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Las amenazas ambientales por las que la CAR gestó un proyecto para sembrar cinco millones de árboles en Cundinamarca
Estos viveros contarán con la infraestructura para la producción de árboles de especies nativas para plantar en zonas devastadoras por prácticas ilegales.
La primera Aula Ambiental de las que se prevé disponer para ayudar en la gran meta institucional de plantar cinco millones de árboles en el territorio. Andrés Ardila, alcalde de Caoarrapi y director de la CAR Alfred Ballesteros. Foto: CAR
La deforestación, la urbanización, la contaminación, la extracción de recursos naturales, el cambio climático, la invasión de especies exóticas, las prácticas agrícolas insostenibles, entre otros fenómenos ponen en riesgo la vitalidad de extensos territorios en varios municipios de Cundinamarca y es por eso que la Corporación Autónoma Regional (CAR) a través de su proyecto Aula Ambiental Forestal se puso la meta de plantar cinco millones de árboles.
Su director, Alfred Ignacio Ballesteros Alarcón, explicó que esta es una iniciativa de protección ambiental que beneficiará, sobre todo, la región del Bajo Magdalena. El convenio se firmó con la comunidad del municipio de Caparrapí cuando se llevaba a cabo la décima cuarta Gira Ambiental de la CAR.
Con una inversión de 180 millones de pesos, el director de la CAR dio vía libre al primer proyecto para la reforestación en los 104 municipios de la jurisdicción Foto:CAR
Uno de los propósitos de este proyecto es la pedagogía y la participación de los ciudadanos de cada región, pues es en los territorios en donde se debe crear más conciencia sobre la importancia de la reforestación.
Según la Corporación, la meta es plantar cinco millones de árboles de aquí al año 2027. Es decir, durante la actual istración. Esta primera aula será dotada de una infraestructura capaz de permitir la producción de especies nativas de árboles. La idea también es cultivar especies que contrarresten los efectos del cambio climático en las regiones.
Ballesteros calificó de acontecimiento histórico esta iniciativa. “Esta es nuestra primera Aula Ambiental, donde plantearemos especies nativas, frutales, maderables y ornamentales, entendiendo que la reforestación es una medida de adaptación al cambio climático".
Explicó que se dispondrá de especies nativas, frutales y ornamentales, material forestal que será usado para recuperación y reforestación en áreas de importancia ambiental y ecológica.
Inicialmente en este proyecto se han invertido más de 15 mil millones de pesos y además las personas de todos los municipios del territorio tendrán, en algunos casos de manera gratuita, la disponibilidad del material vegetal para restauración y reforestación tenemos que poner de moda en el territorio CAR que plantar árboles es cuidar la naturaleza.
Pero, para el año 2025 la CAR, con una inversión de 9'504.689.134 millones de pesos en los procesos de adecuación e interventoría busca la implementación 50 aulas ambientales forestales, en el mismo número de municipios del territorio CAR.
“Cada vivero puede estar generando entre 40 y 50 mil plantas. Es decir que con 9.000 millones vamos a llegar a 50 viveros y, por ende, unos dos millones y medio de árboles”, dijo una funcionaria de la CAR.
¿Cuáles son las prácticas que más amenazan el territorio?
EL TIEMPO ó a la CAR quienes explicaron cuáles son las mayores amenazas que hoy se viven en el territorio y explicaron que hay varias acciones que impactan de manera negativa la flora. Una de las más graves es la deforestación, pues la tala indiscriminada para la expansión agrícola, ganadera y de infraestructura se ha convertido en una de las principales causas de la pérdida de vegetación nativa.
La tala indiscriminada de árboles ha puesto en riesgo varios municipios de la región. Foto:CAR
Según los expertos de la CAR, esta práctica está afectando la biodiversidad y los servicios ecosistémicos relacionados con la seguridad alimentaria, así como el almacenamiento y extracción de recursos aprovechables en medicina y otras aplicaciones. Además, contribuye significativamente al cambio climático. “Desde una perspectiva económica, es fundamental reconocer que ciertas prácticas agrícolas están causando un daño considerable al medio ambiente”, dijo Ballesteros.
Los cambios climáticos generan presiones alternativas sobre los recursos, afectando varios factores de manera aislada en lugar de impulsarlas de forma combinada.
Otra situación que está en la mira de las autoridades es la urbanización, pues el crecimiento desmedido de las ciudades y la ocupación de terrenos naturales afectan la biodiversidad y los ecosistemas locales. Ahí, según la CAR la planificación territorial, la delimitación de municipios y centros poblados han carecido de una caracterización y priorización adecuada de sus territorios y áreas de interés ambiental. “Esto genera una presión sobre los recursos, disminuyendo el espacio disponible y acelerando la destrucción de la biomasa, lo que lleva a la conversión de áreas naturales en suelo sin cobertura vegetal”, dijo Ballesteros.
También se ha detectado que la contaminación por la utilización de agroquímicos, desechos industriales y residuos sólidos está contaminando los suelos y cuerpos de agua, perjudicando los ecosistemas de flora lo mismo que la extracción de recursos naturales, pues la minería y la explotación de recursos como la madera y plantas medicinales pueden resultar en la degradación y destrucción de hábitats.
A todo este panorama se le agrega el cambio climático, pues las variaciones en este aspecto están afectando los patrones de crecimiento de las plantas y pueden provocar la pérdida de especies vulnerables. Las temperaturas extremadamente altas, que tienen tanto origen local como desarrollo, resaltan la importancia del conocimiento y manejo de las coberturas vegetales, especialmente de los bosques. Los cambios climáticos generan presiones alternativas sobre los recursos, afectando varios factores de manera aislada en lugar de impulsarlas de forma combinada.
Otra de las amenazas es la invasión de especies exóticas, pues los expertos explicaron que la introducción de especies no nativas puede desplazar a las locales y alterar los ecosistemas. Además, el tráfico de especies, que incluye la captura, transporte y comercialización de ejemplares silvestres sin los permisos adecuados, impacta significativamente los ecosistemas de los municipios.
Finalmente, algunas prácticas agrícolas que buscan la explotación inadecuada de los recursos naturales para obtener frutos en corto tiempo, ignoran los procesos ecológicos y biológicos naturales, dañan los ecosistemas y la flora nativa de la región. “Para abordar estas problemáticas, es crucial promover prácticas de conservación, educación ambiental e implementar políticas de desarrollo sostenible. Asimismo, es importante incentivar la participación comunitaria en la gestión de recursos naturales”, concluyó Ballesteros.