“Cuando uno abraza la adversidad y encuentra en la tragedia algo bueno, pues eso es la vida. Uno no se puede quedar como una víctima porque su vida sería una desgracia”, dice Natalia Ponce de León, la bogotana que ha convertido su lucha personal en una causa global y en un mensaje de redención para las víctimas de ataques con ácido alrededor del mundo.
Natalia fue víctima de un ataque con ácido en 2014. Un hombre, peligrosamente obsesionado con ella, le dejó el rostro y el 30% de su cuerpo quemado. La brutal violencia de género de este tipo en Colombia no era una novedad: en 2011, el país fue el primero en la lista mundial en ataques con ácido a mujeres. Desde entonces, Natalia ha tenido un proceso de sanación y reconstrucción física y mental.
En esta conversación con Fernando Gómez, director de Revista BOCAS –en el marco de la celebración de los 10 años de la revista–, Natalia narró su experiencia desde los primeros momentos: explicarle a su sobrina, el amor de su vida, porqué tenía el rostro inflamado y no tenía cabello; pasando por el largo camino de quirófanos en el hospital Simón Bolívar en Bogotá; hasta el momento en el que, en un acto no planeado, decidió quitarse la máscara y mostrarse ante el mundo con sus cicatrices.
Hoy, Natalia es una gran activista que dirige la fundación que lleva su mismo nombre. La ley que penaliza a los victimarios por esta brutal violencia lleva su nombre, y este fue un peldaño clave en su lucha social. Su voz, tranquila y firme, ha hecho eco en grandes e importantes espacios: la BBC de Londres la galardonó como una de las tres historias más inspiradoras del planeta en 2016, de la misma manera que recibió un premio en la ceremonia de Mujeres con Coraje del Departamento de Estados Unidos, entregado por Melania Trump. En el 2019, además, estuvo con los líderes del mundo del G7 como voz representativa en la lucha contra la violencia de género.
Hablar con ella es una oportunidad para entender la importancia de permanecer en la lucha global contra la violencia de género sistemática y emprender acciones trascendentales para su erradicación
Natalia dice deberle su vida a su familia y al país, pero en especial al Hospital Simón Bolívar, a las mujeres víctimas con las que compartió diariamente el dolor que la motivaron a emprender su lucha en el mundo, a su equipo de profesionales y al cirujano Gaviria, el “ángel guardian” que lideró su tratamiento. Todos ellos, ite, le devolvieron su identidad, sus facciones y hasta sus ojos característicamente ‘achinados’.
Natalia también contó los detalles de su lucha social y los sueños que aún persigue o guarda para el futuro: los avances médicos que su caso trajo al país y la participación de los donantes que la han ayudado en su sueño de crear una Unidad de Quemados en Colombia.
Hablar con ella es una oportunidad para entender la importancia de permanecer en la lucha global contra la violencia de género sistemática y emprender acciones trascendentales para su erradicación. Natalia explicó que, si bien los ataques con ácido son un problema generalizado en el mundo, en países como Colombia, México, Republica Dominicana, India, Pakistán este es un tipo de violencia muy frecuente: “Usted no quiere estar conmigo, no va a estar con nadie más, yo la destruyo, no la mato, pero la dejo muerta en vida para que no pueda estar con nadie”, dijo.
Natalia fue portada de la
edición 46 de Revista BOCAS en 2015, un año después del ataque (Vea la entrevista
acá). Volvió a aparecer en la portada de DONJUAN en 2019, cuando modeló vestidos de baño luego de salir de su cirugía número 38. Hoy, la valiente activista inaugura un nuevo espacio de charlas virtuales de la Revista BOCAS llamado:
ABREBOCAS.Gracias por leernos.
Acompáñenos a celebrar los 10 años de BOCAS en las charlas que tendrán lugar esta semana. Cada día un nuevo personaje en ABREBOCAS.
Martes: La activista Natalia Ponce de León
Miércoles: El chef Harry Sasson
Jueves: La escritora Pilar Quintana
Viernes: La automovilista Tatiana Calderón
REVISTA BOCAS
EDICIÓN 110. SEPTIEMBRE-OCTUBRE 2021
Lea más noticias: