Marlovia Gutiérrez se define a sí misma como una “mujer hiperactiva”. Nació hace 61 años en Zipaquirá, de donde vino hace tiempo a un lote en el barrio Chicó Sur, de Usme, ahí levantó su casa. Una voz delgadita que le dejó un cáncer de tiroides, que sorteó hace un par de décadas, combina con una mirada tierna y profunda que a veces se vuelve agua mientras cuenta algunos golpes que le ha dado la vida.
Tenemos que redistribuir el cuidado entre todas y todos, reconocer que sin estos trabajos no podríamos sobrevivir y reducir el tiempo que les dedican las mujeres.
Su juventud la dedicó a la estética, aprendió a cortar, tinturar, hacer uñas y masajes, con su esposo sacaron adelante a dos hombres y una mujer, Jasbleidi. Esta última, madre cabeza de familia, vive con sus dos hijos en casa de Marlovia, quien hace los trabajos de cuidado para todas las personas de la casa.
“Yo me organizo bien. Por la mañana despacho a mis nietos, los alisto y les doy desayuno. Mi hija lleva a la niña y el nieto sale después. Les tengo todo listo porque no comemos manjares sino un café y un pan. Pero como a mi hija le hace daño el café y el chocolate, a ella le hago una changua o caldo de papas y le empaco el almuerzo para que lleve a su trabajo. A las 8:30 me voy a los ejercicios en la Manzana del Cuidado y regreso como a las 10 a.m. para ponerme a hacer el almuerzo”, cuenta Marlovia.
La nieta tiene 7 años y el nieto 17. A la niña, Marlovia le ayuda con las tareas del colegio, a él lo apoya en todo para que haga su pre-Icfes, con la esperanza de que entre a la universidad.
“Yo quiero que mis nietos salgan adelante y les vaya bien. A veces me da duro y tengo disgustos con mi hija porque yo no los quiero dejar solos, entonces me los cargo si me invitan a algún lado”, relata la abuela.
Formación, ejercicio y descanso
Marlovia aprovecha la Manzana del Cuidado para hacer ejercicios y yoga, entre otras actividades Foto:Cortesía Alcaldía Mayor de Bogotá
De cuidadora, Marlovia pasó también a ser cuidada en la Manzana del Cuidado de Usme, lugar donde está a punto de terminar su bachillerato, además hace ejercicios, yoga, disfruta de la piscina del Centro de Desarrollo Comunitario (CDC) Julio César Sánchez y apoya en una huerta comunitaria.
Toda esta atención que recibe Marlovia hace parte de los 170.000 servicios de respiro, educación, generación de ingresos que les prestan las Manzanas del Cuidado, de la Alcaldía Mayor de Bogotá, a miles de mujeres cuidadoras de la ciudad. Actualmente son 10, en las localidades de Bosa, Ciudad Bolívar, Engativá, Kennedy, Los Mártires, Rafael Uribe Uribe, San Cristóbal, Santa Fe – La Candelaria, Usaquén y Usme; al final de la istración de Claudia López serán 20.
Gracias a los profesores y otras facilitadoras que están en el CDC de Usme, las mujeres cuidadoras tienen la posibilidad de acceder a formación para terminar su bachillerato, participar en los procesos de formación certificada del SENA, aprender a crear y manejar un negocio propio; ruta de empleo o emprendimiento, realizar asesorías en prevención y promoción en salud, yoga y aeróbicos, escuela de la Bici, atención psicosocial y jurídica, además de talleres de agricultura urbana.
Se trata de la apuesta de innovación social que ha hecho que la capital del país se convierta en la primera ciudad de América Latina en implementar el Sistema Distrital de Cuidado, un programa que se ha ocupado de uno de los problemas que aqueja a millones de mujeres en el mundo: la sobrecarga en los trabajos de cuidado no remunerados. Esto, a través de una oferta integrada de servicios de formación, respiro y bienestar que, en el caso de Marlovia y sus vecinas, ha transformado su vida.
Además de cocinar yo lavo, y hasta en eso me ayuda la Manzana del Cuidado porque allá puedo llevar una buena parte de la ropa y utilizar las máquinas lavadoras y secadoras que tienen allí.
“El cuidado le ha correspondido desproporcionadamente a las mujeres y por eso ellas enfrentan una pobreza de tiempo que les impide seguir con sus estudios y con sus proyectos de vida, por eso es que tenemos que redistribuir el cuidado entre todas y todos, reconocer que sin estos trabajos no podríamos sobrevivir y reducir el tiempo que les dedican las mujeres”, confirmó Diana Rodríguez, secretaria de la Mujer.
Rodríguez además, explicó, “para eso creamos las Manzanas del Cuidado y los Buses del Cuidado, que en un solo lugar brindan gratis los servicios que todas las Cuidadoras sueñan con disfrutar si tuvieran tiempo para ellas: pueden terminar el bachillerato, certificarse con el SENA, aprender a emprender, tener espacios de bienestar y descanso. Y todo eso pueden hacerlo porque en ese tiempo cuidamos a quienes ellas tienen a su cargo (niñas y niños, personas mayores y personas con discapacidad). Así les brindamos oportunidades a las mujeres, las relevamos de la carga de cuidado y redistribuimos esta responsabilidad de manera más equitativa”.
Inscribirse a las Manzanas del Cuidado es gratuito y sencillo, a través de la coordinadora de cualquiera de las 10 Manzanas del Cuidado de la localidad donde vivan, o a través de la página web del Sistema de Cuidado. Allí encuentran la información de toda la oferta de servicios para ellas y para sus familias, así como los horarios. Hay servicios también para los hombres que son cuidadores y para los que quieren aprender a hacer trabajos de cuidado, porque como lo dicen en el Sistema de Cuidado, ¡A cuidar se aprende!
Las mujeres cuidadoras disfrutan de la guía de profesores en las distintas actividades. Foto:Cortesía Alcaldía Mayor de Bogotá
“Además de cocinar yo lavo, y hasta en eso me ayuda la Manzana del Cuidado porque allá puedo llevar una buena parte de la ropa y utilizar las máquinas lavadoras y secadoras que tienen allí”, comentó Marlovia, al tiempo que aseguró: “A mi todo me ha parecido maravilloso, dejo a mi nieta en un lugar seguro en la Manzana en El Arte de Cuidarte, ahí la cuidan y ella se divierte, así yo tengo tiempo de capacitarme, tener mejores oportunidades de formación, y compartir con otras mujeres como yo”.
Según los datos del Sistema Distrital de Cuidado, 3 de cada 10 mujeres tienen como actividad principal los trabajos domésticos y de cuidado no remunerado, haciéndolo más de 6 horas al día y sin ningún ingreso adicional. De esas mujeres, el 70 por ciento tiene como máximo nivel educativo el bachillerato, pero en el caso de Marlovia este nivel no había sido posible porque en su juventud, y por temas de dinero, tuvo que interrumpir sus estudios. Ahora puede completarlos porque en las Manzanas del Cuidado destinan más tiempo para ellas.
En la huerta cultivan el sueño de su propio negocio
La huerta ha sido uno de los espacios más valiosos para las mujeres cuidadoras. Foto:Cortesía Alcaldía Mayor de Bogotá
“Cuando la señorita María de la Manzana preguntó que quién quería estudiar yo dije que de una porque siempre he sido muy hiperactiva. Estudio los sábados, empecé desde décimo y si Dios lo permite me gradúo este año”, agregó la futura bachiller.
Además de los espacios de autocuidado, en los que Marlovia puede ejercitar su cuerpo y su espíritu, las labores de la granja también le han traído satisfacciones. Emocionada explica que, paralelo a sus tareas de estudiante, también está aprendiendo Excel, herramienta que le servirá mucho a ella y sus amigas porque ya con algunas especies de la huerta están haciendo cremas y pomada con caléndula y romero, entre otros productos. Gracias a las hojas de cálculo, esperan poder manejar adecuadamente un negocio a partir de lo que se produzca en la siembra urbana.
“Estamos en un proyecto para impulsar lo de la huerta. Yo a veces me sentía muy cansada de todo lo que hay que hacer en el hogar porque cuidar cansa. Mi nieto, por ejemplo, trajo hace un tiempo a Milú, nuestra perrita, y yo le expliqué que si uno tiene un hijo o un animal hay que cuidarlo. Lo bueno es que ahora me distraigo en la Manzana del Cuidado, y me siento cuidada”, afirma la madre y abuela.
Llegar al espacio que le ha dado tantas alegrías y posibilidades le toma a Marlovia menos de un kilómetro de camino. Esto hace parte de la organización de la ciudad en torno al Cuidado, la idea de estas áreas es que concentren sus servicios, nuevos y existentes, sin que las personas tengan que desplazarse largos trayectos, el objetivo es que caminando no demoren más de 20 minutos.
La Manzana del Cuidado de la que disfruta Marlovia está ubicada en Usme – CDC Julio César Sánchez, calle 91 Sur No. 4c – 26.
Para esta zipaquireña de 61 años, esposa, madre y abuela, la opción de acudir a una Manzana del Cuidado en la que puede realizar varias actividades y estar rodeada de personas que se convirtieron en sus amigos, es un cambio de vida, es la posibilidad de descansar y cumplir sus sueños de vida propios, tras años de cuidado no remunerado.
*MÁS CONTENIDO. Un informe de Contenidos Editoriales Especiales de EL TIEMPO, con el auspicio de Alcaldía Mayor de Bogotá.
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