El preocupante panorama del hurto de patinetas eléctricas en Bogotá: ¿por qué es un delito que no se mide?

Dos imágenes se han quedado grabadas en la mente de los bogotanos durante los últimos meses. En una, aparecen tres ladrones, de nacionalidad extranjera, amedrentando a un joven bogotano con un cuchillo sobre el puente de la carrera 30 con calle 100 para robarlo.

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En la otra, un joven deportista de 26 años, fue lanzado del puente de la calle 153 con Autopista Norte, también por un par de hombres armados. Estos hechos tienen una particularidad y es que, en ambos casos, los jóvenes fueron atacados con el objetivo de robarles sus patinetas eléctricas.

El 4 de julio, Felipe Robles de 26 años, subía el puente vehicular de la 153 con Autopista Norte a gran velocidad en su patineta eléctrica cuando fue interceptado por dos hombres que se movilizaban en un taxi. En el punto más alto del tramo fue lanzado desde más de 20 metros de altura luego de que le hubiesen robado todas sus pertenencias, inclusive,la patineta en la que se transportaba.

En el caso de la carrera 30 con calle 100, luego de tres meses de investigación, las autoridades lograron capturar y condenar a los tres hombres que se grabaron mientras cometían un hurto de una patineta a plena luz del día y usando armas cortopunzantes.

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Estás dos historias son solo el reflejo de un fenómeno delictivo que se está convirtiendo en un gran problema para Bogotá y que, hasta ahora, las autoridades han empezado a analizar. El hurto de patinetas eléctricas se ha vuelto, como lo denuncian sus mismos s, una frecuente que parece no tener una solución específica a corto plazo.

Aunque las cifras sobre este delito son escasas, EL TIEMPO pudo conocer que entre enero y mayo de este año se habían reportado 150 patinetas como robadas; un dato que es 30 por ciento superior al registro, para el mismo periodo de 2023, cuando el reporte fue de 115.

Justamente, el gran problema al que se enfrentan los dueños de estos medios de transporte e, incluso, las autoridades es que este delito naciente todavía no tiene las condiciones para ser cuantificable, por esa razón, dentro de las cifras oficiales de la Secretaría de Seguridad y de la Policía Metropolitana de Bogotá se contabilizada dentro de la categoría de hurto a personas.

El secretario de Seguridad de Bogotá, César Restrepo, explicó que debido a la falta de registros es muy difícil cuantificar y, a la vez, magnificar el fenómeno del robo de patinetas en la ciudad. No obstante, señala que las autoridades han venido trabajando en la conformación de un sistema de registro de estos artefactos, similar al de las bicicletas, que permita llevar un control sobre los casos de robos de estos artefactos, pero sobre todo, sobre la cantidad de patinetas que hay rodando en la ciudad.

“Nosotros hemos encontrado, respecto al tema de las patinetas, que los vendedores hacen un registro de las ventas y cuando se recupera uno de estos artefactos robados se le pregunta al dueño por la marca de la patineta y los datos de esa compra (...) por ahora solo hay registro para las bicicletas, pero sabemos que debe existir el mecanismo para el resto de formas de movilidad”, añadió el secretario.

EL TIEMPO solicitó a las autoridades las cifras más actualizadas para tratar de magnificar este fenómeno, pero lo cierto es que no hay registros oficiales en el Sistema Estadístico de la Policía Nacional (Siedco) ni en las bases de datos de la cartera de seguridad distrital. No obstante, y aunque no es representativo frente al presunto subregistro de este delito, se supo que en lo que va del año se han recuperado algo más de 50 de estos dispositivos que ya fueron regresados a sus dueños.

“Hemos hecho incautación de patinetas durante todo el año. Nosotros hacemos operativos en todos los lugares donde se pueden vender estos artefactos para identificar si hay elementos robados, poder recuperarlos y luego regresarlos a sus dueños (...) en ese sentido, lo que hacemos desde la institucionalidad es vigilancia, seguimiento y control de los establecimientos de venta de patinetas, instar a los ciudadanos a que registren sus vehículos con las marcas donde los compran, incluso, a comprar seguros para estos aparatos y, finalmente, educar a la ciudadanía para que no compre elementos hurtados”, enfatizó el líder de la cartera de seguridad distrital.

El problema sobre los datos sobre el robo de patinetas en Bogotá podría ser un aspecto meramente técnico. Andrés Nieto, director del Observatorio de Seguridad de la Universidad Central y exsubsecretario de seguridad de la ciudad, explicó que para que una conducta delictiva alcance una clasificación particular dentro de los delitos de alto impacto se necesita que represente, al menos, el 10 por ciento del total de delito en específico, en este caso, de los hurtos a personas.

En esa vía, señaló el experto, que aunque todavía no hay configurado un ‘gran mercado de partes robadas de patinetas’ es importante que el fenómeno se analice de manera temprana desde tres ángulos específicos. En el área de la movilidad, donde advierte que es muy importante que se genere un registro único de artefactos a nivel nacional, “no puede pasar como con las bicicletas, que 15 años después de empezar a verse el mercado criminal aún no se tiene ese registro unificado para todo el país”.

En segundo lugar, hace referencia al aspecto de seguridad en el que alerta sobre la necesidad de crear una normativa clara y robusta para que los duelos puedan registrar sus patinetas y así mismo poder facilitar las labores de vigilancia, inspección y control de las autoridades como se hace con las bicicletas, porque “mientras las autoridades no tengan como consultar no es posible establecer si ese elemento es hurtado y, por ende, el reconocimiento del elemento quedaría literalmente a mecanismo visual del supuesto dueño”, enfatizó Nieto.

Finalmente, desde el lado de los comerciantes, asegura que se deben hacer alianzas con importadores, comercializadores y talleres para el registro de las patinetas desde el momento de la compra y la certificación de los sitios de venta.

En esa misma línea, camina el secretario de Seguridad de la ciudad, quien le dijo a este diario que está en un labor constante de hacerle entender a los bogotanos que quien compra en el mercado lo robado también es cómplice de los delitos. “Las patinetas, y en general cualquier artículo, se lo roban porque hay quien lo compre. Eso debemos cambiarlo y sobre eso estoy trabajando”.

Como el hurto de patinetas no es una conducta punible por sí sola todavía, los caminos que le quedan a las autoridades para poder criminalizar y judicializar a las bandas que se dedican al robo de estos artefactos son el hurto a personas y la receptación, como modalidades delictivas.

No obstante, estas dos categorías también representan un reto. Por un lado, en el caso de la receptación para que sea interpretado como un delito ante la ley, es necesario que se pueda probar de manera clara que la persona que adquirió ese bien era plenamente consciente de que estaba comprando un artículo robado, si esto no ocurre, es muy probable que quede en libertad y la justicia se quede sin poder aplicar la ley.

Por el otro lado, con el delito de hurto a personas lo que ocurre en muchos de los casos es que son conductas querellables, que no revisten gravedad y que exigen que la víctima denuncie los hechos con pruebas de lo ocurrido. Estos delitos, por lo general, son catalogados como hurto de bajo monto que son excarcelables.

Pero como el robo a patinetas está catalogado dentro del hurto a personas, convendría revisar las cifras de esta categoría delictiva. Según los datos de la Secretaría de Seguridad, el hurto a personas, como delito de alto impacto que se mide en la ciudad, ha tenido una reducción del 17,3 por ciento entre el primero de enero y el 31 de julio comparado con el mismo periodo de 2023.

No obstante, hay localidades como Los Mártires y Candelaria, donde está problemática ha presentado incrementos de 129 y 30 por ciento, respectivamente, en lo que va de este año. 

JONATHAN TORO ROMERO

REDACCIÓN BOGOTÁ