La Misión de Educadores y Sabiduría Ciudadana entregó la hoja de ruta para la educación de la ciudad en los próximos 17 años.
Después de hacer consultas a la ciudadanía, trabajos con la comunidad educativa y recomendaciones de investigadores, se establecieron lineamientos para una educación más incluyente y equitativa. El alcance de estas metas dependerá de las transformaciones en el sector educativo.
Cambios pedagógicos
Una de las observaciones hechas es que la educación básica y media requiere de cambios en la metodología y enseñanza. Según lo manifestado por expertos y la comunidad educativa, los procesos pedagógicos deben incluir formación socioemocional, que permita desarrollar actividades formativas sobre la corporeidad, la actividad física y el deporte.
Además, dado el desarrollo digital que han tenido la ciudad y el mundo en los últimos años, se destaca que debe haber un trabajo mancomunado entre ciencias y tecnologías. A esto se le suma que la ciudadanía pide una formación bilingüe para ampliar las posibilidades de una relación universal con la vida académica y laboral.
“Cientos de miles de estudiantes consultados esperan que los colegios ofrezcan una educación práctica, significativa y contextualizada que se refleje en cambios sustanciales en las metodologías de enseñanza y en los sistemas de evaluación”, se menciona en el informe.
Ante esto, se sugiere que las clases sean dinámicas, con actividades lúdicas e interdisciplinares, donde se flexibilicen los currículos de los colegios y se reduzcan los trabajos escolares en casa.
La Misión establece que para esto es necesario cambiar las estrategias y los métodos de formación de los docentes. “En Bogotá se debe dar especial importancia a la formación de los colectivos de maestros, apoyando constantemente las prácticas de investigación en la escuela multidisciplinar con maestros de las instituciones o de un conjunto de ellas”, mencionan.
Infraestructura y tecnología
Otra de las conclusiones es que los estudiantes requieren más y mejor infraestructura. Los colegios tendrán que contar con zonas verdes; mejores salones, con menos estudiantes por aula, así como buen material didáctico con bibliotecas y ludotecas.
Aunque se pide mejor infraestructura, se advierte revaluar la construcción de megacolegios. “Tienen problemas de gestión, convivencia, participación comunitaria y de relaciones con las familias. Se debe considerar la especialización de las instituciones o sedes por niveles educativos”, indican.
Otro factor importante para la educación en los próximos años es la conectividad digital, por lo que la ciudad debe asegurar dotación tecnológica en las aulas de clases, salas informáticas y mayor a internet.
Trabajo y educación
Los más golpeados por la crisis económica actual han sido los jóvenes bogotanos, por lo que la comunidad educativa recomienda que desde la educación media se aseguren oportunidades para continuar con los procesos de formación e inserción laboral.
Uno de los caminos propuestos es que se cree una agencia distrital de la juventud encargada de articular toda la oferta educativa para los jóvenes. “Esta coordinación institucional debe impulsar una política de movilidad de los estudiantes entre colegios para que puedan elegir las oportunidades coherentes con sus proyectos de vida y no solo lo que cada institución, de manera individual, ofrece”, sugieren.
Una de las recomendaciones es que, no obstante los trabajos hechos en inversión educativa, Bogotá debe hacer un esfuerzo para que el 41 % del gasto en educación se haga con recursos propios. La Misión sostiene que la ciudad está lejos de llegar a esta meta, por lo que no solo necesita demanda de mayores recursos, sino también mejorar la gestión para fortalecer alianzas.
Para alcanzar estos cálculos, Bogotá deberá incrementar el gasto en educación, donde se recomienda que pase de 4,6 billones de pesos a 6,8 billones anuales. Los expertos consultados señalan que para financiar esto al corto plazo la fuente principal de financiamiento es el endeudamiento.
REDACCIÓN BOGOTÁ