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¿Los 1.000 policías serán la solución de la inseguridad en Bogotá?
Las cifras de delitos de alto impacto muestran que tener más uniformados podría no ser solución.
Ceremonia de asignación de nuevos policías a Bogotá. Foto: César Melgarejo. EL TIEMPO
En medio la complicada situación de seguridad que vive Bogotá, donde delitos como el hurto a personas subió 23 por ciento al finalizar noviembre y cada vez se reportan agresiones más violentas, el presidente de la República, durante la ceremonia de ascenso de los 14 generales de la Policía, entregó a la capital del país 1.000 nuevos uniformados para reforzar las labores de seguridad e investigación durante la temporada navideña.
El director de la Policía Nacional, general Jorge Luis Vargas, afirmó que a la ciudad se le han entregado este año 500 policías de investigación criminal e inteligencia; además, otros 2.000, como parte del plan de intervención, y que se espera que en mayo del otro año lleguen otros 2.000 uniformados para completar un escuadrón de 4.500 policías adicionales al servicio de Bogotá.
El nuevo refuerzo del pie de fuerza de la capital, compuesto por 424 mujeres y 576 hombres, se enfocará en la realización de labores de inteligencia, investigación criminal y la vigilancia por cuadrantes, específicamente en las localidades de Bosa, Kennedy, Ciudad Bolívar, Rafael Uribe, Usme y Engativá.
Según Aníbal Fernández de Soto, secretario de Seguridad de Bogotá, se han priorizado 210 zonas de la ciudad para que los nuevos efectivos realicen acompañamiento a la reactivación económica y hagan presencia en las calles de la capital. De acuerdo con el funcionario, “las localidades de Kennedy, Los Mártires y Rafael Uribe Uribe tendrán una mayor intervención de la Policía para lograr reducir los índices de delitos de alto impacto como el hurto de celulares, de bicicletas y a personas”.
Este esquema garantiza que a lo largo de los próximos años los policías asignados a la ciudad se queden prestando servicios de seguridad para todos los bogotanos de forma permanente
También se conoció que la Secretaría de Seguridad y la Policía de Bogotá firmaron un convenio que permite destinar recursos del presupuesto distrital para apoyar la formación de nuevos policías para así tener 1.500 agentes en 2022, con una tendencia igual para 2023 y 2024.
A su vez, el ministro de Defensa, Diego Molano, dijo que “este esquema garantiza que a lo largo de los próximos años los policías asignados a la ciudad se queden prestando servicios de seguridad para todos los bogotanos de forma permanente”. Además, Molano entregó una aeronave no tripulada Coelum que contribuirá con aerovigilancia a la seguridad de la ciudad, y afirmó que “es la primera vez que un nave de estas apoya la seguridad de la ciudad”.
Para Hugo Acero, experto en seguridad urbana y ciudadana, la medida de los nuevos efectivos es positiva para la ciudad pues, “mil uniformados nuevos van a mejorar la presencia de autoridad en las calles y por consiguiente a mejorar la percepción de seguridad de la ciudadanía impactando así en mejores resultados”.
424 mujeres y 576 hombres hacen parte del refuerzo policial. Foto:César Melgarejo. EL TIEMPO
No obstante los anuncios en materia de seguridad y refuerzo del pie de fuerza para Bogotá, lo cierto es que aún hay delitos de alto impacto que no cesan en los registros de la ciudad. Por ejemplo, en noviembre, con la actuación de los policías de refuerzo que habían llegado en agosto, tres delitos de alto impacto seguían presentando números rojos: el hurto a personas creció 23 por ciento frente al del mismo periodo de 2020, cuando había déficit de pie de fuerza.
Otro caso igual, en una menor proporción, es el de hurto de automotores y celulares, que en noviembre de este año crecieron uno por ciento en comparación con la cifra del año pasado, reportando 335 y 4.540 casos, respectivamente.
De acuerdo con Juan Sebastián Jiménez, magíster en políticas públicas de la Universidad Nacional, uno de los ejes de la criminalidad en la ciudad que no se solventa con el fortalecimiento de la Fuerza Pública es “una situación económica complicada que aunque no justifica la criminalidad sí podría explicar el motivo de su aumento”. Además, “Bogotá tiene un problema de desconfianza tanto en la Policía como en la Alcaldía”.
En ese sentido, dijo el experto, “a Claudia López le ha faltado capacidad de diálogo para interactuar con la Fuerza Pública y el Gobierno central, con los que las relaciones se fracturaron desde el paro nacional y que son vitales para trabajar en la creación de políticas públicas de seguridad ciudadana que redunden en resultados”.
Pero para entender la situación que plantea el aumento de criminalidad en algunos casos es necesario revisar las cifras de meses como agosto, septiembre y octubre, cuando la ciudad ya contaba con refuerzos policiales y, aun así, las tasas de crimen en algunas de las modalidades no bajaron.
Por ejemplo, si se comparan las cifras de final de agosto de este año, con la presencia de refuerzo policial, con la de agosto de 2019 (año estadísticamente comparable) se evidenció un crecimiento del porcentaje de casos en seis de los 11 delitos de mayor impacto en la ciudad (homicidios, hurto de automotores, bicicletas, celulares, motocicletas y lesiones personales), siendo el hurto de motocicletas y bicicletas los de mayor incidencia con un crecimiento de 34,8 por ciento y 25,2 por ciento, respectivamente.
En Bogotá hay una desconexión que no permite formular políticas públicas integrales en materia de seguridad
En el caso de septiembre, la acción de los efectivos se vio reflejada en un comportamiento positivo en la disminución de cifras de los delitos concurrentes de agosto, al pasar de seis a solo cuatro delitos de alto impacto con cifras negativas (hurto de automotores, bicicletas, celulares y lesiones personales). Sin embargo, en ese mes los delitos con mayor número de reportes fueron el hurto de automotores, que creció 21,1 por ciento frente a 2019, y las lesiones personales, que aumentaron 7,9 por ciento frente al dato del mismo año de referencia.
En octubre, el comportamiento negativo de la criminalidad en la ciudad se disparó de nuevo y fueron seis delitos de alto impacto (homicidios, hurto de motos, bicicletas, automotores, celulares y lesiones personales) los que reportaron más número de casos. Esta vez, el hurto de automotores se mantuvo al alza y tuvo un incremento de 26,5 por ciento, mientras que los homicidios se elevaron 25 por ciento frente a la cifra de 2019.
Según los expertos, esta situación refleja que el problema de seguridad en la ciudad no se repara únicamente con el aumento del pie de fuerza. Según Luis Felipe Vega, doctor en ciencia política de la Universidad de Leipzig, en Alemania, “en Bogotá hay una desconexión que no permite formular políticas públicas integrales en materia de seguridad (...), es necesario que desde la istración se articulen esfuerzos en educación, en integración, en economía, en nutrición, en empleo y demás áreas que rodean el bienestar humano, porque llenar la ciudad de policías no hará que haya menos delincuentes mientras las condiciones de vida no sean las necesarias”.
Finalmente, Néstor Rosanía, director del Centro de Estudios en Seguridad y Paz, advirtió que “la estrategia de seguridad de la ciudad no ha sido clara; por ejemplo, no se puede salir ante cada crisis a pedir más refuerzo de policía en las calles, eso solo genera un efecto de percepción en la ciudadanía, pero no es que se esté atacando el problema real”.
Foco en dos localidades
Aunque los nuevos policías cubrirán toda la ciudad, prestarán especial vigilancia en localidades como Kennedy y Ciudad Bolívar, donde durante el último mes se reportó la mayor cantidad de homicidios en la capital. Engativá y Suba serán otras localidades de concentración de la Fuerza Pública, pues tiene los números más altos en materia de hurto a personas. Por otro lado, los hurtos de celulares y automotores se han concentrado en Chapinero, Usaquén, Los Mártires y Fontibón.