Las autoridades responsables han tratado, infructuosamente, de dar una solución, pero los resultados siguen mostrando un progreso imperceptible, lo cual avizora una situación igual en el futuro: hemos ocupamos los últimos puestos entre nuestros similares del mundo.
Nuestros conciudadanos llevan décadas tratando de llegar a un nivel que les permita recibir la formación necesaria para el desarrollo del país, pero
no dejan de ser pañitos de agua tibia, de cuyos resultados seguiremos lamentándonos. (Lea también:
Mineducación: 'Sí estamos mejorando en inglés')
Por otro lado, pretendemos incentivar la industria sin humo –el turismo- y no disponemos de personal entrenado suficiente para motivar a los visitantes en todo lo bello que tenemos para mostrar.
Pero, por fortuna, existe la solución y es muy simple: a los docentes de inglés se los debe capacitar en la principal y más ignorada destreza -la pronunciación-, que se adquiere, ÚNICAMENTE, a través de los símbolos del alfabeto fonético internacional, pues el inglés no tiene una sola regla fija de pronunciación, en lo que el español lo aventaja. Como consecuencia, sus alumnos también lograrán la tan anhelada comunicación en este idioma.
En inglés existen 13 sonidos extraños a nosotros, los hispanohablantes y, si no se aprende a producirlos, nunca se tendrá un buen desempeño: una cosa es chapurrar una lengua, y otra, hacerlo con propiedad, para una interrelación efectiva.
Además, causa muy buena impresión quien se desempeña bien en otra lengua.
Ahí queda esa inquietud.
La capacitación en fonética no toma sino unas pocas horas y los resultados quedan para siempre.
En este
enlace se encuentra una valiosa información para este propósito.
ANTONIO J. ARIAS B.*
Especial para EL TIEMPO
*Lingüista y periodista
abejota@hotmail.com