Sesenta años, algunos achaques, canas a la vista. Aquí en Bogotá, como en muchos países, cruzar esta etapa significa entrar al último momento del ciclo vital que termina con la inevitable muerte. Eso dicen las políticas públicas y en todo caso así es la naturaleza humana.
Según la última encuesta de Calidad de Vida del programa Bogotá Cómo Vamos, se estima que las personas con 65 años y más representan el 6,7% de los habitantes de la ciudad. Es decir, de acuerdo a la estructura poblacional, la ciudad tiene una tendencia hacia el envejecimiento, y la reducción de la fecundidad.
Lo grave, por lo menos en la ciudad, es que muchos aun trabajan sin un contrato laboral, que un buen porcentaje vive en condiciones de hacinamiento, que unos 50.000 enfermos crónicos no tienen ningún tipo de control de salud y que más de la mitad ha sufrido algún tipo de agresión. Eso entre otros datos que no muestran el mejor panorama.
¿Qué nos espera a los que vamos en curso?
De acuerdo a proyecciones del Departamento Nacional de Estadísticas (DANE) para las vigencias de los años 2018, 2019 y 2020 se calcula que hay y habrá en Bogotá 1’045. 229, 1’097.995 y 1’153.194 adultos mayores, respectivamente. El índice de envejecimiento se concentra en las localidades de Chapinero, Barrios Unidos, Teusaquillo y La Candelaria, según Econometría y el Instituto de Envejecimiento de la Universidad Javeriana.
Hay que hablar primero de los más vulnerables. Aquellos que se ven vagando por la ciudad, tapados con andrajos y pidiendo comida en cualquier sector de la ciudad, o durmiendo sobre escaleras sin nada más que un plástico para taparse. Según el VII Censo de habitantes de calle 2017, que registró a una población total de 9.538, en Bogotá hay 781 personas mayores de 60 años en condición de habitabilidad en calle: 720 hombres y 61 mujeres.
Otros, aun trabajan. Esto es un alivio para muchos pero no deja de ser preocupante cuando la actividad no se da en las mejores condiciones. El 16,10% lo hace como independiente y el 7,40% como asalariado. Cuando es una opción personal hacerlo revitaliza la vida de las personas pero cuando se hace por necesidad comienzan a aparecer los problemas. Por ejemplo, el 70% de las mujeres mayores declaran los “oficios del hogar” como la principal actividad que realizan.
Entre más edad siempre hay menos posibilidades de obtener un trabajo con todas las garantías laborales como tener un contrato laboral e incluso muchos no reciben remuneración alguna. “La menor participación económica de las personas mayores en el mercado laboral indica que las sociedades cuentan con sistemas de protección social más desarrollados. Hay una relación en el hecho de que las personas mayores trabajen y las dificultades de los sistemas de pensiones para proveer suficientes ingresos a esta población”, dijeron analistas de la Secretaría de Integración Social.
Más del 60% de las personas mayores residentes en Bogotá presentan enfermedades crónicas de larga duración y prolongados tratamientos.
Según la Política Pública Social para el Envejecimiento y la Vejez solo cerca de una tercera parte de la población de Bogotá tiene a la pensión. Por otro lado, un 30 % se encuentra trabajando. Pero, aquí, las brechas de género son desfavorables para las mujeres. “La dependencia económica es mayor entre ellas. Eso genera desventajas materiales y relacionales”.
En Bogotá la mayoría de adultos mayores que viven en casas o edificios cuentan con buenas estructuras y al servicio de acueducto y alcantarillado pero lo que sí representa un problema es el hacinamiento, sobre todo, en el sur de la ciudad, en las localidades de Ciudad Bolívar y Usme.
En esta última están los niveles más altos de las condiciones habitacionales inadecuadas. El 3,23% de las personas mayores no tienen a acueducto y/o alcantarillado, el 1,85% viven en viviendas con condiciones físicas no adecuadas y además es la segunda localidad que presenta mayor nivel de hacinamiento.
En Bogotá, el 1,74% de los 4.970 hogares que tienen personas mayores de 60 años presentan déficit. De estos el 43,52% preparan los alimentos en un cuarto usado también para dormir, en una sala comedor sin lavaplatos, patio corredor, enramada o al aire libre. Muy cerca se encuentra la proporción de hogares que no cuentan con alguno de los servicios públicos básicos como acueducto y alcantarillado, energía eléctrica y/o servicio de recolección de basuras con el 37,8%.
Mucho por hacer en salud
Más del 60% de las personas mayores residentes en Bogotá presentan enfermedades crónicas de larga duración y prolongados tratamientos. Es decir, cerca de medio millón de personas mayores de la ciudad tienen este tipo de enfermedades.
Más grave aún es que el 10 por ciento de los enfermos crónicos no tienen control de salud, es decir, cerca de 50.000 personas mayores. En este grupo poblacional, la prevalencia de enfermedades crónicas ha aumentado en un 83% en el periodo 2007-2011.
Se vulnera el derecho a la salud cuando se sufre de enfermedades crónicas y no se tiene a control médico. A esto se le suma que 95.000 personas mayores presentan discapacidad y requieren cuidado permanente, y de ellas, el 10%, cerca de 9.500 personas no tienen quién las cuide.
Víctimas de las peores formas de violencia
Hijos que maltratan física o psicológicamente a sus padres, nietos que explotan a sus abuelos, abandono e inasistencia alimentaria. Este es quizás uno de los capítulos más lamentables de la radiografía de la vejez en Bogotá.
Según Integración Social la mayoría de las violencias contra esta población ocurre en casa y va dirigida, sobre todo, hacia las mujeres, quienes se ven sometidas con más frecuencia a delitos sexuales y a violencia intrafamiliar, mientras que en los hombres predominan los accidentes y la violencia interpersonal.
La vulnerabilidad de los adultos mayores también deviene de su situación de discapacidad o por su dependencia económica y psico-afectiva de las personas cercanas. Cerca de la mitad de esta población ha sufrido agresiones: 152.989 hombres con 60 y más años residentes en Bogotá y 173.979 casos de mujeres.
Solo durante el año 2018 la Secretaría Social recibió a través de sus 34 Comisarías de Familia, entre el 1 de enero y el 30 de abril de 2018, a 679 personas mayores de 60 años, que reportaron haber sido víctimas de violencia intrafamiliar.
A todo esto se le suman los accidentes de tránsito una de las principales causas de mortalidad asociada a violencia. Los homicidios son una casusa menos frecuente de mortalidad, los que hay afectan principalmente a hombres en la vejez tardía (70 y más años).
Las muertes por suicidio son más frecuentes en hombres que en mujeres. Estas últimas se ven sometidas con mayor frecuencia a delitos sexuales y a violencia intrafamiliar, mientras que en los hombres predominan los accidentes y la violencia interpersonal.
Especial 'Abuelos'
Así, con este crudo panorama,
este especial busca contarles cómo se vive la vejez en las calles, los inquilinatos, los hospitales e incluso en las entrañas de las casas de familia. Habla de las traiciones, de los abandonos, también de los errores que los ancianos cometen en la juventud y que se pagan caro, después de los 60.
Carol Malaver
Subeditora Bogotá
Twitter: @CarolMalaver