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La historia de Zumbambico y la Vuelta a Colombia en una bicicleta de los años 30
En sus viajes en dos ruedas ha encontrado historias debajo de una piedra y el propósito de su vida.
Su 'Zumbambica' está expuesta en el cerro Monserrate. Foto: Nicolás Macías Rojas / El Tiempo.
Hay personas que baten récords recorriendo países enteros en sus bicicletas, pero pocos lo hacen en una de los años 30.
Esa es la historia de Andrés Zapata, un amante de los viajes, de la bicicleta, de la escritura y de las historias bellas que esconde el país cafetero. De manera interrumpida, ha recorrido gran parte de Colombia en una bicicleta antigua.
“Nunca pensé que un timón, dos ruedas, dos pedales y un par de maletas me enseñarían las historias más bellas que hay en Colombia”. Así es como Andrés se refiere a su Zumbambica o, mejor, al vehículo en el que lleva miles de kilómetros recorridos.
María Lilia Mejía, su abuela, fue quien le enseñó a montar en bicicleta al Zumbambico como la abuela lo solía apodar, en la azotea de su casa. Aunque a los 10 años aprendió, su ‘yaya’ no lo dejaba salir al barrio porque consideraba la zona de Gaitana, en la localidad de Suba, un lugar inseguro. Ella, aunque falleció en 2001, se convirtió en un “mentor” para Andrés y por eso mismo emprendió el viaje en una bici de la década de 1930.
La 'Zumbambica' en la que ha recorrido miles de kilómetros. Foto:Cortesía: Andrés Zapata.
“La bicicleta tenía que ser de esa época con el fin de representar a mi abuelita y, claramente, el nombre del recorrido tenía que hacer honor a como me decía ella: un completo Zumbambico”, recuerda Andrés.
Para conseguir la bicicleta, comentó, fue un completo ‘rollo’, pero, por medio de una subasta por internet, consiguió a su fiel acompañante en Londres (Inglaterra). Estaba abandonada en un sótano y le pertenecía al abuelo de la persona que se la vendió.
Una bicicleta Raleigh sport por la que, a pesar de que su dueño no le dio las mejores expectativas, él estuvo dispuesto en 2017 a pagar casi 2.000 libras esterlinas, es decir, más de once millones de pesos.
Andrés pedaleando en la bicicleta de los años 30. Foto:Cortesía: Andrés Zapata.
Para traerla tuvo que esperar alrededor de un año. Pasó por varias casas de amigos que tiene en el país y, gracias a las casualidades, apenas el 3 de Julio de 2018, día del partido de Colombia contra Inglaterra en el Mundial de Rusia, la bicicleta viajó de Londres a Bogotá.
Desde ese año, como él mismo lo cuenta, el sueño de viajar por Colombia sin interrupciones, sin permisos para trabajar o con un tiempo limitado de vacaciones dejó de preocuparle, y de esta manera empezó a planear su viaje.
Según cuenta Andrés, con un mapa físico al lado del computador, “miles de ideas dispersas y la energía de mi abuelita”, planeó durante aproximadamente un año la primera salida por el país. A pesar de que perdió toda la información del recorrido, por una falla tecnológica, no desistió en organizar la salida.
“Este error tenía un propósito, o eso creo yo, porque en el primer mapa que tenía planeado no estaban las zonas de conflicto, y eso me hizo caer en cuenta de la importancia de estos lugares”, dice este bogotano sobre el único problema a la hora de planear el viaje.
Viajo para desmentir esa fama de una Colombia peligrosa por todo lo que ha pasado en la historia del país.
“Un par de ‘yiyos’, una muda para el frío y otra para el calor” fue el equipaje que lo acompañó a Tumaco el 30 de mayo de 2019, fecha en la que emprendió la gran aventura.
El primero de junio, a eso de las 6:45 a. m., dio el primer pedalazo rumbo a Pasto, donde visitaría cercanías como El Tambo y luego Las Lajas. Este día afirmó el matrimonio que tendría entre él y el periodismo, donde su bicicleta es la cómplice de toda la aventura.
Luego de haber recorrido 13 departamentos, 9.000 kilómetros para ser más exactos, llegó la pandemia. Y ha sido la motivación desde que planeó el viaje y la que poco a poco ha ido encontrando en cada lugar al que llega
Una de las razones que lo llevaron a no desistir por la pandemia fue esa pasión desenfrenada por contar historias a través de apoyos audiovisuales y sobre todo fotográficos. Además, son las ganas de “desmentir esa fama de una Colombia peligrosa por todo lo que ha pasado en la historia del país”, agrega.
Esta fotografía se la tomo a través de un dispositivo bluetooth encima de un barco de carga, en el muelle de embarque sobre el río Guaviare. Foto:Cortesía: Andrés Zapata.
Financiación
Andrés se tomaba las fotos solos, pues ha sido un viaje de "conexión' con el mismo. Foto:Cortesía: Andrés Zapata
Para poder empezar con todo este viaje, Andrés tuvo que dejar su trabajo, ahorrar cada vez que podía y cruzar los dedos para que un alma bondadosa lo acogiera en su hogar.
Aunque claramente dice que depende de las personas cómo quieren a comodarse en el viaje, en cada departamento conoció tanto hospedajes de paso como hoteles lujosos.
En la maleta siempre carga comida enlatada por si llega a tener alguna necesidad o emergencia, pero gracias a la vida, dice, ese tipo de hechos o momentos no han pasado. Cada una de las personas que se cruzó en el camino le demostraron una razón más para seguir conociendo el país y aquellos rincones escondidos que tienen las historias “más bellas, pero que nadie se atrevería a conocer”, como dice el Zumbambico.
Aprender a perdonar, a agradecer, a conocerse así mismo, a valorar el abrazo, una charla, el tinto, la familia y más son cosas que el viaje le ha regalado a Andrés Zapata.
Además, durante todo el trayecto su analogía fue: “Viajar en la bici es como los pasos que damos en la vida, a veces estamos más enfocados en lo que hay más allá de lo que podemos ver, y no valoramos aquello que la luz de la linterna y la luz del día nos permiten”.
Las personas que deseen visitar la exposición de este viajero aficionado y arriesgado podrán hacerlo hasta el 30 de marzo en el cerro de Monserrate, y si desean conocerlo personalmente pueden hacerlo los sábados, de 11 de la mañana a 2 de la tarde.