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‘Los candidatos no pueden atizar el odio y la división’: Claudia López
La alcaldesa de Bogotá habla de su plan para reactivar la economía y de las obras que se pospondrán.
La alcaldesa de Bogotá, Claudia López, ha liderado estrategias para evitar una mayor transmisión de covid-19 ahora se enfocará en la reactivación económica. Foto: Alcaldía de Bogotá
La alcaldesa Claudia López habló de su plan de reactivación para Bogotá, de lo que la conmovió mientras estuvo enferma y de la incidencia de bandas criminales y grupos políticos en protestas violentas, “con agenda, ideología y plata para tratar de sostener esa movilización y crear como una zona de despeje, un Caguán, lo cual es inaceptable”, asegura.
¿Qué la motivó a priorizar la reactivación de la economía?
Cuando me dio covid-19 tuve tiempo para escuchar a los ciudadanos y reflexionar. Muchos me reclamaban, y con toda razón, que yo al inicio del paro, estaba más preocupada por la pandemia y el pico que por el estallido social. No había dimensionado los dolores, los reclamos y la profundidad del paro más allá de la reforma tributaria. Dos semanas antes de que me diera covid venía diciéndoles al Gobierno y al comité del paro que se sentaran a negociar y a hacer una mesa de concertación. Pero vi que la dimensión es mucho más profunda, la gente quiere cambiar una historia, no una ley y hay muchas causas sociales y económicas que se desprenden de la pobreza y el desempleo.
Aún si se sentara el Gobierno a hacer esa concertación con los jóvenes y el comité, que creo que se necesita, es necesario un plan de rescate. Entonces dije, como todo en la pandemia, o lo hacemos nosotros o esperamos a que lo haga a alguien más.
Eso sí, me costó mucho desprenderme de la prioridad de salvar vidas dela pandemia. Todos los días hay 120 muertos por covid. Yo soy representante de los ciudadanos y hay cosas en su vida que les están doliendo mucho más. Hay un mandato aquí, me apersono del estallido social, suelto la prioridad del covid o no nos vamos a entender.
El verdadero diálogo está en aceptar que las motivaciones del otro son legítimas y sus prioridades son necesarias. Esta salida tiene tres pasos: un rescate social desde lo público al tema de pobreza y desempleo; un perdón y reconocimiento de la gravedad de los hechos que han ocurrido en el paro, y tercero, la verdadera reactivación económica la tiene el sector privado. Es que con todos los recursos de la Alcaldía de Bogotá, eso solo es el 1% de los empleos de la ciudad, el restante lo tienen los privados.
Si esa es parte de la solución, tenemos que soltarles las riendas para que nos ayuden a solucionar la prioridad de la ciudadanía, que es el estallido social, y en la medida que tengamos una respuesta a eso, vamos atendiendo lo demás.
Cuando se enfermó y pudo ver la situación desde otro ámbito, ¿qué la conmovió del estallido social?
Muchas cosas, pero enfrentarse a una enfermedad que mata todos los días, y me pasó lo mismo el día que me dijeron que tenía cáncer, uno se pone a pensar ‘¿y si la vida se acabara mañana? ¿Debí haber hecho algo que no hice? Entonces, si yo no hubiera salido de esto ¿qué no hubiera querido dejar de hacer?
Vi muchos videos, escuché muchos testimonios de los jóvenes, dolores de decir ‘no veo futuro’. Muchas familias de otras partes de Colombia y Venezuela que vienen aquí a buscar oportunidades y no la encuentran, que pasan la angustia de que sus hijos pasen hambre. Yo me puedo ir de aquí sin dejar de hacer cualquier obra, pero no me puedo ir habiéndole fallado al sentimiento de ilusión de esos jóvenes y mujeres. Por eso hice esos tres cambios, y si hay que hacer más, los hago. Pero estos son indispensables para encontrar una salida.
Sectores de oposición, gremios y empresarios aplauden su medida. Pero el estallido social sigue en el resto del país. ¿Es posible que usted saque adelante este plan mientras la situación en el resto del país sigue estancada?
No. Hay que tener claro que Bogotá no es una burbuja, es la capital de Colombia. No solamente estamos conectados con cualquier otro municipio, dependemos de las carreteras, los insumos y el talento de muchos colombianos. Además, en Bogotá se marcha por el país, no solo por Bogotá. Ahora, si no hay reactivación, perdón ni reorientación de las prioridades en Bogotá, tampoco las habrá en Colombia.
Yo creo que uno en la vida debe hacer lo que depende de uno y hacerlo bien. Por eso yo llevaba dos semanas diciéndole al Gobierno y al comité del paro que hagan, y volví después de eso y nada que hacen. Entonces haremos las tres cosas que dependen de nosotros y las haremos bien.
Bogotá tenía 6,8 billones de pesos previstos para rescate social y reactivación económica, vamos a sumarle 1,7 para que haya más oportunidades para los jóvenes, para que quien cayó la en la pobreza no pase hambre y tenga renta básica, para que más mujeres vuelvan a tener empleo, para que sus hijos vuelvan a la educación porque si no los papás no van a poder volver al trabajo.
Esto quiere decir 8,5 billones en total, la inversión más alta en la historia de Bogotá, pero que se necesita por el estallido social. Segundo, pedir perdón, busquemos instancias nacionales e internacionales que nos pueden ayudar a hacer una relatoría para mirar casos de denuncias de algunos ciudadanos contra servidores e infraestructura pública y la judicializamos. Pero también violencia desde agentes del Estado y la Policía contra ciudadanos.
Tercero, reactivemos el aparato productivo y empresarial de Bogotá, porque es la varita mágica para generar empleo y oportunidades. Tenemos el 15%de la población, pero a su vez producimos el 30% de la riqueza. Esto es una máquina de generación de ingresos, pero está subutilizada porque la pandemia nos ha obligado a contenerla y no ha podido operar al 100%, además de la caída económica. Entonces empecemos a destrabar las restricciones que dependen de mí, que son las restricciones que hemos tenido por pandemia, obviamente no todas.
¿Usted esperaría que después de estos anuncios la presión en las calles baje?
Poco a poco la tensión se va a ir aliviando pero hay otras cosas que deben ocurrir para que esto suceda. Yo creo que se han ido produciendo respuestas positivas de la gente que se ha sentido escuchada. Eso alivia la tensión. Además, el aparato productivo, con un horizonte más claro, empieza a hacer las cuentas y a organizarse.
Hay respuestas muy generosas delos empresarios de Bogotá que, además de reactivar su aparato, entienden que deben pagar más impuestos. No espero menos, eso habla de la maravilla de por qué el empresariado bogotano es lo que es en Colombia. Pero claro, siguen pendientes tres respuestas indispensables para que salgamos de esto en Bogotá y toda Colombia. Sigue pendiente una respuesta por parte del comité del paro, del Gobierno Nacional y una mejor delos candidatos presidenciales. Yo les hice un llamado a los candidatos presidenciales, y es que no pueden atizar el odio, la división y la polarización para ganar porque nos destruyen y después no van a poder gobernar.
No solamente porque le hace daño a Colombia, porque nos impide salir de este estallido, sino por ellos mismos. Nadie que divida para ganar puede unir para gobernar. Entonces les pido un poco de sentido de nación, de ciudadanía y por ustedes mismos, ayúdennos a apagar.
Claudia López explica el plan de cambio y rescate social para Bogotá hoy 25 de mayo del 2021en la Biblioteca el Tintal en Bogotá . FOTO MAURICIO MORENO EL TIEMPO CEET Foto:Mauricio Moreno
Usted dijo que el 8 de junio era una fecha para la reactivación económica, pero también era importante porque esperaba que la curva de contagios se haya estabilizado, y que eso depende de lo que pase en la calle. ¿Qué pasa si nada se estabiliza?
Yo tengo unas proyecciones hechas con nuestro Comité Epidemiológico. Ya llevamos un mes de aglomeraciones, era claro que esta semana iba a ser la que tendría más contagios, llegaremos al 100 % de ocupación de UCI y vamos a ver las mayores cifras de contagio. Lo que yo espero es que eso se estabilice para el 8 de junio y pare de crecer, porque ya pasamos de 3.000 a 6.500 casos diarios. Si el Gobierno y el comité sacan un comunicado de las condiciones del diálogo, yo estaría confiando en que eso pueda pasar a más tardar la próxima semana.
¿Qué se sabe de las acciones violentas en puntos como Usme y las Américas?
Se mezclan muchas cosas. La inmensa mayoría de las movilizaciones locales han sido pacíficas, también de beligerancia, pero otra cosa es la violencia. En unos cuatro puntos de la ciudad, sistemáticamente, especialmente en Américas, algo pasa a las 8 de la noche que todo el mundo enloquece y cambia. Los manifestantes cambian, es cómo si llegaran otros nuevos, y hay actos violentos, vandalismo, bombas molotov, pedradas, y el Esmad no necesita ninguna autorización de un alcalde para intervenir en eso, la ley lo ordena. Hemos hecho un esfuerzo enorme para reducir a lo mínimo la violencia. Bogotá ha tenido 775 eventos de protesta en este mes, y ha habido 6.700 actos de daño a infraestructura pública. En estricto sentido legal, el Esmad podía haber intervenido 6.700 veces, y lo ha hecho en 161, lo mínimo.
Hemos pagado un enorme costo en afectación a la infraestructura pública y de movilidad para proteger la vida. Los 28.000 millones de pesos que valen todos los daños no valen una vida, pero es un costo muy grande para los vecinos del Portal de las Américas. Hablamos con los jóvenes, las familias y los vecinos, esas tensiones son difíciles. Yo diría que en las Américas es donde más políticos se han metido, con agenda, ideología y plata para tratar de sostener esa movilización y crear como una zona de despeje, un Caguán, lo cual es inaceptable en una democracia. Una cosa es compartir un espacio público para movilizaciones, otra es decir ‘este es mi espacio y nadie más se mete’.
En las Américas, además, pasa una cosa contextualmente desafortunada, y es que es un sitio que está al lado de tres barrios donde hay ollas de narcotráfico muy complejas: El Amparo, María Paz y Corabastos-Patio Bonito. Entonces, ¿qué sabemos nosotros? Que muchas de esas ollas y narcotraficantes también meten plata, porque a ellos les conviene que haya unos chicos tirando piedras, manteniendo a la policía entretenida y no persiguiéndolos a ellos y a sus rentas criminales. Todo eso se mezcla de una manera complicada. Ahora, no es lo mismo un vándalo al que le paga la olla de narcotráfico que el chico humilde de Kennedy que está protestando con arte y cultura. Si los igualamos, los estigmatizamos y creamos más tensión. Vamos a tener cuidado para usar el canal adecuado.
¿Hay investigaciones, hay resultados?
La investigación y la Fiscalía van a seguir. Habrá unos que podremos capturar en flagrancia, y otros que tendremos que capturar fruto posterior de la investigación judicial. Pero hay que distinguir para no meter a todos en una bolsa injustamente.
Estos 1,7 billones adicionales de inversión tienen que salir de algún lado. ¿Qué se va a sacrificar?
Por ejemplo, la circunvalar de oriente, en Usme y San Cristóbal para conectar con el centro. Se necesita, pero son 700.000 millones de pesos que vamos a retirar de ese proyecto para mandarlos a comida, educación, renta básica y empleo para jóvenes, porque esto es más urgente. También la Sede istrativa Distrital, una obra necesaria porque la plata que se gasta el Distrito en pagarles arriendo a los privados por no tener sede propia es absurda. Tenía una partida en Hacienda de unos 35.000 millones de pesos, pero puede esperar. Vamos sumando distintas obras hasta reunir 1,7 billones de pesos y se los pondremos en una adición presupuestal a las entidades que necesitan más plata en este momento para los programas de rescate social.
En la reunión con el Presidente que tuvimos los alcaldes de las capitales le pedimos una cosa que es crítica. Todos los gobiernos locales, incluido Bogotá, tienen una situación financiera mucho más sana que la del Gobierno Nacional. Bogotá debe tres de cada 100 pesos que produce, tiene una holgura para endeudarse más con plena capacidad que la que tiene el Gobierno, que debe 65 de cada 100. Pero a los gobiernos subnacionales nos miden al mismo tope del Gobierno Nacional y eso no tiene sentido. ¿Qué le pedimos al Presidente? Que nos quite esos topes de deuda a las ciudades capitales, porque así podríamos ir al Concejo a pedir más cupo de endeudamiento para la reactivación económica social. Yo esperaría que en el acuerdo nacional del comité y el Gobierno, en lo que se lleve al Congreso, esté el artículo que nos quita ese tope, y eso sería plata nueva.
Las calificadoras están castigando al Gobierno Nacional. ¿A usted le preocupa eso? Porque terminarían castigando a la ciudad si le dan más deuda, porque la van a medir con el mismo rasero del país, ¿o no?
No. Las calificadoras nunca han medido a Bogotá con el mismo rasero del país. Es decir, nosotros tenemos la ficción que nos tenemos que medir por el mismo tope, pero las calificadoras saben, y cada vez que nos entregan la certificación nos dicen que Bogotá sería triple A, y la entregan doble B porque no nos pueden entregar como gobierno local una calificación más alta que la del país. Bogotá tiene más capacidad de pago. Las calificadoras lo que están castigando duro no es la situación fiscal, sino la ingobernabilidad política que ven.
Ya comenzó la vacunación de los maestros. ¿Ya hay menos resistencia para volver a clase?
Mientras haya paro en los que estén involucrados los sindicatos, Fecode y la Ade van a estar ahí. Entonces necesitamos una negociación nacional. Segundo, hay que completar la vacunación de los maestros, porque los sindicatos no van a volver hasta que estén vacunados, y para eso faltan unas semanas. Al día de hoy ya debemos ir en 10.000 maestros de los 42.000. La presencialidad es clave para los niños de Bogotá.
¿Cómo va la alianza público-privada para la producción de vacunas a nivel local?
Ya tenemos el documento científico y académico que nos orienta cómo vamos a hacer la producción de vacunas en Bogotá. En el segundo semestre anunciaremos con quién y cómo vamos a hacer la alianza.
¿Cuándo va a comenzar el plan de rescate?
La próxima semana vamos a tener el lanzamiento de los 20.000 cupos de educación superior. Ahora, con la plata adicional llegaremos hasta los 50.000 en los próximos tres años. La renta básica ya la estamos girando, pero una vez nos aprueben los recursos en julio, a partir de agosto les podremos girar a 350.000 familias más de las que estamos hoy, que son más de 600.000, pero resulta que en pobreza en Bogotá hay 1’000.000, entonces estamos dejando fuera a casi el 40 %. Entonces vamos a poder llegar casi al 100 % de las familias que están en pobreza extrema.
En mujeres sembradoras ya tenemos a 1.000, con las que vamos a empezar en el Pnud de aquí al próximo mes. Con recursos que nos aprueben en julio, para agosto podremos contratar a otras 4.000 mujeres.
¿Por qué cree que no hay algo de sensatez en nuestra clase política?
Porque la polarización política funciona, es rentable electoralmente. No es útil para el país, para concertar, pero da votos y los políticos que están en campaña suelen tener una visión a muy corto plazo: ‘¿cómo gano?’, y punto. No piensan si al día siguiente van a poder cumplir lo que dijeron, están obsesionados en cómo ganar.
ERNESTO CORTÉS, EDITOR GENERAL DE EL TIEMPO Y CÁROL MALAVER, SUBEDITORA DE EL TIEMPO