En 1997,
Sony lanzó un televisor propio que acompañó a la PlayStation 1. Siendo uno de los primeros artefactos en complementar la primera consola de videojuegos lanzada por la marca japonesa.
Esta creación se generó, luego de la marca rompiera relaciones con Nintendo y creara su propio distintivo que desencadenó en el actual mundo 'gamer'.
La compañía lanzó y distribuyó el 'Trinitron', como era conocido, de 21 pulgadas como un mecanismo que elevaba la experiencia de la videoconsola, pues era "perfecto para disfrutar del primer sistema de videojuegos de la empresa".
Aunque la primera Play tuvo gran acogida alrededor del mundo, esta solamente se podía conseguir con el Sony KV-21SP1 en Japón, ya que solo se fabricaron 5.000 unidades de este ejemplar, según el portal alemán de videojuegos 'GamePro'.
Por ello, no es de extrañar que para los fieles coleccionistas de la clásica consola de la marca, este elemento sea toda una joya escondida que muchos estarían dispuestos a adquirir.
Tal es el caso del youtuber australiano, 'RyanUkAus', que logró conseguir la novedad luego de 20 años, durante una subasta en línea en la página de Yahoo del país nipón, en 2017.
A través de su canal de YouTube, este mostró a detalle cómo es la imagen que proyecta este tesoro y qué tanto complementa a la PlayStation, donde se enmarca la experiencia de juego.
Según el coleccionista, este cuenta con dos entradas RGB y altavoces redondos en su parte inferior en cada unos de sus lados. Diseño que se "combina" con el PSone, ya que ambos dispositivos comparten colores plateados en algunos modelos.
Sin embargo, aunque permite este tipo de entrada, "no ite una carga de 'software' de 50 hz, pues al intentarlo el sistema no carga y la imagen en el televisor se ve intermitente".
En cuanto al precio, el confirmó que este no tuvo un valor tan álgido, pues tan solo le costó 50 dólares, un poco más de 200 mil pesos colombianos, para ese entonces.
No obstante, su valor se incrementó con el recargo de envío desde Japón hasta su casa en Australia, por lo que terminó pagando un 400 dólares, un $1.600. 000, aproximadamente.
Sin duda, este tipo de elementos implican un gran costo no solo por su valor histórico, sino también por su funcionalidad, una joya que muchos tendrán el deseo de lograr conseguir si es que aún existe más de un ejemplar.
NATHALIA GÓMEZ PARRA
REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL
EL TIEMPO
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