Estamos ante una crisis humanitaria sin precedentes. A diario vemos familias enteras, mujeres, adolescentes, niños e incluso ancianos que sufren en su tránsito a través de América Latina hacia el norte del continente las consecuencias de la violencia y la inacción para proveerles servicios básicos. Los gobiernos de la región les han dejado tremendamente desprotegidos.
Es por eso que, a propósito de la convocatoria del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador a sus homólogos para evaluar y trabajar sobre las causas de la migración el próximo domingo 22 de octubre en Chiapas (México), desde MSF reiteramos nuestro llamado urgente de abordar esta situación desde un enfoque humanitario.
Esperamos que tras esta reunión de altos dignatarios el enfoque cambie hacia las causas de la migración y la garantía de derechos durante la misma, porque lo que hemos observado son prácticas de control y restricción de movimientos, que provocan estigmatización, precarización de las condiciones de vida y un mayor riesgo para estas poblaciones.
Migrantes que buscan asilo en los EE. UU. tras el fin del Título 42. Foto:AFP
La violencia está presente a lo largo de la región, pero alcanza niveles máximos en la selva del Darién. En lo corrido de 2023, más de 420 mil personas migrantes se han enfrentado a ese camino de brutal dureza en el que se exponen a criminales que les roban, secuestran, y ejercen violencia sexual. También es visible en el norte en Honduras y Guatemala, donde las personas atendidas por MSF relatan los abusos a los que son sometidos, incluso por algunos funcionarios oficiales.
En México, la falta de servicios hace que se produzcan aglomeraciones y hacinamientos de personas migrantes, que se ven obligadas a vivir en asentamientos informales, en la calle, en condiciones insalubres, incluso en la capital del país. Esta situación afecta gravemente su salud física y emocional, pero también las expone a mayores riesgos en ciudades fronterizas, en donde son víctimas de distintos tipos de violencia.
Es también un común denominador la acuciante falta de servicios básicos. A la imposibilidad de abastecerse de comida y agua potable por falta de dinero tras haber sido asaltados o extorsionados en la ruta, se suma el hacinamiento y la falta de servicios de saneamiento al que se ven expuestas estas poblaciones.
Entre enero y septiembre, MSF realizó 47 mil consultas médicas y de enfermería a la salida del Darién, en Panamá. Además, brindó 2.103 consultas de salud mental, realizó curaciones a 13.500 personas y atendió 290 casos de violencia sexual dentro de la selva. Las patologías y los pacientes atendidos por los equipos de MSF reflejan las condiciones pésimas de vida en la ruta:
diarreas y enfermedades gastrointestinales por beber agua no potable, enfermedades respiratorias por dormir a la intemperie, heridas abiertas en la piel por extensas jornadas de caminata, niños con peso inadecuado por falta de comida, mujeres embarazadas sin control prenatal, heridas y magulladuras, agotamiento extremo, etc. A lo que se suma el impacto que todo ello tiene en la salud mental de las personas que migran.
Un agente de la Patrulla Fronteriza camina a lo largo de una fila de migrantes. Foto:Patrick T. Fallon / AFP
Ante estas condiciones, es fundamental recordar que migrar no es un delito. El blindaje de las fronteras y su militarización, o las políticas represivas de deportación y persecución, no reducen los flujos migratorios, sino que conducen a las personas migrantes a las mafias criminales y reducen su a los servicios básicos.
MSF trabaja asimismo en los países de salida de la población migrante y es testigo de los niveles de violencia directa y estructural de los que huye. La migración seguirá ocurriendo, inevitablemente, y tenemos que estar preparados para proteger y atender a los que migran. Los líderes políticos tienen mucho por hacer y tienen que hacerlo ya si de verdad quieren evitar mayor sufrimiento.
LUIS EGUILUZ
Jefe de misión de MSF en Colombia y Panamá
Médicos Sin Fronteras (MSF) es una organización médico–humanitaria internacional que asiste a las poblaciones en las situaciones más críticas. En distintos puntos de la ruta migratoria entre Sudamérica, Centroamérica, México y Estados Unidos, nuestros equipos apoyan de manera gratuita y confidencial a las personas en movimiento con servicios médicos, psicológicos, promoción de la salud y orientación e información.
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