A bordo de un carro gris, a las 10 de la noche del 1.º de mayo, dos hombres persiguieron a gran velocidad por toda la troncal Américas, al suroccidente de la capital, a un joven que minutos antes habría pintado con grafitis la puerta de la casa de uno de los ocupantes del vehículo.
Luego de la persecución, cerca de la estación Banderas de TransMilenio, justo en frente de la clínica del Occidente, la bicicleta en la que se movilizaba el joven no pudo seguirle el paso a la velocidad y fue alcanzado por los dos hombres enfurecidos que bajaron de su carro y emprendieron una golpiza en contra del grafitero, protagonizando así el acto de intolerancia.
Patadas, puños y golpes contra el andén de concreto fueron la forma que encontraron los sujetos para castigar al joven por haber rayado y pintado la propiedad. “Nosotros vimos por las cámaras de seguridad cómo este muchacho estaba pintando las puertas de la casa. Ahí, los dueños hicieron sonar la alarma y salieron a enfrentar al joven, pero él, al oír las sirenas, salió corriendo en su bicicleta”, así lo señaló Pedro Torres, uno de los habitantes de la vivienda afectada.
En un acto de euforia, el propietario de la casa inició una persecución en contra del joven, que, según los testigos, no era la primera vez que hacía uno de sus rayones. “Corrió por todas las Américas detrás de la bicicleta. Ahí apareció un conductor que lo ayudó para alcanzar al muchacho más rápido, cuando lo alcanzó, lo cerró y lo tiró de la cicla”, dijo Torres.
Ante la golpiza que los hombres estaban propinando al joven, conductores y transeúntes que circulaban por la calle frenaron para evidenciar los hechos. Sin embargo, muchos de ellos declararon que pensaron que se trataba de un ladrón que estaba siendo ajusticiado.
Por la sevicia con la que el hombre golpeaba al muchacho, nosotros pensamos que lo iba a matar. Dijo que era inaceptable que le dañara la casa y que así se lo iba a cobrar.
“Por lo que estaba pasando, pensamos que era un hurto; pero no, el hombre que golpeaba al joven le gritaba que era el colmo que le hubieran rayado la casa y que por eso se las estaba cobrando. Por la forma y la sevicia con la que este hombre le daba patadas y puños al joven, pensábamos que lo iba a matar. Donde nosotros no paremos, seguro habría muerto porque el hombre no paraba”.
Sin embargo, el reporte de las autoridades señaló que la intervención de la comunidad fue muy importante para evitar un desenlace fatal, pues el hombre afectado “estaba cegado de la ira”.
Aunque la situación fue atendida por la Policía del sector y el joven trasladado a un centro de asistencia médica, lo cierto es que la familia está a la espera de un dictamen de medicina legal que les permita instaurar una denuncia en contra de los agresores por lesiones personales y la magnitud de la desproporcionada golpiza, como testigos manifestaron.
Las lesiones personales
Pero el caso del joven grafitero no fue el único reportado durante el fin de semana. En el resto de la ciudad se reportaron 17 eventos más propiciados por la intolerancia y el conflicto.
Al revisar los datos entregados por la Secretaría de Seguridad, se puede evidenciar que en lo que va del año, en Kennedy se han presentado 699 casos de lesiones personales; una cifra que supera en 53 reportes los números del mismo periodo de 2021. En la ciudad este crecimiento es de 10,4 por ciento.
Ahora bien, en el sector de Américas, la UPZ donde se presentó el hecho de intolerancia, las cifras muestran que durante este año el crecimiento de las lesiones personales ha sido de 24,24 por ciento, con 41 casos reportados. Este es el quinto más alto de la localidad.
REDACCIÓN BOGOTÁ