Para que las personas se animen a caminar más, los espacios peatonales deben conectar con servicios, opciones de recreación, deporte y cultura, y alternativas para acceder a comercios. Así se desprendió de las conferencias realizadas en el cuarto día de Walk 21 Bogotá, que tuvo este jueves su última jornada de conversatorios.
Un ejemplo de esta conexión se mostró en el caso de la Cadena de Jardines, un proyecto ejecutado en Róterdam (Países Bajos) que unió gran número de pequeños parques, plazoletas y jardines –que ya existían– a través de una alameda de más de seis kilómetros circulares. La caminata que se promueve a partir de la Cadena, lleva a que la gente pase por diferentes sitios de la ciudad, haya encuentro social e interacción.
En principio, reseñó Peter Veenstra –de la firma Lola Architecs, que diseñó la obra– hubo un grupo de la población que se opuso a la construcción del gran sendero, al considerar que se podría vulnerar parte de la privacidad –o exclusividad– de sus espacios más próximos. Sin embargo, el plan siguió adelante y en las obras acabaron involucrados los ciudadanos, quienes opinaron y aportaron sobre detalles finales de forma y fueron quienes realizaron las siembras de árboles y flora en los contornos del camino.
Este sendero cuenta con varias características que fueron resaltadas en Walk 21. Por ejemplo, que cada cierta cantidad de metros se instalaron una especie de puertas abiertas sobre el camino, para generar una suerte de encuadre del paisaje que lo hace ver como una obra pictórica. “Esto genera curiosidad en el caminante y lo invita a seguir descubriendo lo que el paseo tiene más adelante, alargando la caminata”, concretó Veenstra.
Uno de los mayores aciertos de Cadena de Jardines es que es ciento por ciento seguro para los peatones, pues no hay cruces sobre las vías sino que se adecuaron puentes peatonales para garantizar la mayor comodidad y cuidado de los andantes.
Otro punto llamativo de diseño urbano se mostró con el proyecto Jardines de los Siete Pecados –también en Países Bajos–, que tomó la referencia religiosa para construir zonas verdes urbanas temáticas, enfocadas en que la gente asista a disfrutar, por decirlo de alguna manera, de tales pecados: mall de comidas (gula), gimnasios al aire libre (lujuria), zonas de descanso y recreación pasiva (pereza). Ese tipo de resignificaciones con un toque de originalidad atraen a los ciudadanos y generan interés.
Luz nocturna
Leni Schwedinger, directora de Night Seeing (EE. UU.), organización que promueve la caminata nocturna con la instalación de iluminación para las zonas públicas, entregó tres pilares que se deben tener en cuenta para que este propósito se cumpla a cabalidad:
1. Aumentar la vitalidad económica, a través de ofertas culturales y pequeñas actividades en horas de la noche y en las zonas que se quieren impactar.
2. Mejorar la salud pública, al extender las horas de caminabilidad y promover el encuentro social.
3. Incrementar la seguridad y hacer atractivo el espacio, agregando lo que denomina ‘diseño nocturno’, que es pensar las zonas públicas para el disfrute al anochecer.
Como ejemplo, Schwedinger reseñó el caso de Getsemaní, barrio de Cartagena que fue impactado positivamente: allí había múltiples espacios oscuros en las noches, lo que las hacía poco transitadas por peatones; aron con los habitantes de esas calles oscuras y los vincularon para diseñar faroles, la gente se unió y generó varios modelos de estos, que luego se conjugaron con luces de distintos colores; así hubo apropiación y la gente volvió a caminar allí.
FELIPE MOTOA
Redacción BOGOTÁ