El asesinato del reconocido esmeraldero Juan Sebastián Aguilar, conocido como ‘Pedro Pechuga’, ocurrido el pasado 7 de agosto en la entrada de la lujosa casa donde vivía, en Usaquén, parece haber marcado el inicio de una nueva disputa entre quienes buscan mantener el control del negocio verde en las minas de Boyacá.
Aguilar fue asesinado por un tirador que logró infiltrarse en los cerros que colindan con el condominio donde se encuentra su propiedad. Escondido entre las montañas, el atacante disparó un arma de largo alcance de uso restringido. La bala atravesó el vidrio del primer piso de la vivienda, impactó a Aguilar en la espalda, salió por su pecho y quedó incrustada en una pared de la sala. Cabe destacar que ya habían intentado asesinar a ‘Pedro Pechuga’ un año antes.
El 19 de octubre de 2023 ocurrió un caso similar en la sede de la empresa Esmeraldas Santa Rosa S.A., de la que Aguilar era socio. Un francotirador disparó desde un piso 15 con la intención de asesinarlo mientras él se encontraba en el balcón de su oficina, acompañado por otros socios, durante una exhibición de piedras preciosas. El disparo quedó estampado en uno de los vidrios blindados de la oficina, y Pedro Aguilar salió ileso gracias a la rápida intervención de su esquema de seguridad, que lo evacuó del lugar.
Parece como si hubiera un plan para
rodear a Hernando Sánchez, dejarlo desprotegido y luego poder asesinarlo
Sin embargo, la muerte de Juan Sebastián Aguilar no es la única ocurrida en los últimos años. En 2021 fueron asesinados, a plena luz del día, el esmeraldero Jorge Enrique Gómez y su escolta, quienes se encontraban dentro de un parqueadero en el centro de Bogotá. Gómez era una de las personas más cercanas a Hernando Sánchez, el hombre que asumió el control del negocio de las esmeraldas tras la muerte de Víctor Carranza.
El 28 de mayo de 2020 fue asesinado Gregorio Domingo Tirado frente al estadio El Campín. Tirado, un reconocido empresario del sector inmobiliario, al parecer poseía propiedades en Sanandresito de la 38 que estaban vinculadas con oficinas de sicarios en la zona, según reveló la Unidad Investigativa de este diario. Además, Tirado había estado asociado años atrás con el círculo de Hernando Sánchez.
Ese mismo mes, en la localidad de Usaquén, fue asesinado Fray Gerardo Cortés, quien murió a manos de un sicario mientras se encontraba en su camioneta. Cortés era socio de Rancho Santa María, una de las empresas de seguridad que prestaba servicios a Hernando Sánchez, y se cree que tenía vínculos con la explotación de esmeraldas en Santa Rosa.
Tras todas estas muertes se ha podido establecer que tanto Hernando Sánchez como los hombres encargados de su seguridad podrían estar enfrentando una guerra contra el clan del narcoesmeraldero Pedro Nel Rincón, alias Pedro Orejas, quien se encuentra extraditado en Estados Unidos.
Horacio Triana, cuñado de ‘Pedro Orejas’, había financiado un plan para asesinar a Hernando Sánchez en 2012 en la zona rosa de Bogotá. En ese atentado, Sánchez, sucesor de Carranza, perdió un ojo y un riñón. Triana también es investigado por otros atentados contra Víctor Carranza, su eterno rival, en complicidad con el ala armada de la organización del capo Daniel ‘el Loco’ Barrera, quien también fue extraditado a Estados Unidos.
Los clanes
Esta interminable guerra entre los clanes esmeralderos que operan entre Boyacá y Bogotá ha llevado a las autoridades a poner su mira en el ‘clan del Golfo’, pues esta estructura criminal figura como sospechosa del asesinato de Juan Sebastián Aguilar. Sin embargo, esta vendetta no es nueva: en 2022 se revelaron audios en los que ‘Otoniel’, máximo cabecilla del ‘clan del Golfo’, ordenaba asesinar al esmeraldero Hernando Sánchez. “Parece como si hubiera un plan para rodearlo, dejarlo desprotegido y luego poder asesinarlo”, comentó un agente de inteligencia a este diario.
La presencia del ‘clan del Golfo’ en Bogotá ha sido documentada desde 2022 por la Defensoría del Pueblo como una de las organizaciones que operan en las localidades periféricas de la ciudad.
En una alerta temprana emitida ese mismo año, se señaló que esta estructura criminal mantiene posibles vínculos con bandas locales en sectores como Ciudad Bolívar, Usme, San Cristóbal, Suba, Usaquén, Sumapaz y Chapinero. Además, se identificó su interés en abrir corredores para economías ilícitas en la vía al Llano.
La Unidad Investigativa de este medio también reveló un listado de personas marcadas para ser asesinadas por el clan Triana, liderado por el esmeraldero Horacio Triana. En dicho listado no solo aparecían Hernando Sánchez y ‘Pedro Pechuga’, sino también agentes de la DEA, es y gerentes de las Minas de Cuna, así como un diputado de Boyacá.
Según el informe, se acordó que los homicidios de Sánchez y ‘Pedro Pechuga’ fueran ejecutados por la ‘oficina de Envigado’ y la oficina de sicarios de alias Tasmania. Como contraprestación por esos asesinatos, Horacio Triana entregaría la mina que poseía en el occidente de Boyacá.
No obstante los esfuerzos de las autoridades, aún no se ha logrado desenredar el complejo entramado criminal que conecta a narcotraficantes, esmeralderos, paramilitares, funcionarios de istraciones departamentales e, incluso, una nueva oficina delictiva que, según informes, sería dirigida desde Dubái. Lo cierto es que Bogotá se ha convertido, durante la última década, en el escenario de una sangrienta vendetta, similar a la que ocurrió en los años 90 entre esmeralderos y poderosos criminales.
JHONATHAN TORO ROMERO
REDACCIÓN BOGOTÁ
ToroRomeroJ - BogotaET
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