El Liceo de Cervantes El Retiro forma con excelencia académica

Cada mañana, a las 6:45, los estudiantes del Liceo de Cervantes El Retiro inician labores con ‘los buenos días’, un momento de reflexión, apoyo, servicio y entendimiento a los demás, de acuerdo con el ideal de San Agustín, modelo pedagógico en el que se enmarca el liceo y que forma parte de la identidad escolar.

Juan David Canosa, cabildante estudiantil y alumno de grado 11.°, dice que es “como tomarse un café cada mañana, en el que te recargas y motivas para ser mejor cada día”.

Esta institución, con dos sedes en Bogotá y una en Barranquilla, en la que se han formado más de 70 promociones masculinas, abrió sus puertas al servicio educativo de la capital en 1934.

José Joaquín Casas, fundador y irador de la obra literaria de Miguel de Cervantes Saavedra –de ahí su nombre–, se lo vendió a la comunidad de los padres agustinos en 1950.

Esta construcción, patrimonio cultural, está ubicada en el barrio El Retiro de Bogotá. Tiene dos canchas deportivas, 25 aulas de clase, una biblioteca dotada con más de 8.000 libros, un laboratorio interdisciplinar para profundizar en biología, química, física, y en 2019 se tendrá el de robótica.

El objetivo es “fortalecer las habilidades de cada uno, ya que no todos los estudiantes son buenos para todo”, comenta Gustavo Ortiz, coordinador de la institución.

Hoy, 85 años después, evoluciona al paso de las nuevas tecnologías, como las que tienen a disposición los estudiantes y docentes en cada salón para dictar sus clases, además del “trabajo constante en la actualización de la oferta académica”, comenta el padre rector, fray Germán Rodríguez.

La tradición ahora atrae al público femenino con el ingreso de ‘cervantinas’ que se han inscrito para cursar desde 2019 los grados jardín, transición y primero. “Serán las primeras abanderadas en la trayectoria del Cervantes”, agrega el padre rector.

La educación católica a sus más de 400 estudiantes se centra en la pedagogía agustiniana, inspirada en la filosofía de San Agustín frente a su ideal de comunidad, formación integral en valores que incentiva en los cervantinos su crecimiento individual en el ‘ser persona’ para fortalecer la convivencia grupal, y con enfoque en innovación y proyección internacional.

El padre rector dice que a pesar de ser una institución confesional, allí estudian judíos, musulmanes, cristianos y aquellos que pertenecen a otra religión, “siempre respetando la libertad de credos, ya que no hacemos distinción de ninguna clase”.

El liceo busca que cada uno de sus estudiantes, desde grado primero y a medida que avanza en sus estudios, cultive su lado humanístico, “cuyo postulado principal es la trascendencia personal”, afirma el padre fray German Rodríguez.

De esta manera, las convivencias, los retiros, ‘encuentros con Cristo’, primeras comuniones, confirmaciones y eucaristías realizados en la institución son vivencias propias de la formación pastoral educativa que se imparte en el currículo escolar, y, por tanto, los cervantinos adquieren el “tinte propio de la educación católica agustiniana”, explica el coordinador académico.

En combinación con el lado espiritual, las ciencias y las matemáticas juegan un papel protagónico en la formación cervantina, “como una de las fortalezas que ofrece el liceo”. Estas asignaturas tienen mayor intensidad horaria, y sus “contenidos se desarrollan ampliamente, de tal manera que los estudiantes de grado 11.° adquieren conocimientos que se ven en segundo semestre de universidad”, explica Gustavo Ortiz.

Por ello, sus docentes les enseñan las materias de cálculo, matemática financiera, ciencias económicas, química y biología. Y los resultados se ven en sus estudiantes y reflejan el éxito de esta profundización disciplinar en el caso de Juan David Canosa, quien quedó en el grupo de los tres finalistas de las olimpiadas de química que organiza la Universidad Nacional de Colombia.

En el marco de su formación integral y excelencia académica, el Liceo de Cervantes El Retiro incentiva las artes en los más pequeños. Así, mientras cursan primaria, pueden optar por aprender danzas, dibujo técnico y artístico.

Esta enseñanza también motiva a los estudiantes de grados 6.° a 9.°, quienes, en cada periodo académico, se forman en arte, danza, teatro y música.

De esta manera, los conocimientos que los cervantinos adquieren en esas áreas los pueden hacer realidad en la Tuna del Liceo, que funciona hace dos años y es liderada por los docentes de música.

Incluso, la institución tiene a disposición de sus estudiantes, y de personas ajenas al liceo que estén interesadas en formar sus talentos, el Centro Cultural y Deportivo El Quijote, que ofrece cursos de danza, taekwondo, música, arte y deportes –entre ellos baloncesto, voleibol y fútbol–.

Pensando en el lema del Liceo: ‘Agustinos educando desde el corazón’, y con el propósito de formar profesionales exitosos, la institución les ofrece a los estudiantes de último grado de bachillerato convenios y alianzas con las universidades de La Sabana, del Rosario, Javeriana, Sergio Arboleda, la Escuela de istración de Negocios (EAN) y Unicervantes para que cursen sus carreras profesionales.

Estas instituciones les dan becas, incentivos económicos y hasta facilidades académicas para que pueden cursar algunas materias mientras están en grado 11.°.

“Nuestro inglés es intensivo, pero también iniciamos nuestro proyecto hacia el bilingüismo”, sostiene el padre rector, quien asegura que la intensidad en las horas de inglés que se cursan en las aulas de clase permite dar pasos seguros hacia el bilingüismo.

El proyecto será pionero y se empezará a implementar desde 2019 para los estudiantes de grado jardín, transición y primero.

Este proceso cuenta con la asesoría y el apoyo de la organización Cambridge, y, en el marco del fortalecimiento institucional del segundo idioma, los estudiantes tienen la oportunidad de hacer inmersión total durante un mes, ya sea en Canadá, si se cursa grado 4.° de primaria, o en Inglaterra desde grado 7.°.

Luis Alejandro Leguízamo, personero estudiantil, comenta: “Es una experiencia única, se aprende todo el tiempo, compartes con personas del mundo entero y hay una integración multicultural en la que terminas aprendiendo nociones de otros idiomas”.

Con el propósito de generar inquietudes y motivación entre los estudiantes del liceo, además de la formación académica, se cuenta con la enseñanza de electivas, es decir, asignaturas que, como su nombre lo indica, son de libre escogencia y en las cuales se profundizan a partir del deseo profesional y el proyecto de vida de cada cervantino.

Por eso, estas electivas, que se ofertan para los grados 10.° y 11.°, “generan un espacio diferente, integrador y de comunidad”, comenta el coordinador académico. Se ofrecen más de diez opciones, que van desde cultura oriental hasta oratoria y retórica para los estudiantes que desean estudiar comunicación social, por ejemplo, y que también se vivencian en los foros que realiza la institución con líderes políticos del país; hay además fotografía, música, teatro, dibujo técnico –que fortalece sus conocimientos en ingeniería o arquitectura– y cultura deportiva, entre otras áreas.

Estas electivas también generan la creación de empresa, que se evidencia en la muestra de emprendimiento al final de cada año lectivo, cuando se hacen exposiciones para que los estudiantes que llegan a los grados superiores decidan de acuerdo con sus preferencias.

Redacción Bogotá 

ZAIDA L. PIÑEROS H.