Quienes tienen una visión excesivamente optimista de la realidad e ignoran o minimizan las dificultades, los problemas y las emociones negativas que forman parte de la experiencia humana sufren de algo que los sicólogos llaman positivismo tóxico.
La positividad tóxica se manifiesta de muchas maneras, incluyendo aconsejar a las personas que superen rápidamente sus dolores, no importa cuáles sean, o instarlas ciegamente a que se centren en los aspectos positivos de las situaciones difíciles.
El caso es que el positivismo tóxico no es tan benéfico como parece. Las investigaciones han demostrado que impide procesar nuestros verdaderos sentimientos y puede generar sentimientos de culpa, ansiedad, incompetencia y estrés.
En el artículo titulado ‘El lado oscuro de #PositiveVibes: entendiendo la positividad tóxica en la cultura moderna’, publicado en septiembre de 2024, la autora, Zoe Wyatt, explica que la constante exposición a los “resúmenes destacados” de felicidad en las redes puede crear una percepción distorsionada de la realidad, haciendo que las personas sientan que sus propias vidas son menos satisfactorias que las de los demás.
El positivismo tóxico no es tan benéfico como parece. Investigaciones demostraron que impide procesar nuestros verdaderos sentimientos y puede generar sentimientos de culpa, ansiedad, incompetencia y estrés
Para atacar ese sentimiento, Wyatt sugiere que, en lugar de consumir contenido de manera pasiva, analicemos críticamente los mensajes que recibimos y nos preguntemos cosas como: “Quién creó este contenido?”, “¿cuál es el propósito de este mensaje?” y “¿cómo me hace sentir esa publicación?”. Las respuestas nos permitirán estar mejor preparados para enfrentar las presiones de la comparación social y los estándares poco realistas que se perpetúan en las redes.
Pero no solo hay positivismo tóxico en internet. También en los libros motivacionales que alientan a las personas a “pensar en positivo” sin abordar los problemas subyacentes, haciéndonos creer que las emociones negativas son un signo de fracaso o debilidad, o que las cosas no resultan porque no las deseamos lo suficiente.
La investigación citada recomienda enfrentar nuestras emociones con un enfoque genuino y reflexivo, pues está comprobado que a largo plazo el pensamiento realista es mejor para la salud mental que la positividad forzada.
Como dice otra siquiatra, Marian Rojas Estapé, la suerte aparece cuando se juntan la preparación y la oportunidad. Todo en la vida, desde mantener nuestra salud hasta reactivar la economía, son temas que exigen análisis, esfuerzo y perseverancia, más que palabras sin sustancia.
NATALIA TOBÓN FRANCO