de la vivienda. Yule apunta a grupos armados organizados que se han visto golpeados por la política que adelanta la entidad. 

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Hasta ahora no tengo ninguna información por parte de las autoridades competentes. No me han dicho absolutamente nada, pero ya están adelantando las investigaciones. Desde ayer a primera hora han estado muy atentos y muy prestos a dar con los responsables. Acudieron al sitio, registraron los hechos y al medio día que llegué de Bogotá, ellos ya habían adelantado toda la tarea. Me ha llamado el comandante de la Policía del Cauca, la directora del CTI, el director de fiscalías y la defensora del pueblo, la doctora Iris Marín. Han estado muy pendientes de la situación y espero que ojalá muy pronto podamos dar alguna noticia al respecto de quién fue el que provocó este incendio porque si mi hijo no se despierta, esa casa se habría quemado con él adentro. Menos mal alcanzó a alertar a la comunidad que ayudó a apagar el fuego. 

Mi casa está ubicada en la comunidad El Limonar, en el resguardo indígena Huellas Caloto. Queda aledaño del casco urbano del municipio. Desde que me nombraron como director de la URT, para cumplir la misión que me encomendaron, vivo en Bogotá, con mi esposa y mi hija menor, y mi hijo mayor, de 26 años, era el que estaba cuidando la casa y ejerciendo autoridad en el territorio. La comunidad está compuesta por siete, nueve familias. Es una de las más pequeñas del resguardo. Ellos fueron los que acudieron al llamado de mi hijo y lograron apagar el incendio. Luego también llegaron los bomberos, y el alcalde y el gobernador del Cauca están tras la huella de los responsables. La solidaridad que he recibido ha sido muy grande a nivel nacional. Eso nos da más fuerza para seguir adelante sin declinar en ninguna de nuestras convicciones de construir el camino de la reconciliación, de la armonización de las comunidades y de la sociedad colombiana, que es el sueño que tenemos. 

Sí, yo creo que además de mis labores que ejercía como autoridad indígena, en el CRIC y el movimiento social, ahora se suma mi ejercicio como director de la Unidad. Estas tareas tienen que ver, precisamente, con devolver y restituir los derechos de las comunidades que han sido arrebatados en el marco del conflicto y la violencia; los derechos territoriales, sociales y económicos. Eso, por supuesto, es un tema muy fuerte y surgen contradictores que por lo general son los mismos despojadores, el paramilitarismo, las guerrillas, los terratenientes, la misma agroindustria y las multinacionales. Eso quiere decir que la responsabilidad del Gobierno y el Estado, de la Unidad de Restitución de Tierras, precisamente, es regresar esas tierras que en toda la historia han utilizado la violencia y los actores armados para despojar a los verdaderos dueños de las comunidades.

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Han sido Urabá, la Costa, Montes de María, el departamento del Cauca, Meta, Putumayo. Estos territorios tienen presencia de los actores armados y la violencia todavía está fuerte. Allí el tema de la restitución ha sido complicado. Incluso muchos directores territoriales que están en esas regiones han recibido amenazas. Menos mal contamos con el respaldo de las mismas comunidades, de la fuerza organizativa de la gente y hemos podido seguir cumpliendo con nuestra tarea. También hemos estado muy apoyados por la fuerza pública.

Yo he recibido muchas amenazas desde que ejercía como gobernador (indígena) en mi territorio, cuando estuve en la Asociación de Cabildos Indígenas del norte del Cauca y cuando fui consejero del CRIC. Desde que estoy al frente de la Unidad de Restitución de Tierras, hace más o menos un año, me llegan advertencias e intimidaciones de grupos armados y del paramilitarismo. Siempre he sido vulnerable a esta situación de violencia, pero ahora me preocupa mi familia, porque en mi casa en el resguardo está mi hijo y le pueden ocurrir hechos lamentables, como se pudo corroborar con el atentado.

Después del atentado, la UNP (Unidad Nacional de Protección) se comunicó conmigo y me han manifestado que están prestos para recibir las denuncias de lo que ocurrió y determinar cómo pueden fortalecer mi esquema. Yo actualmente tengo dos guardias indígenas, dos escoltas y dos carros, que son con los que me muevo a nivel institucional. Antes de llegar a la Unidad también tenía una medida de protección, que era un carro y dos guardias, precisamente por las amenazas que recibía. Pero ahora lo que estoy pensando es que también mi familia necesitará esta seguridad porque esta situación nos vuelve vulnerables a todos. Esto no quiere decir que vaya a renunciar a mis convicciones. Todo lo contrario, me invita a seguir con más fuerza protegiendo los derechos humanos, los derechos de las víctimas y avanzando en el camino de la reconciliación y la paz, que es el camino de la vida. 

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SARA VALENTINA QUEVEDO

Redacción Justicia