En Colombia, se estima que alrededor de una de cada ocho personas viven con esta condición. De esta forma, según el Dane, las enfermedades respiratorias crónicas de las vías inferiores (entre ellas el asma) fueron la cuarta causa de mortalidad no fetal en 2021.
"El asma puede ser una enfermedad incapacitante que dificulta que las personas realicen actividades cotidianas y alcancen todo su potencial. Se caracteriza por una inflamación de las vías que conducen el aire hacia los pulmones y que en la medida que están inflamadas, generan gran dificultad para que el aire pueda pasar adecuadamente”, explica la neumóloga María José Fernández.
En concreto, los síntomas más comunes son sibilancias (pitos o sonidos al respirar), dificultad para respirar, opresión en el pecho y tos especialmente durante la noche y la madrugada. A pesar de ser la enfermedad crónica más común entre los niños, esta condición afecta a personas de todas las edades, y los síntomas pueden aparecer incluso en la edad adulta o la vejez.
Aunque cada caso de asma es diferente, pues los síntomas y desencadenantes varían de una persona a otra, los expertos reconocen tres tipos: “leve”, “moderada” y “grave”, que se diferencian por su frecuencia y gravedad.
“Algo que es muy característico de los pacientes con asma es que los síntomas son variables en el tiempo y en intensidad. Esto quiere decir que pueden permanecer períodos asintomáticos, que pueden durar días, meses o incluso años. Y esto hace que sea muy difícil diagnosticar la enfermedad en todos aquellas personas que sufran de tos o presión torácica, dificultad para respirar y pitos en el pecho”, afirma la experta Fernández.
Para hacer un diagnóstico, el médico tratante puede ordenar un examen de la respiración (espirometría) para averiguar qué tan bien están funcionando los pulmones al evaluar la cantidad de aire que mueven principalmente al exhalar. De hecho, algunos pacientes ven sus síntomas como un aspecto más de su cotidianidad y consideran las crisis como “normales”, pero esta condición causa un gran impacto en la calidad de vida, sin importar el tipo de asma.
Si bien no existe una cura para el asma y esta acompaña a quien la padece a lo largo de la vida, está comprobado que los tratamientos farmacológicos y la adherencia disminuyen la mortalidad y los síntomas, y mejoran el pronóstico de la enfermedad.
En general, el tratamiento consiste en istrar terapias antiinflamatorias a través de inhaladores, los cuales garantizan el control de la inflamación y la resolución de los síntomas, asegura Fernández, quien aconseja que ante cualquier síntoma el paciente acuda tempranamente a su médico para recibir el tratamiento correspondiente y de esta forma evitar que los síntomas del asma afecten su calidad de vida, concluyó la neumóloga Fernández, en el marco del día Mundial del asma, que se conmemora cada 3 de mayo.
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