“Me llamaron para llevar un mercado desde la plaza hasta Patio Bonito. Nosotros prestamos el servicio de limpieza y acomodación de frutas y verduras, de la plaza a la nevera. Cuando llegué al lugar, una mujer me dijo que estaba sin celular y que si yo le podía regalar una llamada”. Así comenzó el relato de Olga Flórez*, comerciante de la plaza de Corabastos que fue víctima de una de las modalidades de extorsión por servicios que se ha colado entre los bogotanos.
Flórez contó que luego de esa llamada comenzó todo. “Le di mi celular y buscó entre mis os hasta que dio con el número de una de mis hijas. La llamó y le dijo que yo estaba secuestrada y que necesitaba dinero para liberarme, como me tenía ahí en su casa, sabía mis características. Por fortuna, yo tengo otro celular personal, ahí me llamó mi hija y me alertó. Yo inmediatamente salí corriendo de ese lugar”. De este caso no hubo denuncia.
Pese a que las estadísticas de la Secretaría de Seguridad para el primer trimestre del año reflejan que las extorsiones en Bogotá presentaron una reducción de 30 por ciento respecto al mismo periodo de 2021. Lo cierto es que cada vez se conocen más casos de personas en la ciudad que fueron víctimas de alguna de las modalidades de esta práctica delictiva.
“Hace aproximadamente 40 días recibimos información de una extorsión y posible secuestro en contra de un comerciante del centro de Bogotá. Uno de sus supuestos amigos estaba vendiendo información a grupos criminales para ubicar sus casas, sus fincas y los familiares y amigos que lo rodeaban. De esta manera, los delincuentes empezaron a hostigarlo con situaciones de su vida personal pidiéndole millones de pesos”, señaló uno los investigadores asociados a los casos de extorsión en la ciudad.
Como estos dos, a la fecha en la capital se han reportado 299 casos de extorsión, que a su vez representan un aumento de 12,8 por ciento cuando se comparan las cifras de la misma fecha en 2020.
No obstante, advirtió Carlos Rojas, director de riesgos corporativos de la Confederación Nacional del Gremio de Seguridad Privada (Confevip), la extorsión es un delito que la mayoría de víctimas no denuncian. “Por eso es que no se ve reflejada la realidad de la situación en cifras”. Según el gremio de seguridad, el récord de denuncias presentadas entre enero y marzo de este año se eleva hasta las 177 denuncias en la ciudad, lo que significa una diferencia de 122 reportes frente a la cifras oficiales de las autoridades. Alertan sobre la posibilidad de un subregistro.
Entre las localidades más afectadas por este delito de alto impacto está, en primer lugar, La Candelaria, con un aumento registrado de 200%, pasando de dos casos en el primer trimestre de 2021 a 6 reportes al cierre del tercer mes de 2022.
Los casos en Los Mártires y Antonio Nariño crecieron 66,67 % en el primer trimestre, en cada localidad. Allí, se presentó un incremento de tres a cinco casos y de 15 a 25, respectivamente
Los casos en Los Mártires y Antonio Nariño crecieron 66,67 % en el primer trimestre, en cada localidad. Allí, se presentó un incremento de tres a cinco casos y de 15 a 25, respectivamente, entre enero y marzo de 2021 y el mismo periodo de 2022. Por su lado, este delito, en San Cristóbal, Bosa y Chapinero, registró un incremento de 16,67 %, 20 % y 9,09 %, respectivamente, en el mismo periodo comparado.
Para César Augusto Hernández, investigador criminal de la Universidad Manuela Beltrán, la extorsión a nivel de seguridad se ubica por lo general en zonas complicadas de la capital. “En los lugares donde lo índices de criminalidad son un factor de riesgo, las organizaciones criminales convencen a sus víctimas de que, para poder trabajar, comercializar o circular, deben pagar una cuota por seguridad. Cuando la víctima no accede, es hostigada por grupos criminales”.
Las modalidades
De acuerdo con el investigador criminal, Augusto Hernández, la extorsión se presenta en diferentes modalidades y cada una de ellas tiene un modus operandi diferenciado.
“La mayoría de los casos proviene de las cárceles. Ellos buscan sus víctimas por medio de bases de datos y operan bajo una logística de fábrica criminal y tienen todo lo correspondiente a un call center donde cada uno se encarga de una parte del procedimiento criminal, tanto adentro como afuera de los centros de reclusión”.
En el caso de las llamadas millonarias, los delincuentes convencen a las víctimas de que algún familiar fue detenido o tuvo un accidente. “Cuando la víctima entra en pánico, empieza a revelar información importante de su familiar, lo que hace que fraguar el delito sea más sencillo”.
Otra de las modalidades más frecuentes en la ciudad es el cobro de extorsiones por recuperar vehículos robados. En este caso, advierte el investigador, la mayoría de víctimas que acceden a pagar los sobornos pierden tanto el dinero como el vehículo.
“En esta modalidad, los extorsionistas, que previamente han robado un automóvil, envían mensajes de texto falsos o hacen llamadas desde números ocultos para hacer transacciones con sus víctimas".
Finalmente, los expertos advierten que hay una modalidad que ha cobrado gran relevancia en la ciudad y es la extorsión por servicios. En este caso, las víctimas son trabajadores o prestadores de servicios cotidianos.
“El delincuente realiza una llamada para solicitar un trabajo y cuando llega a cumplir con la cita alguien le retira sus pertenencias y llama a los familiares para avisar de su secuestro. Ahí es cuando las familias acceden a dar grandes sumas de dinero a cambio de una pronta liberación”.
JONATHAN TORO
REDACCIÓN BOGOTÁ
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