El proyecto de construcción de un velódromo en el barrio San Bernardo, en pleno corazón de Bogotá, tomó por sorpresa a los habitantes de esa zona de la ciudad, a la Liga de Ciclismo y al Concejo, y promete generar un duro debate en el cabildo distrital.
En ese barrio está proyectado hacer un
Centro Felicidad (Cefe), una iniciativa que dejó la anterior istración y hace parte del Plan Parcial San Bernardo-Tercer Milenio. Sin embargo, el Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD) propone hacer el escenario deportivo a cambio del Cefe.
Los Centros Felicidad, también considerados como clubes para todos, buscan brindarles a las comunidades espacios para actividades lúdicas, culturales y de esparcimiento y recreativas. Cuentan con salones de artes, salas múltiples, piscinas, polideportivo, gimnasio, biblioteca, sala de cine, entre otros espacios.
La alcaldía de Enrique Peñalosa proyectó siete Cefe en la capital, en El Tunal (Tunjuelito), San Cristóbal (San Cristóbal),
San Bernardo (Santa Fe), Fontanar del Río y Las Cometas (Suba), Gibraltar (Kennedy) y El Retiro (Chapinero).
El desarrollo del proyecto de renovación urbana en San Bernardo, en la localidad de Santa Fe, fue entregado a la Constructora Las Galias S. A. a principios de diciembre del año pasado. La firma presentó una propuesta por 165.403 millones de pesos. El proyecto comprende entre la troncal Caracas y la carrera 10.ª, entre las calles 3.ª y 6.ª.
En esa área se construirán 3.946 viviendas de interés social e incluye plazas, parques, redes, malla vial, el Cefe y un puente peatonal que conecta con el parque Tercer Milenio, remodelado hace menos de un año.
La iniciativa del nuevo velódromo, que deberá comenzar de cero, hace parte del paquete de obras propuestas por el IDRD para que sean financiadas con recursos del cupo de endeudamiento por 10,8 billones de pesos que presentó la istración de Claudia López al Concejo. Esta obra tiene un costo de 23.877 millones de pesos, incluida la interventoría.
Según el proyecto del IDRD, conocido por EL TIEMPO, será un escenario con “reglamentación internacional” que “complementa las acciones adelantadas en el Plan Parcial de San Bernardo”, que busca potenciar el centro “como centro deportivo, cultural y habitacional” y “fortalecer el posicionamiento de Bogotá como ciudad anfitriona de grandes eventos deportivos”.
Sobre el proyecto, la entidad le dijo a este diario que “descentralizaría la actividad deportiva de la zona de El Salitre”; no obstante, reconoció que debe realizar un estudio de prefactibilidad para determinar si el velódromo “se ejecuta en ese predio o en otro lugar de la ciudad”.
El instituto destaca que el escenario potenciaría el urbanismo de ese sector del centro y el uso de la bicicleta. También señala que "la ciudad carece de un escenario con estas características y sí cuenta con varios centros felicidad".
La concejal Lucía Bastidas (Partido Alianza Verde) cuestionó el proyecto del velódromo en San Bernardo y lo calificó como un caso de “improvisación”. Señaló que no entiende cómo teniendo una zona dedicada al deporte de alto rendimiento, como la Unidad Deportiva de El Salitre, no se hace una inversión en reestructurar y modernizar el velódromo Luis Carlos Galán, que se encuentra allí.
De hecho, el escenario de El Salitre hace años se quedó obsoleto porque no cumple los parámetros exigidos por la Unión Ciclista Internacional (UCI), como tener una pista de 250 metros de madera y bajo techo –la pista es de 333 metros de longitud y en concreto–.
Por eso, Bogotá no puede ser sede de panamericanos ni mundiales de ciclismo. La ciudad ya cuenta con otros dos velódromos, que tampoco cumplen las exigencias de la UCI, ellos son: el del Primero de Mayo y el del 20 de Julio.
La iniciativa de hacer un velódromo en el centro también tomó por sorpresa a líderes del Santa Fe, como el exedil José Orlando Hernández, quien lo considera “inconveniente” y dice que, si lo que se quiere es un escenario deportivo metropolitano con características internacionales, en el San Bernardo no hay espacio.
Destacó que el Cefe, que está proyectado construirse en la calle 6.ª con carrera 10.ª, ya cuenta con presupuesto, estudios y diseños y que el proyecto de renovación ya fue entregado a un desarrollador privado. “Hasta el 31 de diciembre estaba todo listo para el Cefe. El velódromo no debe tener ni estudios ni diseños ni planeación”, afirma.
Jaime Silva, presidente de la Liga de Ciclismo, dice que desde la istración anterior se contempló remodelar el velódromo Luis Carlos Galán y que un estudio de la Liga determinó que lo más viable es hacer uno nuevo en el mismo lugar, pero cerrado, con pista de madera y aforo para entre 2.000 y 2.500 personas. A precios de 2018, costaba 75.000 millones de pesos.
Pero además se contemplaban otras condiciones de la UCI, como proximidad a un aeropuerto internacional, movilidad, oferta de hoteles y de salud, parqueo suficiente para la demanda de un evento internacional, sala de prensa, sala de enfermería, baterías de baños y oficinas para los materiales de los equipos. En el país, solo el de Cali cumple las medidas de la máxima autoridad del ciclismo.
“Hay que aplaudir la intención de tener un velódromo con características internacionales. Tenemos que asesorar al instituto para que tome la mejor decisión”, señala el presidente de la Liga de Ciclismo, quien, no obstante, considera que no tiene sentido sacar el velódromo de la Unidad Deportiva de El Salitre.
Agrega que si se adecúa el Luis Carlos Galán, solo se tendría que sacar una licencia de remodelación y no de construcción, proceso que es más demorado, y no habría que ajustar el POT. Además, este es un escenario reconocido y está cerca de otros servicios deportivos.
“Nos ahorraríamos muchísimos líos y tiempo”, dice Silva, quien coincide con el edil en que San Bernardo no es el lugar ideal para un escenario como el que se necesita.
En lo que sí coincide el IDRD con los críticos del velódromo en el centro es que “es necesario y perentorio disponer de un escenario para ciclismo de pista que cumpla y se ajuste a todas las condiciones técnicas internacionales”, que le permita a la capital ser referente mundial en esta disciplina deportiva, aprovechar que su altura (2.600 metros sobre el nivel del mar) resulta atractiva para los ciclistas de alto rendimiento y potenciar además el turismo y la cultura.
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GUILLERMO REINOSO RODRÍGUEZ
EDITOR DE BOGOTÁ