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Los museos más curiosos de Bogotá
Para salir de lo convencional, visite las momias y los dragones de cristales que hay en la capital.
Hay un museo que exhibe momias, otro que solo expone obras hechas en vidrio. También existe uno para el arte erótico de América, para el oficio del cuero e incluso para los años 40. Y si quiere algo aún más raro: una galería que utiliza elementos reciclados.
No por nada Bogotá es considerada la ciudad de los museos, tiene 98 entre públicos y privados, que no solo albergan piezas patrimoniales sino también obras que rompen con lo tradicional. A propósito del Día Internacional de los Museos, EL TIEMPO le muestra cinco museos curiosos para visitar.
Museo de Arte Erótico Americano
En el centro de la sala hay una silla en forma de pene. En una esquina está el primer soldado de la patria, desnudo, hecho en fibra de vidrio y fabricado por el maestro boyacense Tiberio Venegas, en 1972. Una reliquia del arte erótico. En otra esquina, el novio de la Barbie, Ken, con manos en la espalda está atado a un tronco de madera.
El resto de la casa: la sala, el comedor, las habitaciones y hasta la oficina de estudio de Fernando Guinard, también hace las veces de salas de exposición para las más de 250 obras que componen el primer museo de arte erótico de América. “Esta colección erótica es un placer para los sentidos”, dice Guinard, mientras enseña las esculturas, dibujos y pinturas que comenzó a coleccionar desde mediados de los 70, cuando vendía piezas de arte y pedía obras por comisión.
El proyecto de museo comenzó en el 2000, luego de que en la primera Bienal de Amor y Éxtasis realizada en Bogotá, Ángel Becassino, uno de los directores del evento, le ofreciera mostrar allí las obras que hasta el momento había reunido. “Aproveché ese momento para sacar ese proyecto de museo”, recuerda Guinard. Y desde entonces no ha parado de exhibirlas.
En este museo hay obras de Ángel Loochkartt, Fernando Maldonado, Mauricio Zequeda y Eivar Moya, artistas colombianos que han trabajado el arte erótico. Está ubicado en la carrera 57 #125b - 95. En la casa 17. Es privado y se sostiene del trabajo independiente que realiza Guinard y su compañera y cómplice Emilce Rivera.
Museo del vidrio
Un dragón de cristal, un caballo relinchando, árboles y hasta una mano hecha en vidrio. Estas piezas son tan frágiles que deben permanecer encerradas en una vitrina que mide unos siete metros de largo. Es la historia del vidrio desde sus inicios, cuando solo se utilizaba para hacer tubos de ensayo y frascos de laboratorio, hasta las obras minimalistas de más alta complejidad que hoy se fabrican.
Sobre el camino viejo de San Cristóbal, en una casa que tiene por nombre La Eneida, hoy se encuentra este museo con cerca de 180 piezas. Es un homenaje a los maestros vidrieros. Fernando Pérez, director del museo, explica que “en Bogotá se han desarrollado algunas técnicas importantes de este oficio”.
Y fue justo en esa localidad donde la fábrica de Vidrios y Cristales de Colombia prendió su primer horno, dejando como legado los saberes de los primeros artesanos. Para Pérez, es difícil que el museo se sostenga solo con el dinero de la taquilla, la cual aportan voluntariamente los 200 visitantes que en promedio recibe, por lo que ofrece talleres de talla en vidrio los sábados, y el último domingo de cada mes hay una demostración en tiempo real de las técnicas para crear objetos en vidrio. Si le interesa visitarlo, queda en la carrera 1A n.º 6C-75 sur.
Museo del Cuero y Museo de los Años 40
La piel disecada de un conejo cuelga de la pared. Encima de una vitrina de modelo antiguo hay martillos, clavos y tijeras de hierro, herramientas del oficio de la marroquinería. En otra sala del Museo del Cuero hay cerca de 20 moldes de madera para hacer zapatos suspendidos por cuerdas que cuelgan de la pared.
A tres pasos de esa sala se inicia el Museo de los Años 40. Lo siguiente en el recorrido es un dormitorio con cama, clóset y tocador que tienen más de 70 años de antigüedad. En otra habitación hay una cocina con vasijas de barro y cucharas de hueso, como las de la canción de Jorge Velosa.
Este proyecto de museos, que comenzó en 2003, es de la Fundación Museos. Para el director David Cristancho, “este museo preserva la historia y tradición colombiana en el sur de ciudad”.
Está ubicado en la carrera 24G n.º 20-60 sur, en el barrio Restrepo. Abre los sábados y los segundos domingos de cada mes.
Museo exposición el hombre
Son cuerpos tiesos de color opaco que parecen estar congelados en el tiempo. Durante 17 años, Alfredo León, científico y fundador del museo, preparó 90 cuerpos aplicando diferente técnicas de conservación: corte y tensión de tejidos, momificación e inclusión en acrílicos, para en 1973 lanzar el proyecto de museo que hoy dirige su hija Melba León.
Hay 246 disecciones que ilustran el proceso de la vida, desde la formación de un feto hasta el interior de un cuerpo humano adulto. Las personas que visitan el museo no pueden entrar cámaras o teléfonos móviles. Según la directora, los líquidos con los que están preparadas las momias generan un electromagnetismo en las salas que pueden dañar los equipos electrónicos.
“Decían que eran espantos porque aquí hay muertos”, cuenta León y añade haber visto celulares estallar dentro de la sala. En el lugar está prohibida la música debido a que es considerado “un campo santo”. Este museo se encuentra en la calle 23A n.º 19-86. El ingreso tiene un costo de 10.000 pesos por persona.
En el centro Alfredo León, el científico que preparó 246 momias que se encuentran en exhibición. Foto:Claudia Rubio
Galería AMEB
Un grupo de aliens invaden el centro de la ciudad en sus naves espaciales, los carros colapsan porque las calles y carreras parecen estar una encima de la otra. Gustavo Petro y Antanas Mockus van conduciendo naves espaciales en la obra que lleva por nombre Bogocosmos y en la cual su creador, Ernesto Bermúdez, proyecta a “una metrópolis remendada”.
Como esta hay otras 120 obras exhibidas en la Galería Ameb. Alicia Marulanda, Ana Lucía Forero y Bermúdez utilizan materiales reciclados como revistas, ropa usada y hasta pastillas de Trident para crear nuevas piezas.
“Hacemos trabajo con objetos encontrados, lo que le da mucha carga energética porque de quién fue eso y qué energía trae”, dice Forero. Para Bermúdez, trabajar de esa forma les permite hacer una crítica a la contaminación del medioambiente.
Quienes visitan la galería son recibidos con un canelazo hecho en La silla de los servicios públicos, una pieza conformada por una silla de madera que tiene clavos en el asiento, una estufa frente a las patas de la silla, un cilindro de gas en un costado y un contador en el espaldar.
Al finalizar el recorrido, los visitantes hacen una donación y reciben una postal como recuerdo. Está ubicada en la calle 10 n.º 0-67, en el barrio La Candelaria.