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‘Gobernar en Kennedy es una carrera contra el tiempo todos los días’
Yeimy Agudelo, la bogotana al frente de una de las localidades más complejas por el covid-19.
Así amaneció este lunes Kennedy, localidad de Bogotá que a partir de este lunes regresa a cuarentena total. Foto: César Melgarejo. EL TIEMPO
Yeimy Carolina Agudelo Hernández es la bogotana al frente de una de las localidades más complejas de la ciudad. Agudelo, a pública de profesión, fue electa como alcaldesa local de Kennedy el 17 de abril, cuando la pandemia ya hacía de las suyas y ponía contra la pared no solo la salud, sino la economía de un sector clase media y media baja.
En conversación con EL TIEMPO, Agudelo, de 30 años, habló sobre los desafíos que han significado sus primeros cuatro meses de gestión al frente de una localidad que ya acumula 22.712 casos de covid-19 y 625 fallecidos.
Dice, entre otras cosas, que lo más complicado ha sido poner en marcha todo el plan de cuidado de la vida teniendo factores como densidad, informalidad y delincuencia en una localidad con más de un millón doscientos mil habitantes, la población de una ciudad como Barranquilla.
¿Quién es Yeimy Carolina Agudelo?
Soy hija de vendedores informales de calzado. Fui educada en instituciones públicas. Mis padres son separados y crecí en una familia pluridiversa, somos ocho hijos de tres mamás y de dos papás.
¿Cómo fue la llegada a la alcaldía local?
Lograrlo fue complicado. La pandemia cambió la dinámica en la que íbamos a realizar nuestras tareas. Nosotros tenemos normalmente cerca de 120 funciones, pero a todo esto se le sumó la emergencia y llegó sin poder contar con equipos de forma presencial.
Desde el empalme fue difícil porque las personas no podían estar presentes, nos tocó hacerlo todo virtual. Si antes del covid era complicado, ahora mucho más. No tuvimos la oportunidad de conocer a los equipos, y todo esto se unió con las demandas de la comunidad de la localidad.
Yeimy Carolina Agudelo es la alcaldesa local de Kennedy. Tiene 30 años y es a pública. Foto:Archivo particular
¿Cómo ha sido el reto de gobernar en medio de una pandemia?
Yo vivo en Kennedy desde que me casé. Vivo con mi esposo y mi perro. Cuando me presenté sabía que era un desafío enorme, esta es la segunda localidad más grande en términos de presupuesto, de población, de aglomeración, en densidad. Ya de por sí llegar es un reto, pero llegar en estas condiciones duplica todo lo anterior. Todo ha cambiado, hace unos meses queríamos a los jóvenes haciendo deporte, jugando, hoy necesitamos que se queden en casa. Tenemos que cuidar la vida y al mismo tiempo garantizar oportunidades y derechos.
¿Cuáles han sido los momentos más difíciles?
A mí me nombraron el 17 de abril y el lunes siguiente nos tocó declarar urgencia manifiesta en la localidad para destinar recursos de los fondos de desarrollo local. Empezaron a aumentar los contagios, iniciamos cuarentena, necesitábamos cuidado estricto. Enfrentarse a eso fue muy complejo, tuvimos que llegar y empezar a mover todo, sin tiempo de nada.
Nuestro corazón productivo es el abastecimiento y las economías informales alrededor de este. Esas actividades estaban permitidas y eso generaba mucha aglomeración, ese fue uno de los mayores retos. No solo era pico y cédula, nos tocó implementar pico y zorra, y pico y bodega. Mientras todo eso pasaba tuvimos incrementos en homicidios y hurtos de bicicletas.
Luego volvimos nuevamente a cuarentena y si bien los habitantes han intentado cumplir la medida, no se puede tener a un policía detrás de cada habitante. Lo que hicimos fueron grupos antiaglomeración que están en la calle para todo el tema pedagógico.
Y sumado a todo esto tuvimos un repunte en los casos de complicación de salud mental. Es un desafío por donde se le mire. Uno piensa que es un trabajo de lunes a viernes de ocho a cinco, pero resulta que se sale de cualquier perspectiva; trabajamos 24/7. Otro factor es que a Kennedy llega el 80 por ciento del reciclaje de la ciudad, un servicio público esencial; esas personas no estuvieron exceptuadas y alrededor de esa economía se generan unas lógicas de inseguridad, de microtráfico, de aglomeración, ese ha sido otro desafío.
¿Cómo ha afrontado los retos en seguridad?
Los puntos que hemos identificado como focos de seguridad son los mismos desde hace más de una década. Las zonas cercanas a Corabastos, María Paz, El Amparo, Llano Grande, toda la zona de la avenida Cali, algunos sectores de Patio Bonito, y la inseguridad unida al covid-19 nos puso en una perspectiva de que ya no es solamente la seguridad en términos físicos del crimen, sino en la salud. Lo que hicimos fue crear un grupo con la Policía Nacional de nuestra estación; es un equipo gama, que son uniformados que luchan todos los días contra los crímenes de alto impacto.
En cuanto al hurto de bicicletas hemos implementado actividades como la marcación, el acompañamiento con guías, puntos de control y presencia de la policía en las zonas de más afectación. Tenemos la propuesta de que las bicicletas salgan marcadas desde donde se compran, esto evitaría la venta de bicis robadas.
¿Cómo cambió su rutina desde que es alcaldesa local?
Es un antes y un después. Antes pensaba en buscar el recurso suficiente para pagar el apartamento, ahora mi preocupación personal es cada hurto, cada homicidio, cada robo, cada persona que sale de su casa en la contingencia. Empiezo el día antes de las cuatro de la mañana, a esa hora se empiezan a coordinar los operativos. A las seis de la mañana estamos en entregas de ayudas humanitarias y articulando los equipos que estarán en calle. A las siete tengo PMU de las zonas de cuidado especial, ahí coordino el despliegue de los equipos antiaglomeraciones. A las ocho inicio reuniones. Y todo el día estamos gestionando procesos. También hay que estar pendiente del comercio, verificar cumplimiento, dotaciones. Y como estamos recién llegados también hay una demanda ciudadana para conocer problemáticas en específico.
¿A qué hora termina el día?
Normalmente a las once de la noche, a esa hora terminamos de articular cuál puede ser el plan para la mañana del otro día, y otra vez madrugue.
¿Qué ha sido lo bueno y lo malo de este periodo?
Lo bueno es el aprendizaje. La posibilidad de conocimiento de este trabajo es inmensa, todo lo que hay que hacer es una fuente. Lo bueno también ha sido poder reflexionar que llegué a este punto gracias a los esfuerzos de mi mamá, a todo lo que hizo ella.
Lo malo o quizás lo triste viene de un caso muy doloroso que sucedió en la localidad. Hace poco, dos niños menores de edad se suicidaron al tiempo, era una familia compuesta por una madre soltera con seis hijos, ahí está lo malo, cuando llegan esos casos pienso en que las rutas de atención pudieron haber llegado a tiempo.
Necesitamos que las instituciones lleguen antes de que sucedan este tipo de casos, tenemos un llamado muy importante y es el despliegue de políticas públicas en territorio.
¿Qué mensaje les daría a las niñas de su localidad?
A las mujeres y a las niñas quiero decirles que no hay nada que no puedan hacer. Estoy aquí para trabajar y hacerle frente al momento de equilibrar las oportunidades, para evitar toda clase de machismo, de homofobia, de discriminación.
¿Qué mensaje les daría a los ciudadanos de Kennedy?
Quiero agradecerles. La gran mayoría se ha cuidado en su casa y entiende que lo más importante es la vida. Quiero que me conozcan y trabajemos en conjunto para resolver todas las necesidades de la localidad.