Óscar Iván Zuluaga explica cómo y quiénes le robaron las elecciones del 2014. “Fue producto de un montaje y de la plata de Odebrecht”, asegura. Y cuenta por primera vez un secreto: que el entonces Fiscal Montealegre lo llamó a ofrecerle un trato para congelarle el caso del Hacker. Hoy, de regreso al ruedo presidencial con sus cuentas claras, dice que acatará el resultado de la candidatura del Centro Democrático, así lo derroten.
¿Doctor Óscar Iván Zuluaga, qué reflexiones tiene hoy sobre las razones que lo llevaron a retirarse del escenario político una semana antes de las elecciones del 2014?
Yo no me retiré. Estuve en debates lunes, martes, tuve un problema el día miércoles, pero estuve activo todos los días. Acuérdese lo que le dije a Santos ese martes: “dígale al país si quienes han cometido crímenes atroces y delitos de lesa humanidad van a ir al Congreso. ¿Sí o no? “ Y él me dijo, “usted es un mentiroso”. Y mire lo que pasó: hoy están en el Congreso. Lo que pasa es que en el 2014 les robaron las elecciones a los colombianos.
¿Cómo se la robaron?
Con un montaje y con los dineros de Odebrecht.
¿Un montaje que hizo quién?
Pues en el tema de la persecución judicial, Montealegre. Personas como él son las que hacen que nueve de cada diez colombianos no confiemos en la justicia. Y desde allí fue donde se orquestó todo, en compañía de la Dirección Nacional de Inteligencia y, obviamente, con el aval y co-patrocinio del Presidente de aquél entonces.
Pero hacker sí hubo... ¿En qué sentido usted lo llama montaje? ¿En que era medio 'chimbo'?
Se trataba de una persona que no era hacker, la cosa era 'chimba', y nosotros caímos en esa trampa. Y luego se demostró judicialmente que nunca fue cierto que hubiéramos intentado supuestamente 'chuzar' la negociación en La Habana. Los seis cargos que se inventó la Fiscalía de Montealegre los tumbó el juez, y luego lo ratificó el Tribunal de Bogotá. Pero ese montaje del hacker fue muy costoso en el resultado de la primera vuelta, a pesar de que yo la gané. Lograron vender la mentira de que yo era un candidato que quería 'chuzar' los acuerdos de La Habana. Un candidato no puede generar desconfianza cuando está compitiendo por el cargo más importante del país.
Yo me someto al resultado. Soy un hombre de palabra, y un demócrata. Para eso hice este proceso, para ganar o para perder, y si pierdo, acepto el resultado
¿Y usted cree que esa famosa y enigmática frase de Montealegre, reclamándole a Santos por su ingratitud, tuvo algo que ver con este favor?
Yo creo que sí. Y le voy a contar una anécdota, que siempre había tenido guardada: Después de que pasa la primera vuelta yo estuve en una reunión con el entonces fiscal Montealegre, y hay testigos de ese encuentro porque yo lo hice a través de mi abogado Jaime Granados, ante un ofrecimiento que me llegó; y en esa reunión, óigame bien, Montealegre me propuso que por qué no le decía yo a Uribe que frenara su denuncia sobre de los doce millones de dólares en la campaña del 2010, en aquella investigación en que se involucró a JJ Rendón, y que él, a cambio, congelaba la investigación contra mí por lo del hacker hasta que pasaran las elecciones, para que estas pudieran transcurrir con normalidad. Al final yo le hice esta pregunta: “¿señor Fiscal, dígame una cosa, el Presidente de la República está enterado de esta reunión?” Su respuesta: “Sí, está enterado de esta reunión, él sabe que estamos hablando acá”. Imagínese. Ahí me quedó claro lo que tenía que enfrentar. Como le digo, hay testigos de esa reunión, porque yo no estuve solo con el Fiscal.
¿Y por qué cuenta esto después de haberse guardado tantos años esa intimidad?
Para que el país conozca el alcance de lo que significó la Fiscalía de Montealegre y cómo la puso al servicio del entonces candidato-presidente, para que ganara las elecciones.
¿O sea, usted diría hoy, sin sonrojarse, que el fiscal Eduardo Montealegre fue determinante en la derrota de Óscar Iván Zuluaga frente a Juan Manuel Santos?
Fue determinante en el robo que le hicieron de la Presidencia a los colombianos, en el 2014.
¿Y lo de la plata de Odebrecht, como fue?
No lo digo yo, ya lo dijo el 'Ñoño Elías', principal actor de lo que fue la segunda vuelta, con sus votos en Córdoba, en Sucre, en el Atlántico: que fue con los dineros de Odebrecht que se financió una parte importante de esa reelección, y todo lo que fue ese crecimiento del 90 por ciento de la votación de Santos, ¡sin antecedentes!, en más de 140 lugares en Colombia, Costa Caribe y Costa Pacífica, entre primera y segunda vuelta. Eso no puede ser posible, ni matemática ni electoralmente. Y eso se logró con todos esos recursos.
Pero usted también tuvo dinero de Odebrecht…
Está certificado con procesos judiciales en la Fiscalía, que lo único que yo le pagué al publicista en Brasil, correspondiente a mi campaña, fueron los recursos que están declarados, reportados ante el Consejo Nacional Electoral y ante la DIAN. Tengo eso muy claro porque me tomé la tarea, que demoró dos años, de hacer un proceso judicial en Brasil, para demostrar mi inocencia. Ese proceso está hoy en poder de la Fiscalía General de Colombia.
Pasemos a estas elecciones. ¿Usted a qué horas se dejó coger ventaja de María Fernanda Cabal?
Yo decidí participar cuando ya se dieron por completo los cierres de las investigaciones judiciales, con la tranquilidad de poder mirar a los ojos a los 50 millones de colombianos, y que no tuvieran duda alguna sobre la actuación trasparente de mi candidatura.
¿Si Maria Fernanda Cabal por casualidad le llega a ganar la encuesta que ya está organizando el Centro Democrático, usted la apoyaría?
Yo me someto al resultado. Soy un hombre de palabra, y un demócrata. Para eso hice este proceso, para ganar o para perder, y si pierdo, acepto el resultado. Conmigo se juega fácil y limpio. Lo que yo no permito es que me hagan trampa. Y mire mi trayectoria: me roban la elección en la que saqué 7 millones de votos; y acepto volver a empezar de cero otro proceso definitorio dentro del partido, que yo ayudé a fundar. No puse ninguna condición. Muchos me decían, váyase por firmas, y yo dije, jamás. No me sentiría cómodo. Espero ser yo el candidato, eso sí. Tengo la experiencia y el temple.
¿Si llegara a ganar la candidatura del Centro Democrático, a quien buscaría para armar toldo?
De conformar una coalición política he hablado con Cambio Radical, con Char, con Federico Gutierrez, con Enrique Peñalosa, con 'la U', con el Partido Conservador y con algunos sectores liberales. También con los grupos cristianos. Ellos han preferido esperar a finales del año para tomar definiciones, pero todos muestran espíritu constructivo. Hay un buen ambiente. Pienso que tengo el conocimiento, la experiencia y la trayectoria para ayudar a construirla. A Petro hay que derrotarlo con votos.
Yo decidí participar cuando ya se dieron por completo los cierres de las investigaciones judiciales, con la tranquilidad de poder mirar a los ojos a los 50 millones de colombianos
¿O sea que el enemigo, con nombre y apellido, es Gustavo Petro?
El enemigo más grande que hay es la izquierda y el populismo, que es lo que representa Petro, así de claro. La experiencia de Venezuela es demasiado cercana. Y cuando uno mira esas propuestas económicas de Petro, eso es lo que hizo Argentina y mire dónde está hoy. Eso es lo que tenemos que combatir.
Han pasado siete años desde su derrota, que usted insiste, fue fruto de un montaje y de una financiación ilegal. Dos de esos años los invirtió en su defensa, en Brasil. ¿Qué hizo el resto del tiempo?
Hemos estado dedicados, con mi señora, que tiene una fundación, al trabajo social. Trabajamos en modelos de superación de pobreza y de generación de ingresos; en el tema de la nutrición y de la alimentación. Por eso, una de mis propuestas centrales será lo que planteó la misión de sabios en el 2019: un propósito nacional para que en Colombia se universalice la educación, la estimulación temprana y la alimentación, para todas las niñas y niños de Colombia. Hoy 1'800.000 de ellos, que viven en hogares pobres y de extrema pobreza, y que no tienen esa posibilidad. Y ahí es donde se juega el presente y el futuro de Colombia. Eso me han enseñado estos años, y por eso llego con energía, revitalizado, con propuestas innovadoras, a dar la pelea para ser el candidato del Centro Democrático en esta primera etapa. Y mirando de frente a los ojos de los 50 millones de colombianos. Esa es mi tranquilidad. Así es como debe actuar un funcionario público , con alto sentido de la responsabilidad y de la ética; sustraerse de cualquier debate de figuración pública, para poder tener la tranquilidad de que se investigue su conducta y se conozca la verdad judicial.
¿Alcanzo a leer entre líneas que usted le está aconsejando lo mismo a Sergio Fajardo? ¿Que se aparte de la campaña mientras resuelve sus problemas judiciales?
No estoy para darle consejos a nadie. Esas decisiones son del fuero de cada uno. Para mí, en el tema de la ética de lo público, es fundamental que nadie deje dudas abiertas. Siempre, a lo largo de mis treinta años de vida pública, he actuado así. Y creo que es el mejor proceder para cualquier líder que quiere representar los intereses de la sociedad y de la comunidad.
Tenemos unos problemitas internacionales muy complicados. El de Venezuela no se ha podido resolver. Se nos volvió a montar Daniel Ortega. Se nos alcanzaron a poner bravos los gringos, los iraníes y los españoles. ¿Será que nos falta un replanteamiento en materia de política internacional?
El principal desafío para la seguridad de Colombia, es Venezuela. Y hay que decirlo con crudeza: Venezuela ya no es solo una dictadura, sino que ha hecho una transición a un Estado mafioso. El 50 por ciento de la cocaína sale por Venezuela, con la complacencia de las autoridades venezolanas. Hoy, los cuatro carteles mejicanos de la droga, tienen posesión territorial en Venezuela. Las disidencias de las Farc; el ELN; los que extraen de manera criminal la minería, delinquen desde Venezuela. Por supuesto que lo que hay que buscar es una salida democrática en Venezuela. Necesitamos apoyar la oposición venezolana, pero esta tiene que ponerle seriedad, porque está totalmente dispersa y atomizada. Pero creo que quienes plantean reanudar relaciones diplomáticas con Venezuela comenten un gran error. Una democracia como la colombiana no puede tener relaciones diplomáticas con una dictadura y un Estado mafioso.
¿Cómo ve la económica colombiana? ¿Está optimista?
Frente a los que le dan tanto palo al Gobierno, hay que reivindicar algo: El buen manejo de la pandemia, que ha permitido un buen regreso a la normalidad. Todos los pronósticos hablan de que la economía colombiana va a crecer entre el 9 y el 10 por ciento.
He oído opiniones serias que dicen que no es muy lógico ese crecimiento del 10 por ciento saliendo de una pandemia, y que no descartan que en eso puede haber mucha plata del narcotráfico….
El narcotráfico siempre ha estado presente en nuestra economía. No es un fenómeno nuevo. Recuerde que nosotros teníamos cuentas en naciones donde hablaban 'con narcotráfico' y 'sin narcotráfico'. Se ha calculado durante años que esa cifra es del orden de los 5.000 millones de dólares, que ingresan de manera ilegal a la economía, y fundamentalmente, van es a financiar el contrabando. Pero el mérito es el manejo de la pandemia, y la normalidad. Ahí están los resultados de todos los sectores económicos. Los recaudos de la DIAN, han crecido más del 25, por encima de las metas iniciales. Eso no quiere decir que hacia futuro la economía va a crecer a esos niveles, porque la pandemia nos deja altamente endeudados. Una deuda del 62% como porcentaje del PIB, es insostenible en el mediano y largo plazo, si no se hacen reformas en materia fiscal, de inserción a la economía internacional, para atacar la informalidad, y en materia laboral. Esas reformas son inaplazables. Un próximo gobierno tiene que enfrentarlas si queremos lograr que la economía colombiana crezca al menos en 5%, de manera sostenible, por un largo periodo de tiempo.
Finalmente: ¿Y si no llega a haber triunfo en la encuesta del Centro Democrático, no regrets, como dicen en inglés?
Claro, porque soy un batallador. Imagínese, si me levanté del robo de la Presidencia del 2014, y aquí estoy. Las derrotas enseñan. Uno no se puede obsesionar con la búsqueda del poder, lo que hay es que contribuir para ser una alternativa, y si logra la mayoría, pues gana. Esa es la regla de oro de la democracia.
MARÍA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO
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