Las recientes elecciones han incluÍdo unos nuevos conceptos en la política colombiana que, creo, vale la pena exaltar y llevarlos a diferentes aspectos de la vida cotidiana. Y es que nosotros los ciclistas también queremos 'vivir sabroso', que, como lo ha explicado la electa vicepresidenta Francia Márquez, no es nada más que vivir sin miedo, vivir dignamente.
Considero que este poderoso concepto que además va acompañado del de 'los y las nadie' nos cae como anillo al dedo a los y las ciclistas que somos precisamente los ninguneados de la movilidad, cosa que francamente ha venido mejorando en el país en las últimas décadas gracias a las organizaciones sociales que se han involucrado en las políticas públicas, la academia y a gobiernos locales que han incluido programas pro-bici en sus planes de gobierno.
Sin embargo, tenemos grandes retos para lo que yo adaptaría como “pedalear sabroso”, es decir: sin miedo y dignamente. En 2021 murieron 471 ciclistas en Colombia, lo que parece no llamar mucho la atención: es más, ante un siniestro vial la noticia suele ser el trancón y no “El nadie” que murió. Lo que muestra menos precio a la vida de los que nos movilizamos en bicicleta.
De igual manera, cuando con el fin de entregar espacio digno y seguro para movilizarse en bicicleta se adapta una ciclorruta en calzada, sobrevienen un millar de comentarios criticando la medida porque según sus detractores las calles deben ser para los carros, se imposibilita el parqueo en vía, aumentan el trancón u ocupan mucho espacio. Curiosamente, no molestan las ciclorrutas estrechas, en andén o por lugares que no conectan con nada: solamente molestan las ciclorrutas dignas, las que son anchas, las que no tienen obstáculos, las que son directas, las que son útiles, las que dan gusto usar, como la de la Carrera 7ma en Bogotá que causó mucha polémica. Pareciera que los ciclistas somos ciudadanos de segunda que no merecemos espacio de calidad para movernos en la ciudad.
También queremos pedalear sin miedo a ser atracados. Lamentablemente en Colombia como en el resto del mundo se disparó el hurto de bicicletas con la llegada de la pandemia dada la creciente demanda en medio de una crisis económica y social sin precedentes. Por tanto, necesitamos tomar medidas legislativas que combatan la comercialización y receptación de bicicletas robadas con acciones drásticas como la extinción de dominio; hay que llevar las estrategias de rutas seguras para ciclistas, policías en bicicleta y registro bici a todo el país, haciendo de los y las ciclistas un actor vial de especial cuidado en el territorio nacional.
Por último, quisiera destacar que las mujeres ciclistas deberían poder pedalear sabroso: es decir, pedalear sin miedo a ser acosadas y violentadas. Ser mujer y movilizarse en bicicleta no tiene que ser un acto de extrema valentía. Tenemos que trabajar decididamente para eliminar las situaciones de acoso y de violencia, formar a nuestros niños en el respeto a las mujeres, crear canales de denuncia y de rutas de atención a mujeres para que los delitos de acoso no sean impunes, diseñar estrategias de comunicación que le hagan evidente a los hombres que el acoso es un delito y que además condiciona el uso de las bicicletas por parte de las mujeres.
Moverse en bicicleta es sabroso en sí mismo, pero definitivamente debemos seguir trabajando para que cada día sean más los hombres y mujeres que puedan usarla dignamente, sin miedo a ser atropellados, hurtados o acosados. La cultura ciclista en Colombia es muy poderosa, irradia de desarrollo y progreso todo lo que toca: Somos millones generando empleo, turismo, industria, reduciendo la congestión vial, no contaminado, combatiendo el sedentarismo y el cambio climático mientras pedaleamos: es momento de exaltar y proteger desde las políticas públicas nacionales a los y las ciclistas para cada día pedalear más sabroso.
FABIÁN MUNAR
En Twitter: @fabianmunar